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SIEMBRA
Si digo sublime
Si digo sublime
minimizó hasta el hartazgo
al tenaz gusano.
Si digo valiente
Si digo valiente
me confieso primero
y desdeño la frescura
de la sombra... piadosa.
Si no te pronuncio y te niego, balbuceo solamente una oda inconclusa y me pierdo
Si no te pronuncio y te niego, balbuceo solamente una oda inconclusa y me pierdo
en el rumbo fijo del florecer.
Amanece,
Amanece,
no es poco
y esta ruindad del ser,
que se agazapa,
me disipa la eternidad
en los mecanismos pactados del
florecer.
Vuelvo a ti que sabes escuchar
Vuelvo a ti que sabes escuchar
lo que se ofrece.
Y es la misión la que sostiene
Y es la misión la que sostiene
la encarnadura pulida al sol.
No respondas más,
lo interrogado no es lo esencial.
Si digo tu nombre
No respondas más,
lo interrogado no es lo esencial.
Si digo tu nombre
la dualidad se desvanece.
En mi mano digo una semilla
y siento la respiración del bosque.
Toma mi mano frutecida del verbo
En mi mano digo una semilla
y siento la respiración del bosque.
Toma mi mano frutecida del verbo
y dime tú Silencio de primavera
en la hora que no muere.
Lo que guardas no espera. Despiertas
y amanezco.
Es hora de sembrar otro desierto.
Es hora de sembrar otro desierto.
©FAVIO CEBALLOS, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO
ARGENTINO
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