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sábado, 15 de noviembre de 2025

UN MAESTRO INOLVIDABLE – ROA BASTOS - Roberto Alifano, Buenos Aires, Argentina

 




UN MAESTRO INOLVIDABLE – ROA BASTOS

Siendo muchacho descubrí en la modesta pero bien seleccionada biblioteca de mi madre, que era muy buena lectora de novelas, Hijo de hombre del escritor paraguayo Augusto Roa Bastos, donde retrata y denuncia la asesina, fanática y desmesurada ambición de poder del dictador Alfredo Stroessner, que él había padecido en carne propia. La obra de Roa Bastos está contada primero desde la cárcel y luego desde el exilio.

En esa época, finales de la década del sesenta, se había hecho un hábito para mí, visitar todos los sábados la casa de campo que tenía a orillas de las barrancas de El Cazador, en el pueblo de Escobar a mis recordados amigos, el psicoanalista Emilio Rodrigué y a Num, su esposa, también muy buena escritora. Prudentemente llegaba por lo general con facturas recién horneadas para acompañar el tradicional mate, que, como dice en su poema Martínez Estrada De ti a mí, mano a mano, / el mate viene y va. / El mate es como un diálogo / con pausas que llenar. / (Darío lo ha llamado. calumet de la paz)

Una tarde, encontré a los dueños de casa con visitas y acaso llegué inoportunamente. Pero allí siempre el clima era de bienvenida y fui honrosamente presentado al ya famoso escritor Augusto Roa Bastos, “Se trata de un de un admirado y gran amigo, comentó don Emilio-. Yo recordé, con orgullosa presunción, que gracias a doña Salvadora, mi madre, lo había leído. Roa Bastos ya era célebre por su primera novela “Hijo de hombre”. Don Augusto se encontraba acompañado por la que entonces era su esposa, Iris Giménez.

Don Augusto Roa Bastos ya era uno de los novelistas más famosos de la lengua española, un valiente narrador que exploró y denunció los crímenes ocasionados no solo por el déspota de su país, sino también por todas las dictaduras de nuestra América. Entre las obras de Roa Bastos tampoco se podían pasar por alto Encuentro con el traidor y otros cuentos (la ya señalada), Hijo de hombre y Yo el Supremo, con adaptación para el cine, que ofrecieron al espectador versiones acalladas por la historia, como la invasión española, las guerras del Paraguay y del Chaco, las masacres en comunidades indígenas y las formas espantosas de otras dictaduras de nuestra América. Roa Bastos, además, había publicado algunos preciosos libros de poesía y cuentos para niños con los que merecidamente obtendría luego reconocimientos internacionales: en Buenos Aires se le otorgó el Premio Internacional de Novela de la Editorial Losada con Hijo de hombre, y luego esa definitiva consagración que fuera el Premio Cervantes. Ni qué agregar que esa tarde en casa de los Rodrigué fue memorable. Augusto era un hombre ameno, con sentido del humor y rico en anécdotas que eran un placer escuchar.

Los grupos literarios en Paraguay son casi inexistentes, -me comentó con cierto desconsuelo otro amigo y compatriota de Roa Bastos, el notable poeta Cristino Bogado-. Narradores como Jorge Kanese, Edgar Poe, Douglas Diegues, Remigio Costa, Joaquín Morales y Mónica Bustos son reconocidos por pequeñas elites; pero, la verdad, poco leídos. Sin embargo, Roa Bastos nos abrió esa puerta”.

Para mí, no fue el único encuentro. A partir de esa tarde nos unió una amistad, llena de gratos recuerdos. Un par de veces almorzamos con Borges y en una ocasión visitamos a Ernesto Sabato en su casa de Santos Lugares; fui también uno de los oradores en un merecido homenaje que se le hizo en la Cancillería Argentina. En 2017, con la colaboración valiosa del escritor Armando Almada Roche, le dedicamos un número especial en la revista Proa, que reunió testimonio de Octavio Paz, Jorge Luis Borges, Nicolás Guillén, María Elena Walsh, José Donoso, Ernesto Sabato, María Esther de Miguel y José Donoso, entre otros destacados escritores de nuestra lengua española.

Augusto Roa Bastos, nació en 1917 en Asunción del Paraguay y falleció en ella, su amada patria, en 2005. Sensible y prolífico en su quehacer literario, cultivó la poesía, el teatro y el periodismo; fue, además, guionista de cine (su relato, El trueno entre las hojas, contó con su propia adaptación. Hoy se lo considera el principal maestro de la literatura de su patria, y uno de los más destacados de la literatura hispanoamericana.​​ En 1989, como he señalado, le fue otorgado el Premio Cervantes. Su admirable obra ha sido traducida a más de veinticinco idiomas.​​

ROBERTO ALIFANO – Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


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