EL CRIMEN
Confieso,
que con premeditación y alevosía,
un vil asesinato he cometido,
acabando
horriblemente con la vida,
de un famélico y ruin desconocido.
Condéneme
el juez por mi impudicia!,
por el desprecio de la vida ajena!
Proceda,
y ni un momento dude ni vacile
de aplicar conmigo su condena.
El hambre,
dañino escozor de las entrañas,
hizo tal vez que el pobre paria,
excitado,
se confiara en mi apariencia;
Confieso,
que con premeditación y alevosía,
un vil asesinato he cometido,
acabando
horriblemente con la vida,
de un famélico y ruin desconocido.
Condéneme
el juez por mi impudicia!,
por el desprecio de la vida ajena!
Proceda,
y ni un momento dude ni vacile
de aplicar conmigo su condena.
El hambre,
dañino escozor de las entrañas,
hizo tal vez que el pobre paria,
excitado,
se confiara en mi apariencia;
para gozar del brebaje que buscaba.
Sorprendido
de haber tenido ese coraje
y tanta saña… No me explico
y declaro
que aplasté de un sonoro cachetazo
a ese hambriento y raquítico mosquito.
Sorprendido
de haber tenido ese coraje
y tanta saña… No me explico
y declaro
que aplasté de un sonoro cachetazo
a ese hambriento y raquítico mosquito.
©NORBERTO PANNONE - Argentina
“A fondo blanco” ed. 2005

No hay comentarios:
Publicar un comentario