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sábado, 19 de abril de 2025

LAS CINCO HORAS (CRISTALES) O Parábola de la Redención - Adrián Néstor Escudero - Santa Fe, Argentina





LAS CINCO HORAS (CRISTALES) O Parábola de la Redención


Al Cristo del madero, con adoración.  A los Santos Apóstoles y Mártires, con veneración...  Y a todos mis amigos en las letras y hermanos en la Fe y Humanidad, en esta Semana Santa 2025 donde memoramos al Amor infinito de Dios por sus hijos, los hombres… Días en el que su divino Hijo, encarnado hipostáticamente como Rey de la Paz y de los Corazones Misericordiosos y Justos, sería crucificado por un injusto Tribunal Humano, y tratado como a un “cordero inocente llevado al matadero…”.

   … Y fueron como cristales los que deslumbraron su mente y se incrustaron en su corazón, expandiéndolo hasta los altares de la dimensión desconocida…Y supo que, al pensar en aquel hombre, nacería una nueva Profecía para hacer de este, el mejor de los Mundos posibles…

UNO

   “Jesús llevó a la cruz nuestros pecados,  cargándolos  en  su  cuerpo,  a  fin de que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Gracias a sus llagas, fuimos curados”.  1Pedro 1, 24.-  

   Ahora le veo en su Hora. La Hora de la antigua y nueva Alianza. De la eterna Alianza.  Ahora le ha llegado La Hora en Horas...

   (¿Y quién soy yo? Soy el “tal hombre” a quien Él  ha dado una lengua de discípulo. Soy el “tal hombre” que prestó su asno para abrir la Puertas de la Eternidad a todo hombre, un día, allende la milenaria Jerusalén de un pueblo hebreo de dura cerviz. Soy el “tal hombre” que prestó su Casa para que Él comiera la Pascua junto a Doce sencillos obispos en juventud, durante la festividad de Pesaj, a mediados del mes de Nisan, hacia el año 3.760 del calendario judío... Soy el “tal hombre” que no tiene nombre, y a quien Él predestinó para contarles a todos ustedes, Normales o Útiles, y Entes o Inútiles, esta parábola sobre las Cinco Horas en que la Humanidad enteramente muerta, cumplido el Tiempo de las Profecías, y con dolores de parto, renació finalmente por la fuerza de Su Amor...).

DOS

-El Principio del Fin-

   “Ha comido del fruto del árbol del saber y se encuentra más solo que en los principios del caos primigenio César I. Actis Brú. Que había (hay, habrá) una vez una ciudad llamada Mundo.

   Y la ciudad llamada Mundo tenía (tiene, tendrá) cuatro ignotas esquinas (la esquina Norte, la esquina Sur, la esquina Este y la esquina Oeste) y, en su Centro, una afilada pirámide de base ancha.

   Una ciudad llamada Mundo donde su aguda y enhiesta pirámide, era el Centro; un Centro Imán donde todo lo que ocurría en las ignotas esquinas confluía y se consumaba hasta el Fin...

   En la esquina Norte moraba el Dominio y, en la esquina Oeste, la Autoridad del Poder. En la esquina Sur habitaba el Servicio y, en la esquina Este, donde salía (sale, saldrá) el Sol, su esencia, es decir, el Amor... Mientras que, en la base de la pirámide (que se llamó Babel, y ahora Bagdad) latía el corazón del Mundo, y en su vértice, tambaleando casi, aquello que algunos llamaban Dios...

   Porque sucedió que, en un día de su Historia, el Hombre modeló la pirámide y plantó, en su lugar, como un árbol en Cruz (“Ave cruz, spes única”). Lo hizo, precisamente, para castigar a uno que se creía Dios, siendo solo hombre, y que en su delirio se llamaba Padre de cada uno y de todos. Señor de todo... 

    Aquel día, al que los hombres llamaron “Cero”, hubo como un tiempo dentro del Tiempo, y Cinco Horas para cuatro Esquinas y una pirámide en Cruz brotando del seno de la soberbia Humanidad: la Hora del Odio y de la Traición; la Hora de la Amargura y de la Desolación; la Hora del Calvario y de la Conmiseración; la Hora del Dolor y de la Crucifixión; la Hora de la Sed y de las Tinieblas; y la Hora del Abandono, de la Muerte (y del Perdón).

   Cada Hora marcó para siempre al que se creía Dios, y fue trazada en el Gran Reloj del Centro donde se lo coronó y colgó de dos ancianos maderos, como Rey del Mundo; aunque, de hecho, no lo era, conforme señalaba sobre su enjuta Cabeza, transida de espinas, una irónica inscripción...

I - Así, en la esquina Norte, cuando un Milagro Eucarístico escandalizaba y nacía al Mundo para Vida del Mundo, a sacerdotal impulso del Amor como Misterio de Servicio y Donación, (“Les he lavado los pies, hagan lo mismo entre ustedes”, “Tomad, este es mi Cuerpo...”), un falso amigo discipular -de nombre Judas-, por ignorancia quizá, por ambiciones políticas quizá, por deseos de dominio y reconocimiento quizá, vendió a su Maestro por treinta monedas de plata que el Mundo ofreció como precio de sangre, y aquel aceptó, malversando a la vez su condición de hombre, en el íntimo abismo de una irrecuperable dignidad... Su traición, clavó la mano derecha del Inocente que se durmió en la Cruz. Y una Llaga brotó (de las malas obras y el desagradecimiento, brotó).

II - Al mismo instante, en la esquina Oeste, un Hombre que era hombre y que decía ser Dios, durante la Pasión inaudita que madurara en un Huerto de olivos llamado Getsemaní, lloró lágrimas de sangre y agua, y agonizó. Y todos los males del Mundo vinieron desde todos los tiempos, habitándole, y su atropello, tras extraño letargo, lo estremeció. Fue ahí cuando al clavarle su mano izquierda empezó a dormirse en la Cruz. Y otra Llaga brotó (de los pensamientos oscuros e impuros deseos, brotó).

III - Entretanto, en la esquina Sur, otro hombre que venía del campo como sembrador, fue obligado por los demás a llevar la Cruz de ese Hombre que se decía Dios… Y fue cuando aquel Cireneo le servía, que un tercer clavo atravesó feroz el pie derecho del burlado Redentor, hasta dormirlo en la Cruz. Y otra Llaga brotó (de los equívocos pasos dados por sus amigos, brotó).

IV - Después, en la esquina Este, y como a media mañana de aquel Día supremo para la Historia de los hombres, un recio soldado espetó, sin tapujos, que, si verdaderamente era Hijo de Dios o Dios, se salvara y bajara de la Cruz (“Ha salvado a otros y no puede...”). Sucedió antes de que las Tinieblas ocultaran al Sol tras la bucólica ofrenda de vinagre ofrecida por el Mundo como respuesta a su demanda final de comprensión: (“Tengo sed...”); fue así como, a golpes de martillo, su pie izquierdo -destrozado- también se durmió en la Cruz. Y otra llaga brotó (de los crímenes y placeres mundanos, brotó).

V - Y fue también que, en el mismo espacio-tiempo de las cuatro esquinas, la Hora de la Pirámide del Centro llegó. La Hora Cero, llegó... Ocurrió un viernes a las tres de la tarde, a las afueras de la Jerusalén antigua, cuando el “tal hombre” cananeo que cuenta esta historia, oraba en un sitio apodado Gólgota y que, por eso, ahora  puede -con verdad- atestiguar:

   “Que la Hora Cero llegó cuando una intrépida lanza flanqueó el desierto pecho del Nazareno aquel, cual símbolo del romano aguijón con que una turbulenta metralla de pasiones terrenales lo atravesó, e hizo brotar sangre y agua (todo una Iglesia) de su sagrado Corazón, para dormirse luego en el suspiro sereno y dulce con que perdonó al Mundo desde aquel árbol en Cruz...”.

 “Que la Hora Cero llegó cuando ese Jesús, al modo de un Job-Sartre testamentario, clavado y proyectado como estrella de cuatro puntas hacia las cuatro esquinas del Mundo que habría de inmolarlo, suplicó: ‘Eloí, Eloí, lammá sabactani’; en airada impostura y humano desaliento ante Quien, por un micro eón inexistente, le abandonó a poco de dormirlo por tres Días en la vasta pirámide que era como un árbol en Cruz. Y fue por entonces cuando la última Llaga, como un enorme capullo amoratado, brotó: de soledad y martirio, y de agua y sangre, como en Getsemaní, brotó...”.

“Que la Hora Cero llegó cuando el Cordero de Dios clamara dulce: ‘Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen’, e inclinando su cabeza, expiró... Perdonando a todos, expiró. Y bajo la Nueva Alianza del Nuevo Arco Iris de sus brazos extendidos en apertura a todos, se durmió. Con un suave murmullo de misericordia que reconcilió al Mundo, se durmió...

-El Fin del Principio-

   “Era el día tercero. Sobre el polvo, un cúmulo de vendas humilladas testimoniaba el tiempo de la espera para aquellos que engendran las vigilias” - Norma Segades-Maniás.

   Por lo demás, se sabe que la ciudad llamada Mundo, turbada como las vestiduras del Templo que contenía a la Pirámide en Cruz, se desgarró... Pero solo durante la invisible brevedad de un suspiro...

   Porque al cabo, volvió a renacer reconstruida por el omnisciente, omnipresente y omnipotente (“... y en tres días lo reedificaré”). Restaurada por el Creador, providente, misericordioso, redentor y santificador, dador de cinco Gracias por cada una de sus Llagas pasionarias brotadas y llamadas a florecer... Resucitada por el Hijo Rey del Universo conocido y por conocer que, al ser levantado en Alto, atrajo a todos hacia Él, e hizo justicia por la eternidad...   

TRES

  “Todo comienzo fue por Tu palabra. El estatuto de los veranos y las nubes y el ciclo cabalístico de los equinoccios y el numerado asalto de los días… Todo por Tu palabra. Y aquel árbol, edificado feliz y exactamente en el ombligo inculto de Tu huerto” (Gregorio Echeverría)

   Ahora “el tal hombre”, se va. Con su asno y su Casa y su fábula, se va. Sin embargo, por el rabillo de un ojo le veo y escucho, finalmente, decir:

   (... Que fue una fortuna la que pagó el Creador por cada hombre y por todos: la vida de su propio Hijo... Que quizá ahora levanten la vista hacia lo Alto y enternezcan sus vidas muriendo al palpitar de sus ciegos corazones... Que quizá ahora se abran al Misterio y graben en sus conciencias los acordes de esta antigua y mística fábula cristiana... La fábula sobre cinco Horas aciagas y sus pasionarias Llagas, cuyos estigmas sublimes sanaron, de una vez y para siempre, en un Día supremo para la Historia de los hombres, a una ciudad llamada Mundo... Que, si no, será demasiado tarde -tal vez- cuando lo comprendan... Que, quizá cuando sus cuerpos se deshagan en el polvo ceniciento de esa ciudad llamada Mundo, y sus almas elegidas sean congregadas por los ángeles “desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte”, entonces asciendan entre nubes hacia otra ciudad llamada Cielo, donde habrá alegría para algunos, y “llantos y rechinar de dientes para otros…”. Será la Hora de las Horas en la que, el Tiempo de la Misericordia, deje lugar al de la Justicia honrada en el Amor).

   Y los cristales del porvenir se disolvieron en la mente y corazón de aquel Profeta, sin que nadie hubiera registrado sobre ellos, ni una sola palabra.

ADRIÁN NÉSTOR ESCUDEROSanta Fe, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

ADRIÁN NÉSTOR ESCUDERO. Santa Fe (Argentina), 18-04-2003 (T.a.Abril 2009, Agosto 2017 y Marzo 2025). (Relato Conjetural Histórico-Metafísico – Tres Partes. Integra el Libro “DOCTOR DE MUNDOS III (MYSTAGOGIA NARRATIVA o el Legado de Juan)” - (Colección Ficción Conjetural y Metafísica). Inédito. La Botica del Autor. Santa Fe (Argentina), 2009/2025

 

 

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