LAS CINCO HORAS (CRISTALES) O Parábola de la Redención
Al
Cristo del madero,
con adoración. A los Santos Apóstoles y Mártires, con
veneración... Y a todos mis amigos en
las letras y hermanos en la Fe y Humanidad, en esta Semana
Santa 2025 donde memoramos al Amor infinito de Dios por sus
hijos, los hombres… Días en el que su divino Hijo, encarnado hipostáticamente
como Rey de la Paz y de los
Corazones Misericordiosos y Justos, sería crucificado por un injusto
Tribunal Humano, y tratado como a un “cordero inocente llevado al matadero…”.
…
Y fueron como cristales los que deslumbraron su mente y se incrustaron en su
corazón, expandiéndolo hasta los altares de la dimensión desconocida…Y supo
que, al pensar en aquel hombre, nacería una nueva Profecía para hacer de
este, el mejor de los Mundos posibles…
UNO
“Jesús llevó a la cruz nuestros pecados,
cargándolos en su cuerpo, a fin de que,
muertos al pecado, vivamos para la justicia. Gracias a sus llagas, fuimos
curados”. 1Pedro 1, 24.-
Ahora le veo en su Hora. La Hora de la antigua y
nueva Alianza. De la eterna Alianza. Ahora le ha llegado La Hora en Horas...
(¿Y quién soy yo? Soy el “tal hombre” a quien
Él ha dado una lengua de discípulo. Soy el “tal hombre” que prestó su
asno para abrir la Puertas de la Eternidad a todo hombre, un día, allende la
milenaria Jerusalén de un pueblo hebreo de dura cerviz. Soy el “tal hombre” que
prestó su Casa para que Él comiera la Pascua junto a Doce sencillos obispos en
juventud, durante la festividad de Pesaj, a mediados del mes de Nisan, hacia el
año 3.760 del calendario judío... Soy el “tal hombre” que no tiene nombre, y a
quien Él predestinó para contarles a todos ustedes, Normales o Útiles, y Entes
o Inútiles, esta parábola sobre las Cinco Horas en que la Humanidad enteramente
muerta, cumplido el Tiempo de las Profecías, y con dolores de parto, renació
finalmente por la fuerza de Su Amor...).
DOS
-El Principio del Fin-
“Ha
comido del fruto del árbol del saber y se encuentra más solo que en los
principios del caos primigenio - César
I. Actis Brú. Que había (hay,
habrá) una vez una ciudad llamada Mundo.
Y la ciudad
llamada Mundo tenía (tiene, tendrá) cuatro ignotas esquinas (la esquina Norte,
la esquina Sur, la esquina Este y la esquina Oeste) y, en su Centro, una
afilada pirámide de base ancha.
Una ciudad
llamada Mundo donde su aguda y enhiesta pirámide, era el Centro; un Centro Imán donde todo lo que ocurría en
las ignotas esquinas confluía y se consumaba hasta el Fin...
En la esquina
Norte moraba el Dominio y, en la esquina
Oeste, la Autoridad del Poder. En la
esquina Sur habitaba el
Servicio y, en la esquina Este, donde
salía (sale, saldrá) el Sol, su esencia, es decir, el Amor... Mientras que, en
la base de la pirámide (que se llamó Babel,
y ahora Bagdad) latía el corazón del Mundo, y en su vértice, tambaleando casi,
aquello que algunos llamaban Dios...
Porque
sucedió que, en un día de su Historia, el
Hombre modeló la pirámide y plantó, en
su lugar, como un árbol en Cruz (“Ave cruz, spes única”). Lo hizo, precisamente, para castigar a uno que se
creía Dios, siendo solo hombre, y que en su delirio se llamaba Padre de cada
uno y de todos. Señor de todo...
Aquel día, al que los hombres llamaron “Cero”, hubo como un tiempo dentro del Tiempo, y Cinco Horas
para cuatro Esquinas y una pirámide en Cruz brotando del seno de la soberbia
Humanidad: la Hora del Odio y de la Traición; la Hora de la Amargura y de la
Desolación; la Hora del Calvario y de la Conmiseración; la Hora del Dolor y de
la Crucifixión; la Hora de la Sed y de las Tinieblas; y la Hora del Abandono,
de la Muerte (y del Perdón).
Cada Hora
marcó para siempre al que se creía Dios, y fue trazada en el Gran Reloj del
Centro donde se lo coronó y colgó de dos ancianos maderos, como Rey del Mundo;
aunque, de hecho, no lo era, conforme señalaba sobre su enjuta Cabeza, transida
de espinas, una irónica inscripción...
I - Así, en la esquina
Norte, cuando un Milagro Eucarístico
escandalizaba y nacía al Mundo para Vida del Mundo, a sacerdotal impulso del
Amor como Misterio de Servicio y Donación, (“Les he
lavado los pies, hagan lo mismo entre ustedes”, “Tomad, este es mi Cuerpo...”), un falso amigo discipular -de nombre Judas-, por
ignorancia quizá, por ambiciones políticas quizá, por deseos de dominio y
reconocimiento quizá, vendió a su Maestro por treinta monedas de plata que el
Mundo ofreció como precio de sangre, y aquel aceptó, malversando a la vez su
condición de hombre, en el íntimo abismo de una irrecuperable dignidad... Su
traición, clavó la mano derecha del Inocente que se durmió en la Cruz. Y una
Llaga brotó (de las malas obras y el desagradecimiento, brotó).
II - Al mismo
instante, en la esquina Oeste, un
Hombre que era hombre y que decía ser Dios, durante la Pasión inaudita que
madurara en un Huerto de olivos llamado Getsemaní, lloró lágrimas de sangre y agua, y agonizó. Y todos
los males del Mundo vinieron desde todos los tiempos, habitándole, y su
atropello, tras extraño letargo, lo estremeció. Fue ahí cuando al clavarle su
mano izquierda empezó a dormirse en la Cruz. Y otra Llaga brotó (de
los pensamientos oscuros e impuros deseos, brotó).
III - Entretanto,
en la esquina Sur, otro
hombre que venía del campo como sembrador, fue obligado por los demás a llevar
la Cruz de ese Hombre que se decía Dios… Y fue cuando aquel Cireneo le servía,
que un tercer clavo atravesó feroz el pie derecho del burlado Redentor, hasta
dormirlo en la Cruz. Y otra Llaga brotó (de los equívocos pasos dados por
sus amigos, brotó).
IV - Después, en la
esquina Este, y como a
media mañana de aquel Día supremo para la Historia de los hombres, un recio
soldado espetó, sin tapujos, que, si verdaderamente era Hijo de Dios o Dios, se
salvara y bajara de la Cruz (“Ha salvado a otros y no puede...”). Sucedió antes de que las Tinieblas ocultaran al Sol
tras la bucólica ofrenda de vinagre ofrecida por el Mundo como respuesta a su
demanda final de comprensión: (“Tengo sed...”); fue así como, a golpes de martillo, su pie izquierdo
-destrozado- también se durmió en la Cruz. Y otra llaga brotó (de
los crímenes y placeres mundanos, brotó).
V - Y fue también
que, en el mismo espacio-tiempo de las cuatro esquinas, la Hora de la Pirámide
del Centro llegó. La Hora Cero, llegó... Ocurrió
un viernes a las tres de la tarde, a las afueras de la Jerusalén antigua,
cuando el “tal hombre” cananeo que cuenta esta historia, oraba en un sitio
apodado Gólgota y que, por eso, ahora puede -con verdad- atestiguar:
“Que la Hora Cero llegó cuando una intrépida lanza
flanqueó el desierto pecho del Nazareno aquel, cual símbolo del romano aguijón
con que una turbulenta metralla de pasiones terrenales lo atravesó, e hizo
brotar sangre y agua (todo una Iglesia) de su sagrado Corazón, para dormirse
luego en el suspiro sereno y dulce con que perdonó al Mundo desde aquel árbol
en Cruz...”.
“Que la Hora Cero llegó cuando ese Jesús, al modo de un
Job-Sartre testamentario, clavado y proyectado como estrella de cuatro puntas
hacia las cuatro esquinas del Mundo que habría de inmolarlo, suplicó: ‘Eloí,
Eloí, lammá sabactani’; en airada impostura y humano desaliento ante Quien, por
un micro eón inexistente, le abandonó a poco de dormirlo por tres Días en la
vasta pirámide que era como un árbol en Cruz. Y fue por entonces cuando la
última Llaga, como un enorme capullo amoratado, brotó: de soledad y martirio, y
de agua y sangre, como en Getsemaní, brotó...”.
“Que la Hora Cero llegó cuando el Cordero de Dios clamara dulce:
‘Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen’, e inclinando su cabeza, expiró...
Perdonando a todos, expiró. Y bajo la Nueva Alianza del Nuevo Arco Iris de sus
brazos extendidos en apertura a todos, se durmió. Con un suave murmullo de
misericordia que reconcilió al Mundo, se durmió...
-El Fin del Principio-
“Era el día tercero. Sobre el polvo, un cúmulo de
vendas humilladas testimoniaba el tiempo de la espera para aquellos que
engendran las vigilias” - Norma
Segades-Maniás.
Por lo demás,
se sabe que la ciudad llamada Mundo, turbada como las vestiduras del Templo que
contenía a la Pirámide en Cruz, se desgarró... Pero solo durante la invisible
brevedad de un suspiro...
Porque al
cabo, volvió a renacer reconstruida por el omnisciente, omnipresente y
omnipotente (“... y en tres días lo reedificaré”). Restaurada por el Creador, providente,
misericordioso, redentor y santificador, dador de cinco Gracias por cada una de
sus Llagas pasionarias brotadas y llamadas a florecer... Resucitada por el Hijo
Rey del Universo conocido y por conocer que, al ser levantado en Alto, atrajo a
todos hacia Él, e hizo justicia por la eternidad...
TRES
“Todo comienzo fue por Tu palabra. El estatuto de los
veranos y las nubes y el ciclo cabalístico de los equinoccios y el numerado
asalto de los días… Todo por Tu palabra. Y aquel árbol, edificado feliz y
exactamente en el ombligo inculto de Tu huerto”
(Gregorio Echeverría).
Ahora “el tal
hombre”, se va. Con su asno y su Casa y su fábula, se va. Sin embargo, por el
rabillo de un ojo le veo y escucho, finalmente, decir:
(... Que fue una fortuna la que pagó el Creador por
cada hombre y por todos: la vida de su propio Hijo... Que quizá ahora levanten
la vista hacia lo Alto y enternezcan sus vidas muriendo al palpitar de sus
ciegos corazones... Que quizá ahora se abran al Misterio y graben en sus
conciencias los acordes de esta antigua y mística fábula cristiana... La fábula
sobre cinco Horas aciagas y sus pasionarias Llagas, cuyos estigmas sublimes
sanaron, de una vez y para siempre, en un Día supremo para la Historia de los hombres,
a una ciudad llamada Mundo... Que, si no, será demasiado tarde -tal vez- cuando
lo comprendan... Que, quizá cuando sus cuerpos se deshagan en el polvo
ceniciento de esa ciudad llamada Mundo, y sus almas elegidas sean
congregadas por los ángeles “desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo
al otro del horizonte”, entonces asciendan entre nubes hacia otra ciudad
llamada Cielo, donde habrá alegría para algunos, y “llantos y rechinar de
dientes para otros…”. Será la Hora de las Horas en la que, el Tiempo de la
Misericordia, deje lugar al de la Justicia honrada en el Amor).
Y los cristales del porvenir se disolvieron en la mente y corazón de aquel Profeta, sin que nadie hubiera registrado sobre ellos, ni una sola palabra.
ADRIÁN NÉSTOR ESCUDERO – Santa Fe, Argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
ADRIÁN NÉSTOR
ESCUDERO. Santa Fe (Argentina), 18-04-2003 (T.a.Abril 2009, Agosto
2017 y Marzo 2025). (Relato
Conjetural Histórico-Metafísico – Tres Partes. Integra el Libro “DOCTOR DE MUNDOS III (MYSTAGOGIA
NARRATIVA o el Legado de Juan)” - (Colección Ficción Conjetural y Metafísica).
Inédito. La Botica del Autor. Santa Fe (Argentina), 2009/2025
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