"La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no
se odian se matan entre sí, por decisión de viejos que sí se conocen y se
odian, pero no se matan".
Erich Alfred Hartmann, apodado "Chico" (en alemán: Bubi) por sus camaradas alemanes y "El Diablo Negro" por sus adversarios soviéticos;
fue un piloto de cazas alemán durante la Segunda Guerra Mundial, considerado el mejor as de la aviación en la historia de la guerra aérea. Voló en 1404 misiones y participó en 825 combates distintos. Se le acredita el derribo de 352 aviones Aliados —345 soviéticos y 7 estadounidenses— mientras servía en la Luftwaffe. En el transcurso de la guerra, se vio obligado a realizar catorce aterrizajes forzosos con su caza debido a los daños sufridos por el impacto con fragmentos de las aeronaves enemigas que había derribado o por culpa de fallos mecánicos. Nunca fue derribado o forzado a aterrizar debido a fuego enemigo.
CAUTIVERIO
El 24 de mayo de 1945 el ejército
de los Estados Unidos entregó a Hartmann a los soviéticos, siguiendo los acuerdos de la Conferencia de Yalta, que especificaba que los soldados alemanes que pelearon contra los
soviéticos tenían que rendirse a ellos. Si Hartmann se hubiera unido a la JV 44, este acuerdo no se
hubiera aplicado a él, pues la unidad JV 44 luchó exclusivamente contra los
aliados occidentales.
Los
soviéticos trataron de convencer a Hartmann de que colaborara y que espiara a
otros oficiales que estaban prisioneros con él. Al rehusar, recibió malos
tratos y fue puesto en confinamiento solitario. Fue interrogado repetidas veces
acerca de sus conocimientos del Messerschmitt
Me 262,
incluso amenazando la vida de su esposa. También hubo intentos sutiles de
convertirlo al comunismo y
ofertas de un puesto en la Fuerza Aérea de Alemania Oriental.
Al
no poder convertir a Hartmann en un colaborador, los soviéticos optaron por
acusarlo de crímenes
de guerra. Se le acusó de matar a 780 civiles en el pueblo
de Brjansk, atacar una
fábrica de pan y de destruir 352 "costosos" aviones del pueblo
soviético (en realidad eran 345, ya que 7 victorias fueron contra la USAF). Hartmann
rehusó aceptar ninguna culpa y fue condenado a 25 años de trabajos forzados.
Rehusó trabajar, por lo que fue puesto en confinamiento solitario. Varios
prisioneros se rebelaron y lo liberaron, pero una vez sofocada la rebelión,
pasó cinco meses más en solitario. Durante su cautividad murió su hijo, al que
nunca vio.
Después
de diez años y medio de cautiverio en gulags rusos, fue
liberado finalmente en 1955 cuando el gobierno de Alemania
Occidental y la Unión
Soviética alcanzaron un acuerdo de intercambio comercial que
incluía cláusulas para la liberación de los últimos prisioneros
de guerra alemanes en la Unión Soviética.
En
1997 el gobierno de Rusia, sucesor legal de
la Unión
Soviética, exoneró a Erich Hartmann de todos los cargos contra él,
admitiendo que su condena había sido ilegal.
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