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sábado, 20 de enero de 2024

PERLAS METAFÍSICAS - Ángel Molina, Málaga, España

 





PERLAS METAFÍSICAS

 

Una perla es algo precioso, aunque oculto, pero requiere el esfuerzo de abrir la concha para contemplarla.

En ocasiones es mejor decir no diciendo. Son perlas deslavazadas. Esto es, sugerencias. Dar pistas inconclusas para que se establezca una comunión más personal entre el que escribe y el que lee. El primero arroja la flecha y el segundo la recoge para hacer suya la reflexión.

Concepción virginal.

Los niños no vienen de París y la Naturaleza suele tener sus propias normas. El artífice de la Creación ha impuesto unas leyes a la naturaleza y ésta se rige por ellas. Sin embargo, en ocasiones hay excepciones en la procreación. Existen especies que para reproducirse no necesitan el concurso del gameto masculino. Por ejemplo, algunas variedades de avispas, crustáceos o lagartos. No es así en el ser humano. Sin embargo, sí puede el hombre crear esa posibilidad en un laboratorio, dando lugar a la partenogénesis. En la reproducción in vitro puede tomarse el óvulo de una hembra y vaciarlo de sus cromosomas, introduciendo en ella una célula somática (sea de varón o hembra) para dar lugar a un individuo completo, de la misma naturaleza que el donante. Esto es un dato científico, y por tanto verificable. Es más―puede parecer ciencia ficción, pero la partenogénesis nos dice que es realizable―, en el futuro sería posible una sociedad plenamente matriarcal, en la cual todos sus miembros fuesen mujeres.

Se hace inconcebible desde el punto de vista racional la concepción virginal, más la misma razón nos enfrenta a meditarla. El que ha creado todo ¿no podrá alterar en un determinado momento el curso de sus propias leyes? ¿El hombre sí y Él no?

Azar y Creacionismo

Cuando en una noche oscura miramos el cielo infinito perdemos el sentido de la distancia y todo lo que alcanzamos a ver son diminutos puntitos tintineantes. Resulta mareante calcular las dimensiones del espacio. Si la Vía Láctea tiene una magnitud, de un extremo al otro equivalente a casi 53.000 años luz (300.000 X 60 X 60 X 24 X 365 X 53.000) ― según unas fuentes, aunque hay otras más extensas―, y resultando que hasta el momento conocemos aproximadamente dos billones (con “B”) de galaxias, el Universo ha de parecer perturbador.

Todo lo que existe únicamente puede proceder de lo casual o lo causal. Lo primero es admitir que no tiene sentido y está ahí “porque sí” (no se sabe dar ninguna razón, aunque realmente lo que se hace es afirmar la sinrazón) ¿En base a qué? Lo segundo, abrir la docta ignorancia a que ha de haber una Causa Primera, pues el más elemental sentido de la lógica nos dice que no hay efecto sin causa, y necesariamente todo lo que existe ha de tener un comienzo.

Así, pues ¿azar o creacionismo?

Si lo primero, nada responde. Si lo segundo, estamos ante la antesala del Misterio al que llamamos Dios. Si no, que nos digan qué.

Razón y Fe

Decía Descartes aquello de “Cogito ergo sum”, a lo que otro pensador de su talla llamado Pascal oponía “Credo, ergo sum”. Pensamiento y Fe. ¿Dos monedas distintas o dos caras de la misma moneda? Pensar y confiar forman parte de lo que es el hombre. O, si se prefiere, cuerpo y alma, lo tangible y lo invisible. Inmanencia y trascendencia. Sin cualquiera de las dos no hay hombre.

Materia y Espíritu

Ciertamente, el hombre es materia. Todo su cuerpo está formado por un paquete de células. Sin embargo, la célula no tiene constancia de que en su conjunto constituyen un ser con inteligencia. Es como la gota del océano, que siendo parte de él ignora lo que es el inmenso mar.

Y surge la pregunta: ¿qué hace posible que de aquello que no deja de ser materia― y el cerebro lo es― surja el pensamiento, que no pertenece al mundo de lo tangible? ¿Puede dar un manzano brevas? ¿No habrá que caerse el hombre de la higuera y entender que es materia, sí, pero también espíritu?

La razón primera

Aquel teutón llamado Kant hizo tres preguntas capitales. ¿Qué puedo conocer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar? A lo que responde con tres respuestas. Razonar. Rectitud. Metafísica. Razonar para entender (ante todo qué es el hombre). Rectitud o cómo conducirse en la vida. Y finalmente arañar en ese Misterio que es la Causa Primera de todo. De la “Crítica a la razón pura” a la “Crítica de la razón práctica”. Estos tres planteamientos tratan de hacer que el hombre pueda horadar el velo que le separa del Misterio, sin abandonar el cordón umbilical que le une a él. El derecho a reconocerse. Pues, ¿cómo va a haber derechos fundamentales sin valores fundamentales? ¿Y qué ha de ser fundamental sino aquello que fundamenta todo? Todo comienza por reflexionar. Mejor hoy que después.

El gusano y la mariposa

El precio que ha de pagarse por sostener la incredulidad en estado de pureza intelectual ha de ser alto.  Durante la vida el gusano se arrastra por la tierra. Es necesario que muera envuelto en la sepultura del capullo para que resucite convertido en una crisálida. Metamorfosis. ¿Respondería esto de alguna manera a nuestra inquietud ante el hecho de la muerte?

La razón del ser del hombre

Llegaron a tomar al cuerdo por loco. Aquel sabio del candil, que al mediodía buscaba en el Ágora ateniense a un hombre, estando rodeado por la multitud. Y es que, la locura puede ser tomada como manifestación de la cordura cuando lo que debe de ser cuerdo camina por la cuerda floja con el riesgo de caerse, no el pensamiento, sino también estrellarse el que no se comprende. Si la libertad consiste en depender de los que no se comportan como hombres plenamente o se es esclavo de las propias pasiones, el resultado podría ser que el hombre se ha estancado en su evolución humana y se ha atascado en algún momento en el chimpancé que lleva dentro. El destino del hombre se inicia en la inmanencia, pero debe ir dando pasos hacia la trascendencia.

Pecado original

Pregúntele a alguien qué es eso y verá las muchas explicaciones inconclusas que le responde. Tuvo que ser un existencialista el que escribiese en su obrita de teatro “Las moscas” aquello que le dijo la criatura al dios Júpiter: “Apenas me has creado he dejado de pertenecerte” ¿No será esta la tragedia humana? Que el hombre pretenda alejarse de su procedencia y caminar errante, ¿pero, hacia dónde?

El tiempo

Cuando hablamos del tiempo, ¿qué es lo que queremos decir? Porque, esto que estoy escribiendo en este preciso instante del presente, pertenece ya al pasado. Lo reciente y lo pretérito van infinito-decimalmente unidos. En cuanto al futuro, siempre está por venir, pues, cuando llega vuelve a tomar apariencia de presente y se convierte en algo que ya no es. El tiempo ha de ser nada. Tan solo experiencia de vida del pensante. El hombre es tiempo, pues procede del pasado, vive el efímero presente y camina hacia el futuro.

Y aquí reside el drama. Que el tiempo quiere permanecer en presente. El hombre se siente presente. Y, sin embargo, es consciente que camina hacia un futuro que es la muerte. Cuando se convierta en presente, dejará de ser.

Lo que para el hombre no es posible, sí lo es para Dios.

 

ÁNGEL MEDINA – Málaga, España

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

 

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