EL REINO DE LA “R”
(Foneticología pentanómica)
En
los torneos superiores de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) — ¿no sería
mejor Asociación Argentina de Fútbol, digo, siendo este un juego universal?— he
observado la curiosidad de que se impuso ampliamente la letra inicial “R” en
los nombres de las instituciones que alcanzaron el título y/o ascenso. No
abundan los nombres de participantes con nuestra letrita como inicial. Tales
fueron los campeones: en el Nacional “B” ascendieron Rivadavia y Riestra, dos
de la cuatro “erres”.
En el Federal “A”, dividido en cuatro
zonas, ausencia absoluta: el campeón fue el pacífico Gimnasia y Tiro de Salta
sin desperdiciar perdigones y acrobacias, a quien acompaña San Miguel habiendo
dado guerra catequética hecho todo un angelito, obteniendo el Torneo Apertura
de la “B” Metro y luego el repechaje contra Douglas Haig para llegar a un
Nacional “B” que se ve menguado en cuanto a “erres”.
En la Liga Profesional de veintiocho
equipos sólo tres la llevan, situación que se repite en la velozmente abreviada
Copa de la Liga y dejando de lado la Copa Argentina donde se repiten los
mismos. El origen de la “R” nos remite al alfabeto fenicio donde se llamaba
“rehs” o rosa y significa cabeza, (como las cabezuelas de las rosas, “que son
sin porqué, florecen porque florecen, no preguntan si se las ve”, al decir del
poeta alemán Ángelus Silesius ¿vieron?). Tras pasar al alfabeto griego como
“ro” y se escribía como “P”, recaló en el latino que le agregó una pata en
diagonal para tener mejor apoyo, y así “mutatis mutandis” poder alcanzar
notoriedad en nuestras tierras Por eso
en asuntos tan comprometidos y definitivos como un torneo de fuste muchas
cabezas pueden perturbar, y de allí la exclusividad.
Tenemos así que River Plate fue el
primer campeón, y luego Rosario Central,
dando gracias al cielo de que en estas ligas no hay más ascensos —como
no sea al cielo mismo— aun cuando bien ganado se lo tengan los “millonarios”
luego de trece años de haber descendido, y los “canallas”, quienes ya
disfrutaron este honor en épocas pasadas. La orfandad sería de temer: quedarían
todos a expensas de la Academia Rácing Club, título de un tango, que no es
precisamente la Argentina de Letras ni la del Lunfardo.
Definieron los campeones y…otra vez
sopa: River campeón del año zanjando las dudas sobre quien ruge o, mejor,
“rerrea” más fuerte. Como para que vayan abriendo ojos y orejas y pensando
donde se metieron los dos intrusos que llegan al torneo 2024 para sumarse y
sopesar en coincidencia fonética con los cinco títulos obtenidos (doblete en el
caso de River).
Ya se ha dicho, ya… ¡hasta el
cansancio! Y en esto evidente prueba y concluyente, que “la letra con sangre,
entra”. Y el éxito con sudor y lágrimas que invaden inexcusables a los
partidarios festejantes y felices por un lado y tristes y resignados pero
esperanzados por el otro. ¡Ya nos tocará nuestra buena letra!
Y vale agregar para mi desesperación
que en el Nacional “B” restan sólo dos: Rafaela y Rácing (Cba), aprendices
académicos y amenazantes fantasmas de las demás iniciales, con algún paso por
las altas cumbres futboleras. Que sea todo para bien y en paz, porque ya
quedaron despobladas de nuestra letra del asunto la “B” Metro y el Federal “A”
en las principales categorías; que solo asoma el Real Pilar en la “C” y ni me
animo, horrorizado, a ir más abajo y encontrarme con un verdadero desastre, sobretodo
que el clubcito de Italó, mi pueblo natal, se llama “25 de Mayo” y hoy es
Navidad.
Decía Picardía en el Martín Fierro
que el mal nombre no se borra, pero los del tablón apostrofan e insultan al
otro sin importarles, buenos o malos, si llevan más o menos “erres”. Mi padre
se llamaba Rafael y vivió una vida de paz y laburo. Después están mis tíos
políticos Roberto y Ricardo, amigos de infancia Rolando, Raúl y Rubén y zafé de
que una de mis tres hermanas se llamase Ramona. Amén de tener muy en cuenta al
egipcio Ramsés y al veronés Romeo.
En fin, hasta en la gramática hay
curiosidades y guerras entre las letras que encabezan y/o forman las palabras,
siendo mi deseo que haya paz y honor. No conozco el autor pero la letra de una
cancioncita tarareada en mi época de párvulo consolidado decía: “erre con erre,
guijarro/ erre con erre barril/ rápido ruedan los carros/ cargados de azúcar/al
ferrocarril”. Y un célebre trabalenguas:
“Parra tenía una perra, Guerra tenía una Parra, la perra de Parra subió a la
parra de Guerra, la perra y la parra causaron la guerra entre Parra y Guerra.
Un señor muy español llegó a trabajar
al lugar en que yo también lo hacía: —buen día, compañero, ¿cómo está?— fue mi
saludo. Y ya saltó otro colega, tan español como el recién venido, apostrofando
nuestro diálogo: —oye tú, y tú… ¿cómo te llamas? —, a lo que respondió hasta
ese momento el circunspecto quídam: —Asejún. Sorprendido el preguntón retruca
que ni en toda España ni en nuestra tierra oyó vez alguna ese nombre. Y vino
entonces la aclaración: — ¡asejún hombre! Unas veces me llaman Pepe, y otras
veces José.
En gramática vale la precisión para
escribir y hablar con propiedad y claridad
DAVID VOLPINTESTA
(Lucio Cañupan), Córdoba, Argentina
MIEMBRO HONORÍFICO
DE ASOLAPO ARGENTINA
Muy bella contribución. Atractiva, simpática, ingeniosa. Felicitaciones!
ResponderEliminarAh,bien..muy agradecido.
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