Edgard Allan Poe
ACERCA DE LA “COCINA” DE UN POEMA
La consideración inicial fue no
pasarse de las cien líneas y tratar de elegir la impresión o el efecto que el
poema habría de producir.
Después de considerar que la belleza
es el único dominio legítimo, su preocupación se orientó hacia la búsqueda de
un tono adecuado, llegando a la conclusión de que éste era el de la tristeza y
la melancolía. Luego pensó en algo que, con sentido teatral, pudiera servirle
como idea fundamental en la construcción del poema. De inmediato se dio cuenta
de que lo más efectivo para tal fin era el uso continuo y monótono de un estribillo.
Y el primero que se le ocurrió encerraba, además, una sentencia: ¡Nunca
más! Y ese ¡Nunca más! tenía que estar en boca de una criatura no
razonable, pero capaz de hablar. Pensó entonces en un loro, al que
inmediatamente reemplazó por un cuervo, pájaro que siendo igualmente capaz de
hablar iba más en consonancia con el tono elegido.
Ahora, en tren de explicar cómo escribí "... que te sacarán los ojos" (diciembre de 1979), sólo diré que me propuse no pasar de los diez versos y crear una nueva forma estrófica que no registrase antecedentes. Una "décima asonetada", separada en estrofas de 4, 3 y 3. Y es esta:
QUE TE SACARÁN LOS OJOS
Yo también tengo un cuervo en la sabiola
revoloteando en ella noche y día;
que cada tanto y sin pasarme bola
me dicta alguna negra poesía.
Lo crié de pichón. ¡Flor de gilastro!
Y ya ves... hoy, metido a poetastro,
le pido en verso que me deje en paz.
Y el muy turro, creyéndose Allan Poe,
abre el pico, sabiendo que me jode,
para sólo decirme: - ¡Nunca más!
LUIS ALPOSTA, Buenos Aires, Argentina
MIEMBRO
HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA
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