ESQUIRLAS
DE TORMENTAS
Hay duendes que caminan las huellas de mis ojos,
acercan telarañas
de rostros tan amados
que se han vuelto recuerdo
Los pasos dispersos de silencios
donde tala la mesura del alba.
Arcones y perezas,
heridas que manchan el brillo de las manos
y abren terraplenes de estrofas inconclusas,
besos que no he escrito cegados de tormentas.
Lejos
la lluvia
persigue los gemidos
donde
muere la inocencia
Norberto Mario Barleand, Buenos Aires, Argentina
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