EL ETERNAUTA DEL AMOR
A
la egregia memoria de San Valentín (Mártir); Patrono de los Enamorados…
Y al genial escritor y guionista argentino, Héctor Germán Oesterheld
(1919-1978), junto a los notables ilustradores rioplatenses, Francisco Solano
López (1928-2011) y Alberto Breccia (1919-1993)...
“Los momentos son olas en
el tiempo. Cada cuerpo es una playa”. Luis Moll,
Mayo 2011
(
Bitácora de Vuelo
Hubo tres eventos no contemplados al planificar el viaje del Internauta, desafiando las leyes de Sumo…
A) La Máquina debió haber quedado suspendida en vilo en el
entretejido dimensional, sin materializarse plenamente en el pasado. O mirar el
“ayer” como por el cristal de una ventana a la que el sol atraviesa sin romper:
sin transgredir la realidad de lo Real con un objeto generado contrario sensu a
las inviolables leyes de la física cuántica y del espacio-tiempo natural. El Equipo había utilizado para ello un modelo superior a la Máquina
Transmutadora (MT-F Cosmos) de Furlani, y un actualizado celular permitiría
comentar al Equipo los pormenores de ese fantástico intento de reconexión, 380
años después, con su novia y, a la postre, difunta esposa, en el justo momento
en que la conociera, allá, por 1972, cuando, en una reacción de autoexigencia
estudiantil, había decidido deslumbrar al profesor de las primeras clases de
computación de datos que se dictaban en la Universidad donde cursaba la carrera
de Contador Público, haciendo ad-látere un Curso Intensivo particular sobre la
materia; cursillo del que ella,
imprevistamente, participara. Época en la que comenzara a existir el
globalizado mundo de
B) El movimiento racional y sensible de caminar apenas para acercarse más al objetivo: eso dio lugar a una inevitable paradoja cósmica, impulsando a la octava alternativa apocalíptica por causas tan inefables como todos los designios de Sumo. Por lo demás, era aquella una noche tórrida y húmeda, propia del verano santafesino, colmada de risas y centelleo de miradas enrojecidas por una morena cerveza, ajenas al ulular de los mosquitos y al clarividente foco de las luciérnagas pasajeras, con una luna sabia y opaca atestiguando, desde la prehistoria, hechos trascendentales para el homos erectus; y ya que, en cualquier momento, ella, con su piel de seda y su música de The Beatles y Rolling Stones, el Nano Serrat y el Flaco Spinetta, se mostraría envuelta en una larga –hasta su cintura de odalisca-, oscura y brillante cabellera, cubriendo pudorosamente esos pequeños y redondos pechos de miel encarnada, mientras sus labios repetirían (en silencioso unísono), aquellas canciones que, todavía, y desde donde provenían (aunque ella no estuviera ya), seguirían sonando de generación en generación...; y,
C: El haberse separado por un nanosegundo de la Máquina,
impidiendo el factor irrestricto de la inmovilidad frente a la realidad ahora vulnerada)… Entonces, fue que sucedió… Sí. No obstante todas las previsiones y
precauciones posibles (aunque..., no todas; o cosas de humanos, al fin)… Porque
tampoco nadie del Equipo se había percatado, en las pruebas previas, de la
incidencia que habrían de tener los ronroneos mecánicos que exhalaba aquella
extraña Máquina, zumbando sordamente en la nocturna madrugada de un despreocupado
estío vera cruceño; y tampoco de que su viajero (inesperado para ese antaño ocre
del ayer), fuera balanceado imperceptiblemente por dichos ronroneos al intentar
corregir el error señalado en la señal transmisora, dando lugar a que un millón
de invisibles ácaros se sacudieran de su piel escamosa y sintética ajena a ese
lejano (y tan cercano a la vez) mundo de
(Y todo desapareció. Instantáneamente. Se difuminó sin dar lugar a reacción alguna… Y el alma de Dumas, guardada en un rincón de su cerebro humano preservado por el cuerpo cibernético de órganos cableados que lo hospedaba, ya rumbo a lo desconocido, pudo contemplar cómo el entero Cosmos (tal cual lo había conocido) se esfumaba para siempre, y tras una sideral nube roja y brillante de gas hidrógeno transformada, por entero, en un infinito agujero negro llamado Lo Increado…).-
ADRIÁN NÉSTOR ESCUDERO, Santa Fe, Argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE
ASOLAPO ARGENTINA
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