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sábado, 11 de febrero de 2023

AMOR, ELIAS GALATI, Buenos Aires, Argentina

 


 AMOR

 

En el día de los enamorados.

Las palabras del amor son la expresión más sublime del lenguaje humano, ellas nos transportan a una dimensión paradisíaca, y son capaces también de provocar en nuestro interior sentimientos y afectos maravillosos, que hacen el instante bucólico y feliz.

Es verdad aquello que postulaba San Agustín “ama y has lo que quieras”, porque todo lo que hagas desde el amor, va a estar bien, será equilibrado, ecuánime, pacífico, justo y bondadoso.

El amor embarga al hombre y es un sentimiento que puede sacarlo de sus coordenadas elementales, del tiempo y el espacio, de su lugar y de su momento y transportarlo a un sitio idílico, etéreo, intangible, eterno, inubicable, en el cual permanece a pura emoción.

El amor, como un baño bienhechor, quita de nosotros las impurezas cotidianas que nos hacen resentidos, rencorosos, odiosos, injustos y malvados.

Si de verdad estás enamorado, hay una parte de ti, que ya no reconoces

Entras en un estado contemplativo, y existes en él, sintiendo la alegría y la belleza en que se ha convertido el tiempo, el tiempo que estás existiendo, y que ha mutado hacia el ideal.

A tu entender se detiene; porque no quieres que fenezca, tu deseo es que permanezca para siempre, eternamente en ti, y que contenga tu corazón en la admiración de lo bello, lo bueno, lo inmortal, lo eterno, la verdadero, como culminación de la forma de existir.

La razón, la voluntad, se rinde ante la emoción, en un sentir que parece tener poco de humano, pero que es la perfección, la culminación de lo humano en sí mismo.

No hay nada que defina mejor al hombre que el amor, no hay mejor concepto del ser que el hombre enamorado, y no existe mayor fuerza ni mayor potencia que la que nos da el amor.

Esa sensación extrema modifica la condición humana. Cambia su postura, cambia su actitud, pareciera que flota en el espacio, que no le alcanza la tierra ni el día para expresar, disfrutar y gozar de su amor.

Estar enamorado es acercarse a la parusía, es sentir el contacto divino, porque el verdadero amor es tal como Dios nos ama.

No hay espacio para rencillas, no hay lugar para violencias, ni para ser injustos, rencorosos o malignos.

El amor es un bálsamo que penetra en nuestro interior, nos purifica, nos hace buenos y dignos y emerge hacia el exterior, hacia los otros, con la cadencia de una música celestial poniendo en armonía a los hombres y  a los pueblos.

Todo hombre ha sentido alguna vez ese toque de la varita mágica que lo ha enamorado, y lo ha descolocado de toda situación.

Todos en nuestro interior, hemos en algún momento pensado y deseado esa felicidad bucólica, de la paz, la armonía, el equilibrio, la bondad y el encuentro con los demás.

La cuestión es volcar el sentimiento hacia afuera.

Es estar convencidos que eso es lo real, lo justo, lo verdadero, y que es nuestro deber, y que así debe ser.

Es impostar ese convencimiento de tal modo, que nuestro comportamiento, que nuestras acciones se realicen en concordancia con ese pensamiento que surge y se nutre del amor.

La vida debe ser un acto de amor; un perenne y continua acto de amor, desde la cuna hasta el lecho de muerte.

El amor debe regirnos y ante él deben abdicar las pasiones y los deseos.

Si todos los hombre vivieran del amor y para el amor, si el comportamiento de todos fuera acorde con ese pensamiento y ese deseo interior, con esa fuerza que nos reclama vivir enamorados, amando que significa hacer el bien, ser equilibrados, justos y pacíficos, el mundo sería otro.

Simplemente porque el mundo estaría lleno de amor

 

ELIAS GALATI, Buenos Aires, Argentina


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