A HUMBOLDT
América se
despereza
cuando tu
pie toca sus playas.
El cielo
ofrece
a tu vara
de medida
las altas
cumbres.
Costumbre
tienes de mirar
desde la
altura
la
maravilla de las nuevas flores.
Y en el
mentado
cuerpo de
tu majin
le cuentas
al mundo
los
hallazgos de la inteligencia.
Otra vez
los
ocultadores profesionales
siguen tus
pasos
para poner
fin a la maravilla
pero no
logran borrar tu nombre
de la faz
del asombro.
Y entonces
el viento grita
golpeando
el Aconcagua:
¡Alexander…
Alexander!
y el mar
inventa una corriente
con tu
nombre.
Arcangel
científico,
germen de
lo moderno,
espíritu
antiguo,
hombre sin
tiempo.
La
inmarcesible rosa de tu luz
perfuma los
mares,
las
llanuras y cordilleras
de tu
latinoamérica.
Gracias por
el increado fuego
de tu
volcánica estatura.
Favio Andrés Ceballos, Baigorria, Santa
Fe, Argentina
MIEMBRO
HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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