LEXI TOXICOLOGÍA I (O el a, b, c de la RAE)
(Relato de Realismo Psicológico)
A la Prof.
Lic. Liana Friedrich, Directora del Grupo Literario FACEBOOK “AMIGOS DE LAS
LETRAS-RAFAELA” ( Argentina), Presidente del CLUB DE LEONES de Rafaela y
CIUDADANA ILUSTRE de dicha ciudad santafesina; así como Coordinadora del
Distrito O2 del CLUB INTERNACIONAL DE LEONES-Filial ARGENTINA: con gran afecto
admirativo…
“(La Literatura es) Un
arca para resguardar bellezas perdurables que navega a contramano
de los efímeros ríos de
las modas”
Alfredo Di Bernardo. [1]
a.
Las decepciones que nos
hubiéramos evitado con solo (¿O sólo?:
qué hermoso era distinguir a sólo cuando podía reemplazarse por solamente: ¡ah
los académicos de la RAE que buscan justificarse a sí mismos, digo yo, y
siempre mal pensado! ¿O los anteriores no eran académicos? Pero basta pensar
que nuestra Madre Patria tiene Reyes todavía y a esta altura de los tiempos, y
entonces se comprenderán algunas cosas que, para el común de los mortales,
pueden resultar todavía bastante incomprensibles…)…; pero les decía,
evitado con solo saber un poco de latín…
Veamos:
El vocablo “maestro” viene
del latín “magister” y este a su vez (¿O éste?; pues claro que sin acento ahora
y aún cuando resulte un pronombre; ello, a resolución de otro aberrante
arrebato genio-lingüístico simplista de nuestra imperial RAE. Porque no era lo
mismo decir: éste, es un soberbio borrico; que: me voy con mi soberbio borrico
hacia el este… ¡Ah, la RAE… Cada vez más RAE…-YADA! Y ya que están, ¡sáquenle
también el acento a más –como adverbio de cantidad-…!, y que se arregle el
lector para no confundirlo con el “mas” semejante a “pero”…! ¿O ya se lo
sacaron y no me enteré, y “segual” a
“mas” o “pero” cuando se deseaba expresar una idea opuesta-?)…, decía: El
vocablo “maestro” viene del latín “magister” y este a su vez viene del latín
“magister”, del adverbio “magis” que significa “más” o “más qué”. Ello en tanto
que conviene informarse que, en la antigua Roma, el “magister” era el que
estaba por encima del resto, ya fuera por sus conocimientos o por sus
habilidades en un oficio determinado.
Y para que lo anterior
tenga sentido, entender uno que, el vocablo “ministro”, procede del latín
“minister”, y este (¿o éste?, ¡buhaaa!),
a su vez, del adverbio “minus” que significa “menos” o “menos que…” (y aclaro que, en este caso, sin acento
siempre, ¿vio? Con RAE o sin RAE… Quién lo discute, ¡vaya!). Y enterarse
además que, en la antigua Roma, el “ministro” era el sirviente o el subordinado
que apenas si tenía algunas domésticas habilidades (aunque si sabía cocinar con un toque de distinción pasaba a ser
magister: magister de cocina o Master Cheff, ¡Ja!). Total, que con un poco
de latín, sabemos ahora (sic) la
razón por la que cualquiera puede ser ministro… Pero no maestro. Perdón:
Ministro, pero no Maestro… (No vaya a ser que alguien se ofenda en su hipócrita
forma -quién lo duda- sensible y populística de su estudiado, “diplomático y
políticamente correcto” saber -o no saber- hacer… ¿Estamos?). ¡Profit!
(…)
b.
Y el celador apagó la luz.
Otra vez las aulas a oscuras. Los chicos de barrio Los Hornos ya han abandonado
la escuela, arrebujados por sus madres encintas de otras futuras promesas de
carenciados… Duele decirlo. Y más, duele sentirlo y pensarlo. Porque unas pocas
letras sin alimento adecuado para tan delicadas neuronas, carentes además de
programas educativos a prueba del asistencialismo limosnero de ciertos
políticos infames… Y ellos pululan sin saberlo, porque son inocentes; pululan
entre ellos y, sobre todo, entre los rincones mendigantes de la ciudad
cosmopolita, como absurdas cucarachas humanas…
Afuera llueve a cántaros,
pero al barbijo hay que ponérselo igual… Que ni vacunado puede estar seguro uno
de nada… O porque las vacunas no son tales o porque –quizás- hasta pueda nadar
el maldito bicho ese que muta y muta envenenando y atropellando al mundo como
una invisible e impiadosa manga biogenética de langostas voraces, y brotadas
desde la China milenaria y sus extravagantes afectos culinarios reptilianos, y
a caballito tal vez de algún murciélago alienígena con cabeza de camello
bautizado Marco Polo…
“¡Taxi!”, llamó con
desespero la joven profesora Angélica, haciendo equilibrio no solo con sus
zapatos de taco fino y su maleta de docente de nivel primario y preescolar,
tecleando con destreza el tablero alfanumérico de un estrenado celular Moto G7
Play; y todo bajo el estruendoso trepidar de aquellas gotas gruesas que se
estampaban como moscas verdes sobre las chapas heridas de la techumbre de la
escuelita barrial (barrial no solo por lo
de zonal, sino por de donde le viene en nombre a todos los barrios: de barro,
de lodo, de calles empolvadas y canalizadas a diestra y siniestra, de norte a
sur y de este a oeste, por oscuras y venenosas zanjas fétidas de agua podrida y
escuerzos en celo. Sí, aún en este
siglo XXI, con escenarios bizarros y de cuando el asfalto era tan solo -sin
acento, como quiere la RAE- un dibujo de una revista “mexicana” de comic y
ciencia ficción, o de alguna película yanqui de cowboy o del espacio exterior,
vista hace más de sesenta años en el cine Doré o en el demolido Avenida)…
Pero a esa hora de la tarde, y por esos barrios, el taxi y los remises no
funcionan… (En realidad, casi no
funcionan en todo el día de cualquier día, porque usted ni se imagina no solo
lo que es vivir sino convivir en un sitio cartonero; un sitio anarquizado -y no
solo por sus asimetrías de todo tipo, sino porque resultan nidos de
narcotraficantes- donde la palabra “marginado” es un eufemismo idiomático que
apenas disimula la miseria sociológica del lugar)...
(…)
c.
Así que a seguir con la
idea de comprarse urgente un autito (no
un auto, un autito, para no llamar mucho la atención; eso sí, con una buena
alarma y un buen seguro a todo riesgo, porque los asaltos y la droga están a la
orden del día por esos terrenos alquilados al demonio) o a tener un novio
fornido (guardaespaldas, o dueño de un
gimnasio, o policía o ex policía, preferentemente, o mejor aún, un Político
avezado con contactos non santos en el sitio) que la venga a buscar… O las dos cosas, porque hay veces que el
Maestro (apóstol) se viste de
Ministro (politiquero) y el Ministro (politiquero) de Maestro (apóstol)… Y en la oscuridad del Mundo,
alguien asegura que todos los gatos son pardos, aunque a ambos les brillen los
ojos ya de financiera astucia o de sacerdotal sabiduría… “Segual”. [2]
©ADRIAN NESTOR ESCUDERO, poeta y escritor
argentino
MIEMBRO
ASESOR Y HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
[1] DI
BERNARDO, ALFREDO (1965) – N. Santa Fe (Argentina). Poeta creador de la
Asociación Cultural “El Puente”, 1998; y ex Director de la Micropublicación “El
Regalador”- Cit. Editorial Nº 400. Pág. 18-05-2012).-
[2] ADRIÁN N. ESCUDERO (Santa Fe, Argentina),
07-05-2021 (Microcuento) y 23-06-2021 (Ficción de Realismo Pedagógico).
Integra
el Libro “MIXTURAS COTIDIANAS Y Otros
Cuentos” – Colección de Realismo Mágico y
Metafísico. Inédito. La Botica del Autor – Santa Fe, Argentina, D. 2010 a la
fecha.-
Publicado el 25-06-2021 en el Blog de
Autor del Foro “PARNASSUS, PATRIA DE ARTISTAS (Patria simbólica de
escritores y artistas internacionales)” (Buenos Aires, Argentina). Galardonado como PROSA DESTACADA Y TOP
CONTENT por su Moderador Elías Antonio Almada y Dirección del Foro. Responsable: Prof. Marisa Aragón Willner.
En Facebook:
Publicado el 07-05-2021 (V.O.) y el 23-06-2021 (T.A.) en la PÁGINA DE AUTOR FACEBOOK “ADRIÁN N.
ESCUDERO GONZÁLEZ” (Santa Fe de la Vera Cruz, Argentina); así c omo en el GRUPO FACEBOOK “AMIGOS DE LAS
LETRAS-RAFAELA” – Responsable: Prof. Lic. Liana Friedrich (Presidente del
Club de Leones y Coordinadora Cultural Distrito 02 – Argentina - Clubes
Internacional de Leones. Ciudadana Ilustre de Rafaela Año 2021 - Dpto.
Castellanos, Provincia de Santa Fe, Argentina).
No hay comentarios:
Publicar un comentario