A LA PESTE
Caminas oronda a toda suerte,
y recaes caudalosa en las heridas
eres una de los cuatro jinetes
el hambre, la guerra y la muerte.
Cada caballo es oscura sombra
salvo el blanco de la calavera,
cortejo fúnebre y desgarrado
que siembra todas las penas.
salvo el blanco de la calavera,
cortejo fúnebre y desgarrado
que siembra todas las penas.
Maldita
por todos los hombres
pérfida en sus callares silencios
dejas regueros de sangre negra
y en los cajones los muertos.
pérfida en sus callares silencios
dejas regueros de sangre negra
y en los cajones los muertos.
Peste
fétida y maligna
te embriagas con el dolor ajeno
abres en las doloridas carnes
surcos de tumbas y de veneno.
te embriagas con el dolor ajeno
abres en las doloridas carnes
surcos de tumbas y de veneno.
Te
venceremos como siempre
fiera descomunal y hambrienta,
por más que acompañada vengas
desaparecerás en la sórdida niebla.
fiera descomunal y hambrienta,
por más que acompañada vengas
desaparecerás en la sórdida niebla.
Caminas
triunfante con la muerte
te nutres de todos nuestros miedos
y aunque eres de los cuatro jinetes
te irás con nada entre los dedos.
te nutres de todos nuestros miedos
y aunque eres de los cuatro jinetes
te irás con nada entre los dedos.
©JOSÉ de GUARDIA de PONTÉ, poeta y escritor argentino
MIEMBRO
HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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