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sábado, 25 de abril de 2020

LLORÓ COMO UNA MUJER, César Tamborini Duca, León, España




















LLORÓ COMO UNA MUJER  
                                                                                       
(Letra : Celedonio Esteban Flores - Música : José María Aguilar)
  
Recitado:
Cotorro al gris. Una mina ya sin chance por lo vieja
Que sorprende a su garabo en el trance de partir,
Una escena a lo Melato y entre un llanto y una queja
Arrodillada ante su hombre, así se le oyó decir:

“Me engrupiste bien debute, con el cuento ´e la tristeza
Pues creí que te morías si te dejaba amurao,
Pegabas cada suspiro que hasta el papel de la pieza
Se descolaba de a poco hasta quedar descolgao.
Te dio por hacerte el loco y le pegaste al alpiste
Te piantaron del laburo por marmota y por sebón,
Yo también al verte enfermo, empecé a ponerme triste
Y entré a quererte por sonsa, a fuerza de compasión.

Te empezó a gustar el “monte” y dejaste en la timba
Poco a poco la vergüenza, la decencia y la moral,
Como entró a escasear el vento, me diste cada marimba
Que me dejaste de cama con vistas al hospital.
Como quedaste en la vía, y tu viejo, un pobre tano
Era chivo con los cosos, pelandrunes, como vos,
Me pediste una ayuda, entonces te di una mano
Alquilando un cotorrito, en el centro, pa´ los dos.

Allá, como a la semana, me pediste pa´ cigarros
Después, pa´ cortarte el pelo y pa´ ir un rato al café,
Una vez que discutimos, me tiraste con los “tarros”
Que si no los gambeteo, estaba lista, yo sé.
Decime si yo no he sido para vos como una madre,
Decime si yo merezco lo que me pensás hacer.”
Bajó el bacán la cabeza y él, tan rana y tan compadre
Besándole los cabellos, lloró como una mujer.

ANÁLISIS SEMÁNTICO.                                                                                                            
Este es uno de los grandes tangos que llevó al disco Julio Sosa con la orquesta de Leopoldo Federico. Anteriormente lo había grabado Gardel con guitarras para el sello Odeón. Contiene muchas palabras en lunfardo, que pasamos a analizar.
Cotorro: (del castellano cotarro”) albergue para pobres; hogar humilde
Mina: mujer
Chance: ocasión, probabilidad
Garabo: hombre
Melato: referencia a María Melato, actriz que interpretaba los roles con mucho dramatismo
Engrupiste: engañaste
Debute: algo superlativo; mucho
Amurado: abandonado
Alpiste: bebida alcohólica
Piantaron: echaron
Laburo: trabajo
Marmota: torpe
Sebón (de “hacer cebo”): holgazanear
Entré: comencé
Sonsa: tonta (expresado generalmente de manera cariñosa)
Monte: juego de naipes
Timba: lugar donde se juega por dinero
Vento: dinero
Marimba: golpes, azotes
En la vía: estar sin dinero
Tano: apócope de “napolitano”; por extensión, todo los italianos
Chivo: enojo / chivarse: enojarse
Coso: persona innominada (es despectivo)
Pelandrún: vago, haragán
Cotorrito: diminutivo de “cotorro” (ver la primera definición)
Tarros: zapatos
Gambetear: eludir, esquivar
Bacán: en este caso, tiene el sentido de gigoló, persona mantenida
Rana: avispado, astuto
Compadre (de compadrear): bravucón, provocador
RELATO. Como si del escenario de una obra teatral se tratara, así se nos representa a nuestros oídos el recitado previo al poema tanguero. Es una escena dramática que se desarrolla en una vivienda pobre, donde la mujer de edad madura –sin posibilidades ahora de rehacer su vida con nueva pareja- sorprende a su compañero en el momento que intenta irse de su vida.
Protagoniza entonces una escena dramática, llorando y quejándose de rodillas ante él, expresando  en su dolor  algunas  circunstancias  de esa  convivencia.  El recitado tiene –indudablemente- toda la fuerza dramática y en él está configurada la situación que se esboza posteriormente, cuando ella habla en primera persona casi hasta el final, que aparece una tercera persona  “en escena” para explicar el arrepentimiento de él en dos versos solamente.
Ella le dice que la engañó muy bien, pues creía que él se moría si lo abandonaba, suspirando desazonado. Que se extravió y se hizo borracho, perdió el trabajo por inútil y haragán. Al verlo de esa manera enfermo, ella se puso triste y, por tonta y casi compadecida, comenzó a quererlo.
Le enrostra la afición por el juego de naipes por dinero, por lo que éste comenzó a faltar, desquitándose con ella por medio de palizas que casi la ingresan en el hospital. Al quedar sin dinero, su italiano padre se enojó con él por su holgazanería. Fue ella quien lo ayudó, y alquiló una humilde vivienda para los dos.
A los pocos días le pidió para comprar cigarrillos, después para la peluquería y también para ir al café. Esta situación lógicamente origina discusiones, durante una de las cuales él le arroja los zapatos, que afortunadamente pudo esquivar. Y finalmente le reprocha pues ella, que lo había tratado como si fuese su madre, no merecía ese tratamiento, es decir, abandonarla.
El hombre, tan bravucón, le besó los cabellos y “lloró como una mujer”.
Julio Sosa canta, en esta ocasión con la orquesta de Francini-Pontier:


©CÉSAR TAMBORINI DUCA, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

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