La vulgaridad engreía al garete
Hace unos días descubrí un artículo que escribí
hace tiempo. En esta tierra parece que nada cambia. Volvemos sobre hechos
vividos como una pesadilla. Desde ya que el mundo se modifica vertiginosamente.
Por los años 70, don Diego Abad de Santillán, a quien tuve el honor y el placer
de tratar con asiduidad, me dijo: "Penelas, un siglo ya no es un siglo. Lo
que ocurre en cinco años antes ocurría en un siglo". Pienso, desde mi
escritorio, que ahora deben ser tres años. La IA, los cimbronazos de la
ciencia, de la tecnología, han modificado todo. Todo es todo. Conducta, moda,
alimentos, aspectos culturales, economías, tendencias ideológicas, formas de
vida, el abandono silencioso de los desempleados, redes sociales, nuevas formas
laborales, criptomonedas... y lo que usted desee agregar. En esta tierra sin
embargo parecería que siempre giramos en torno al populismo, lo mágico, una
esperanza imbécil, un juego de palabras que asombra por la fatuidad. Gobiernos,
pueblo, intelectuales... "Hablar es escuchar", decía Heidegger. Aquí,
amable lector, no necesariamente es así, Siento que en el universo actual
tampoco. La fantasía argentina no tiene parangón. Puedo equivocarme. La gran
mayoría de nuestros políticos son impresentables, camanduleros. Leamos a
Bourdieu, a Foucault, a Chomsky... Los de otras regiones no son mucho mejor,
pero son en lineas generales otra cosa. No mucho más, pero diferentes. No
sabemos distinguir entre la literatura decorativa y la literatura rigurosa. Una
historia falsa se sostiene en un contexto determinado. Los engaños sistemáticos
parecen ser una cuestión de fe. En la Santísima Trinidad o en la pata de conejo
los barra bravas. Y las historias se olvidan, se desconocen, se mutilan, se
disfrazan. La ignorancia, la mala costumbre, la pobreza interior y exterior es
palpable. La corrupción en esta tierra es estructural, tiene raíces históricas.
Por favor, no lo olvide. Y los vaivenes políticos, jurídicos juegan al gallito
ciego. Aquí va el escrito de hace años. Casi me olvido, caro lector, puede
releer a Max Weber. Si le interesa el tema del poder y esas minucias.
"Sabemos, desde siempre, que la cultura se diferencia de la ilustración y de lo erudito. Que la sensibilidad es parte de la belleza, que el buen gusto requiere tiempo, reiteradas búsquedas, comparaciones. Y que lo ramplón nos genera estupidez, burocracia, premios. Un poeta siempre vive en el amor, en la pasión, en lo insurrecto. Es generador de aventura, es creador de fantasías. De lo contrario no es un poeta. Puede ser un oficial de justicia, un contador o un boticario. Puede ser un funcionario administrativo, pero nunca un poeta. El poeta tiene imágenes, percepciones, sueños. Y ve – lo siento caballeros, lo siento – lo que muchos no pueden ver. No es casual que en los años setenta algunos de nosotros, muchachos, sabíamos de "Cahiers du Cinéma". Y lo sabíamos, en parte, por "Tiempo de Cine". Se hablaba de técnica e ideología; nos hacía reflexionar Jean-Louis Comolli. Vengo, lo dije muchas veces, del Mayo Francés. Soy un hijo de ese movimiento, de esa historia. En esos años tomábamos facultades, participábamos activamente de dos y tres manifestaciones por semana, imprimíamos volantes y folletos, pintábamos en los muros leyendas subversivas, llevábamos en el portafolio revistas sediciosas, poemas de la Guerra Civil Española y bombas molotov. Y “la política golpeaba las puertas de los cines”. Se hablaba de la complejidad de lo cinematográfico como de la complejidad de los nuevos modelos en plástica o literatura. Hoy volvemos a pensar eso.
Hace un tiempo, nos visitó Tzvetan Todorov. Fue importante su presencia. Y fue
fundamental su mirada sobre una sociedad que no quiere conocer su historia. Con
la memoria no basta nos dice, la ilusión maniquea no es buena, nos dice, no hay
compartimentos estancos. “Comprender al enemigo quiere decir también descubrir
en qué nos parecemos a él”, escribe.
Hablamos de hipocresías, caballeros. De montajes de espectáculos, señores. De
aventureros mass mediáticos. De imágenes que se construyen
porque son distintas a los políticos profesionales. De la honradez del
devocionario. Que mienten, que engañan, que proponen. Y dicen y prometen. Que
mienten como ladrones. Miseria del lenguaje, de bastardos. Sin remilgos.
Olviden. No dicen estructuras. Estafan y son estafados. Con la moralina de
“políticos decentes”, “militares patriotas”, “empresarios honestos”,
“sindicatos participativos”, “intelectuales éticos”. Zonas de fraude y
sacralidad. Plagios. Crean la sobreactuación como aquella Mani Pulite. Fascina
el engaño, la esperanza, el novio perfecto y la señorita casta. Mecanismos
ocultos que construyen el poder, las sectas. Me repliego, nos replegamos. Y
crece el fetichismo organizado. Pragmático, compañeros, de rodillas. Y meta
cumbia y redoblante.
Hagan juego, caballeros, hagan juego. A la genuflexión, al oportunismo. Con el
sayo del tecnócrata. Seamos asépticos, burócratas, dispendiosos. Seamos
populistas, oligárquicos, militaristas, nacionalistas, reformistas, cagones.
Eso, por sobre todas las cosas, seamos cagones. La picaresca criolla. A
engañar, a la política mezquina, realista. Seamos imbéciles, deshistorizados.
Seamos beatos. A emplear la sexualidad mecanizada, a levantar las banderas de
una sexualidad empobrecida, institucionalizada, castradora. Hermenéutica y
promiscuidad. De la eficacia hablan los caballeros. De la eficacia de los
placebos, de las armaduras góticas.
Para pensar, amigo lector, para dar vuelta a la veracidad y a la idealización.
Para ser irrespetuosos. ¡Ah, el olfato del predestinado! Y el guiño sobrador de
estos pillos. El sainete es nuestro género. El mejor eslogan de la confusión es
ese saber político, reaccionario. Se hace evidente. Hay que descubrirlo. Nos
constriñen. ¡Ah, el estilo de vida! ¡Ah, los modelos!
Viven en sus ficciones. Territorios de la abstracción. Representan las estrategias; ante la declinación de la cultura política la autoexclusión. Sórdido, señores, sórdido. Contra los exaltadores optimistas, contra los que pontifican desde lo anacrónico. Todo se manipula. Burocracia sindical, ídolos, asesores de imagen. Cosmética emocional o simbólica. Se recluye, se privatiza al sujeto social. Se lo atomiza. Crecen los discursos sin teoría. Se consume, se seduce. Y crece el chisme, el mentidero para explicar “la realidad”. El cotilleo. Una trituradora de lo efímero, el vacío teórico que esteriliza.
Comencé hablando del amor y de un proyecto cinematográfico. Sobre eso
edificaremos una mirada, una forma diferente de sentir. Tal vez no nos
equivoquemos al pensar que hay un mundo insurrecto, vital, que desea otra vida.
Por el momento la mentira, el engaño, la demagogia, el populismo, el descaro.
Recuerdo cuando mi padre decía: "Fulano de tal es un hombre serio."
¿Qué significa esta palabra, este símbolo, en estas horas de ultraje, robo y
corrupción? Aquí y en el mundo. Pero seguiremos, seguiremos. Las estrellas
brillan en el infinito, el mar sueña los vientos de la aurora, la luna es más
bella. Seguiremos por nuestra conducta, por nuestra conciencia, por nuestra
voluntad ética."
Buenos Aires, 27 de julio de 2025
CARLOS
PENELAS – Buenos Aires, Argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE
ASOLAPO ARGENTINA
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