Como una sombra
que sólo existe mientras haya luz
que la proyecte,
así la vida
se afirma en su contrario:
la noche en el día,
la pena en la dicha,
la muerte en el nacimiento.
Nada es por sí mismo.
El río necesita de su cauce,
la palabra del silencio,
y la memoria del olvido.
Todo es reflejo
de lo que se enfrenta:
el vuelo del ave
se mide en el aire,
y la semilla en la tierra
que la esconde.
Como una sombra
somos tránsito,
una forma prestada
que dura apenas lo que dura
la luz que la proyecta.
Y sólo en ese instante
sabemos que existimos.
LUIS ALPOSTA – Buenos Aires, Argentina
MIEMBRO HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA
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