NO TODO ES QUE ESCRIBE POEMAS ES POETA, Y…
“Crecen
las palabras sin su sentido más preciso. Es/ Necesario encontrar la clave del
poema. ¿Dónde está/ la belleza?” – Rubén Vela (Santa Fe, Argentina, 1928
– Buenos Aires, Argentina, 2018).
… Entiendo que no todo el
que escribe poemas es Poeta, ni todo el que escribe prosa es narrador o
prosista. Escribir, escriben todos. El tema es alcanzar el Arte de la
Literatura. Y quien lo alcanza debe ser llamado “literato”, porque la
Literatura es algo y mucho más que la escritura.
En tal sentido, y mediante nota dirigida
a ASOLAPO-AGENTINA, daba cuenta de
una breve opinión sobre el tema y que enviara al Foro “PUNTOS DE VISTA” de UNILETRAS-SJ SIGLO XXI (Naciones Unidas
de las Letras-Semillas de Juventud Siglo XXI),
abierto a discusión el 15 de este mes, y partiendo del planteo realizado por un
consagrado ex poeta rumano (el mejor de los años ´80) y actual prosista a
full, Mircea
Cartarescu ,
donde brindaba una sucinta opinión
concordante –prima facie-
con la de este literato. Opinión que ahora amplio, necesariamente y a los
efectos de transformar dicha nota en el presente artículo, donde me permito
reflexionar -con un poco más de detenimiento- en el revolucionario pensar sobre
el oficio de las letras por parte del mencionado prosista (¿poeta?).
Así, y como
dicho colega, llamado hoy día “el
renovador” y “la nueva sangre de la
literatura europea”, leo demasiada
poesía; incluso debo reconocer que, por momentos, me siento saturado (muy saturado) de hacerlo, y hasta he debido
darme mi propia respuesta a tan significativo incordio literario: pues, y como
lo he afirmado mucho antes de conocer el pensamiento de Cartarescu, insisto, no todos los que escriben poesía son Poetas, así como, no todos los que
escriben prosa son Narradores o Prosistas: ser literato (y no, meramente escritor) es
realmente el objetivo si deseamos construir Arte por medio del Verbo (Arte: artificio de la sensibilidad y
subjetividad del hombre puesto en relación biunívoca con la trama existencial) y
testimoniar e iluminar así la realidad en todas sus dimensiones y
perspectivas.
Al
respecto, y bajo riesgo de escandalizar a muchos escritores, escribientes,
escribidores y lectores de Poesía, Cartarescu, para quien la misma “fue, o es, su primer gran amor literario”, se dedicó a dicho benemérito
género “hasta que dijo: no más”,
según Diego Felipe González Gómez, su entrevistador en un extenso reportaje de seis
páginas publicado en la Revista “Bocas” – Edición 80 – Noviembre 2018. Y quien
luego de los rodeos propios de todo encuentro literato-crítico literario, acabó
por inquirirle la cuestión más relevante de su reportaje, al preguntarle: “Y, ¿qué lo llevó a divorciarse de la poesía
y pasar a la prosa? ¿Por qué abandonar ese gato muerto del mundo consumista como
lo llamó en su libro “El ojo castaño de nuestro amor”?”
A lo
que nuestro lúcido –aunque para algunos,
supongo, controvertido- literato, respondió: “Poesía es una palabra engañosa. Te hace pensar en el arte de componer
versos y en los libros de poemas. Pero, en realidad, la poesía es una manera
especial, ‘oblicua’ de ver el mundo. La mayoría de los libros de poesía que se publican en la
actualidad no tienen nada de poéticos, porque sus autores no son poetas. Sólo alguien capaz de ver
poesía en todos y cada uno de los fragmentos de este mundo, en un clip, en un
soneto, en un par de calcetines sucios o en una galaxia, puede llenar un libro
de poemas de verdadera poesía. Para mí
no existe ninguna diferencia entre escribir poesía o escribir prosa, o quedarme
en mi hamaca y contemplar los escaramujos de mi jardín, o jugar con mis
gatos. La poesía fluye por todas partes, “within you and without you”
(Dentro de uno y fuera de uno)…
… Para
reafirmar a continuación y con la contundencia y firmeza propias del que ha
sabido conocerse y aceptarse a sí mismo, para abandonar necedades y crecer
luego en sabiduría…: “Cuando llegué a la treintena, miré atrás y no me gustó lo que vi:
demasiados libros de poemas con mi nombre en la cubierta. ´No es sano escribir tanta poesía –me dije a mí mismo, pensando en
Bash y en Keats–. A partir de ahora no voy a volver a escribir un solo
verso´. Y cumplí mi promesa, como hago siempre: he leído un montón de poesía desde entonces, pero no he escrito ni un
solo verso en los últimos treinta años. La prosa es el único tipo de poesía que
deseo hacer”.
En ese orden, y en lo que me concierne, cuando nadie hablaba de ello, me ví acuñando a
fines de la en lo década de los ´70 el término "Poesía en Acción"; ello, a los fines de intentar, con
tal pudoroso concepto, rescatar a la bella (verdadera) arquitectura de nuestro
lenguaje idiomático español, el cual y a mi criterio, sólo a través de la prosa
puede estallar en toda su potencia para captar en plenitud de medios y de
fines, a las esencias de todas las dimensiones de la trama universal de la
existencia humana...
La Poesía antigua, la de la época de Oro
Española, por ejemplo y su símil inglesa, nos ha dejado quizás ya lo mejor del
intento humano, principiado por los escribas griegos, de formatear dichas
esencias bajo un determinado código denominado poiesis o acto
creador; término poiesis apropiado sincrética e
impertinentemente por los poetas como Poesía,
y soslayando de este modo la alcurnia y sentido de su expresión inicial: acto creador. Acto que jamás podrá
suplirse completamente con la elegancia de la versificación alejandrina, cc., o
libre, al cotejarse –en humilde pose-
con la grandeza y poderío de la Prosa, como el instrumento más eficaz e interpelativo
para capturar, conjuntamente con el deleite de una historia de vida o de
mundos, el sabor de la metáfora y de otros artificios propios del sistema
comunicacional, sensorial y espiritual humano... Si hasta trova breve, el haiku
y sus competidores, pueden apreciarse como magníficos microrrelatos o
microalegorías...
Por lo que afirmo entonces y como nuestro
prosista rumano: "La prosa es la única poesía que deseo escribir" y
“sólo escribo lo que en verdad quiero escribir”; algo de lo que he tratado de dar testimonio a través
de mi modesta trayectoria literaria desde Santa Fe de la Vera Cruz (Argentina),
y a segura herencia vernácula de Miguel
Ángel Correa “Mateo Booz” (1881-1943) y Edgardo A. Pesante (1932-1988).
Es que se ha escrito y se escribe, sobre
todo hoy día con esto de la Internet, carradas de "poesías". Una
experta en Literatura como la Dra. en Letras, Graciela Maturo (N. Santa Fe,
Argentina, 1928. R. actualmente en Buenos Aires, Argentina), y "Personalidad Sobresaliente de la
Academia Argentina de Letras - Año 2018", advierte acerca de los
sentimentalismos y apresuramientos linguísticos que despojan al arte poético de
su verdadera identidad. En tanto, el uruguayo Horacio Silvestre Quiroga Fortaleza (1878-1937), un prosista de
aquéllos, también lo advierte en su “Decálogo del joven escritor, atacando
incluso el exceso de adjetivaciones (cuestión opinable, porque todo debe girar
no en “lo que se cuenta” sino en el “cómo se cuenta”), sugiere que no debe
escribirse jamás bajo el imperio de la Emoción. El auténtico artista (artificio subjetivo valorativo de lo real),
la deja morir y luego, intenta reconstruirla. Quiroga entonces afirma que quien alcanza ese objetivo, en verdad,
sólo ha llegado en Arte, a mitad de camino... Para pensar, ¿verdad?
De todos modos, y en correlato con el
testimonio hispanoamericano de las plumas del colombiano Joseph Berolo Ramos, del peruano Hugo Garrido Chalén, del andaluz radicado en Argentina, Antonio Camacho Gómez, o del bonaerense
argento Norberto Pannone, y de mis
comprovincianos Graciela Maturo, Nora Didier,
César E. Bisso, Oscar A. Agú, Horacio C. Rossi (in memoriam), Fortunato Nari, Lermo Rafael Balbi, Juan José Saer y
Rubén Vela (in memoriam), Susana Valenti,
Liana Friedrich, Zunilda Gaite, Mirta Gaziano, Marta Rodil, María Beatriz Bolsi,
entre otros, así como la gran pléyade entrerriana sustentada en la prosapia poética de Leoncio Gianello (in memoriam), y enarbolada en la actualidad por Abel E. Schaller; digo que, muy
recientemente y en el número semanal del
BLOG LITERARIO DE ASOLAPO-Argentina
(Asociación Latinoamericana de Poetas y Narradores, op. cit.) publicado el sábado 17 de noviembre del corriente año,
pude constatar con beneplácito –sin
olvidar que en números anteriores también emergieron vates de similar talla-
los versos del sanluiseño Jerónimo Castillo
(Argentina) y del medellino Jaime Vélez
Ramírez (Colombia), el canto ruiseñor del alma de sinceros, vitales y
talentosos Poetas. Poetas con mayúsculas. Porque, como gusto aclarar, ser Poeta (o Literato) es una forma de
vida, y no el mero acto de escribir versos (o narraciones)…
Y el colega Mircea Cartarescu, lo expresa sin ambages según González Gómez, comentando en su
comprensión del pensar del literato rumano que, según éste, la Literatura es como un credo al que hay
que entregarse ciegamente, sin reparos.
Hay que ser una especie de fanático capaz de encerrarse a leer durante
días y semanas hasta bordear los límites de la esquizofrenia, como la que el mismo Cartarescu sufrió en su juventud, o
tener la abnegación, como la tenían los monjes durante la Edad Media, de pasar
muchas horas escribiendo hasta olvidarse del mundo terrenal; o creer que los
libros son una especie de medio mágico para interpretar los sueños, para
conocer el futuro o cambiar de sexo. Así, sostiene González G., él mismo lo dijo en su discurso de recepción del
Premio FORMENTOR DE LAS LETRAS (Feria de Madrid, España) y la promoción de su
último trabajo: “El ala izquierda” –primera parte de la trilogía CEGADOR,
publicado por Impedimenta-, el pasado setiembre: “(…) Creo en aquellos para
los cuales la escritura es una religión practicada con devoción, en soledad, en
aras de la alegría personal y de la búsqueda de uno mismo, no una manera de
adquirir un status social, notoriedad, dinero y gloria”. Y sin embargo, su
compromiso no termina allí. Cartarescu cree
que cada libro es una extensión de su cuerpo, un órgano vital que lo mantiene
vivo. Tanto que si no escribe, el suicidio aparece en su cabeza como un
fantasma.
De hecho,
y a diferencia de tan inquietante prosista, mi postura sobre estas últimas
apreciaciones es que, para el escritor, cada libro, si bien es una especie de
extensión de su cuerpo (y mente), también lo es de su ánima, y más que un “órgano
vital para mantenerse vivo”, lo entiendo como a una suerte de hijo
espiritual engendrado –al igual que un ser humano- por el cruce
cromosómico del Maná de la Palabra y
de la Imaginación Creadora (que
algunos atribuyen al mito de las Musas, y otros al sudor del trabajo
perseverante e ilustrado que modela y afina el talento hasta devenir en oficio
literario). Hijo que una vez engendrado, al desprender su cordón umbilical
con el autor, pasa a tener vida propia hasta llegar incluso a ajeneizarse
completamente de su hacedor.
Visto de
esta forma, uno entiende al libro como vital instrumento de servicio a los
demás, en cuanto eso sí, nos permite el regocijo placentario de lo íntimo, al
ayudar a conocernos tanto en su prefactibilidad como en su edición gráfica o
virtual, para intentar crecer y ser el mejor… de nosotros mismos. O como que, “dando,
se recibe”, en sentencia poética atribuida al genio de san Francisco de Asís. Y en tanto lo que interesa es hacer Literatura,
escribiendo… literariamente; siendo para nuestro personal oficio la
publicación, necesaria más no suficiente necesidad… Dicha conciencia del punto
permite, en mi caso y en el de tantos otros, sobreponernos a la cruda realidad
de lo costoso que implica editar lo escrito literariamente en todas las épocas.
Y ello al margen de la polémica marketinera desatada entre el Universo
Gütemberg y el Universo Internet…
Es que en una época donde la enfermiza “Ideología
de Género” pretende destruir las bases mismas –y no sólo de él- de nuestro inefable idioma español, debemos
acentuar la defensa del mismo, tanto en la forma como en el fondo... De no,
tendremos que esperar varios siglos o milenios hasta que aparezcan literatos de
la talla UNIVERSAL de un Cervantes,
Hernández (el de allá y el de acá), Lugones, Borges, Bécquer, Lope de Vega, Lorca,
Asturias, Balzac, Kipling, Dostoievski, Tagore, Kafka, von Gothe, Poe, Víctor
Hugo, Melville, Joyce, Tolstoi, Dickens, Gjellerup, Shaw, Mann, Mistral, Eliot,
Le Guin, Dumas, Twain, Golding, Tolkien, Martin, Bradbury, Sturgeon, Lovecraft,
Ballard, Unamuno, Jiménez, Cela, Paz, Flaubert, Quasimodo, Seferis, Carroll, Szymborska,
Faulkner, Hemingway, Russell, Neruda, Grass (Berolo,
Chalén, Maturo, Didier, etc.,
etc., etc.), García Márquez, Vargas Llosa, Shonagon, Llosa, Fuentes,
Darío, Alegría, Vallejos, A. Storni, Bajarlía, Pizarnik, Abraham, Dylan, Rowling, etc.,
etc., etc., entre los cabe contar indudablemente a todos –algunos de los cuales fueron mencionados precedentemente- aquellos
literatos galardonados con el Premio
Nobel de Literatura
(y en consciente a-cronología, pues los
miles de libros que yacen en una biblioteca culta y responsable, y atosigada
placentera y racionalmente sólo de los buenos, “no necesitan estar ordenados
por países, épocas o lugares”; buenos libros que son unos cuantos, a Dios
gracias y haciendo realidad -pues nadie procede de sí mismo excepto
Dios- la gracia o talento –que no otorga ninguna
fábrica o taller literario, según E. A. Pesante, op. cit.- que
el Hacedor sembró en ellos como administradores del Verbo)…
ADRIÁN N. ESCUDERO – Santa
Fe, (Argentina), 15-11-2018. T.a.: 26/27-11-2018.-
Publicado
el 15-11-2018 en el Foro “Puntos de vista” - NACIONES UNIDAS DE LAS LETRAS-SEMILLAS DE JUVENTUD SIGLO XXI
(UNILETRAS-SJ SIGLO XXI) – Bogotá (Colombia). Presidente Fundador: Joseph Berolo Ramos.
Publicado
el 25-11-2018 en el Blog virtual de la ASOCIACION
LATINOAMERICANA DE POETAS, ESCRITORES Y ARTISTAS (ASO.LA.PO) – Filial Argentina
(Buenos Aires) – Presidente y Director de Organización Internacional:
Norberto Pannone.-
Enviado: sábado, 17 de noviembre de
2018 21:01
Para: Norberto
Pannone - Presidente ASOLAPO-ARGENTINA
Cc: UNILETRAS-JD PRESIDENTE
FUNDADOR JOSEPH BEROLO RAMOS Chía/Bog-Cbia.; ASDE/CEH Argentina - DRA. EN
LETRAS GRACIELA MATURO
Asunto: RE: Escriben: Alba
Oliva; Jerónimo Castillo; Carlos Benítez Villodres; Jaime Vélez Ramírez; Marta
Salvador; Natacha Mell, Carlos Ascencio Barillas).
Cartarescu, Mircea - Bucarest,
Rumania 1956. Poeta, prosista y crítico literario; casado con la poeta Ioana
Nicolaie, y considerado por la crítica literaria el más importante poeta
rumano de la generación de 1980. Educación: Universidad de Bucarest
(Rumania) – Premios: Prix Formentor, Austríaco de Literatura
Europea, Vilenica Prize. Reconoce influencias de muchos autores, comopor
ejemplo, Gabriel García Márquez, Mihai Eminescu y Jorge Luis Borges.