Imagen de: YouTube
EL VERDADERO ROSTRO
Había nacido ciega. Pero el cielo la había premiado, pues era
una verdadera pintora, una gran artista. Por su corta edad ya era conocida en
todo el mundo. Sus dedos eran sus ojos. Con solo tocar un objeto que ella
quería representar en sus telas, de inmediato lo conseguía, con sus verdaderos
colores, con sus formas… Simplificando, sus pinturas parecían fotos.
Había pintado a sus padres, a su hermanito menor… Pero ella
nunca los había visto.
Una noche, cuando ella dormía en su regazo, una voz la
despertó:
-“Matilde, hermosa niña. Quiero que me pintes…”
Matilde al abrir sus párpados, vio por primera vez a un
hombre, de barba y cabellos largos, su cuerpo se envolvía en una túnica.
Aquella noche Matilde acababa de cumplir sus 15 años.
-¿Quién eres? –preguntó con temor.
-Soy tu hermano mayor y me puedes ver. Quiero que el mundo me
vea realmente como soy. Pinta mi rostro que la humanidad no lo conoce aún…
La niña prendió la luz de su cuarto, luz que veía por primera
vez, miró sus pinceles, sus témperas. El cuarto se había convertido en un
atelier. Nunca había visto con sus propios ojos, donde ella dormía, solo lo
había imaginado.
Ahora sus ojos se volvieron hacia aquel hombre que posaba
para ella y en realidad se sintió enamorada de él. Comenzó a retratarlo en su
tela; pintaba por primera vez como nunca lo había hecho antes: usando su vista.
Cuando lo terminó, se lo extendió.
-Aquí está tu retrato.
Él lo tomó y sorprendido le dijo:
-Hermana mía… Has pintado el verdadero rostro de “CRISTO”.
©OMAR ORRICO SCHELINO, poeta y escritor
argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE
ASOLAPO ARGENTINA
No hay comentarios:
Publicar un comentario