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lunes, 11 de abril de 2016

EL COMPLEMENTO DE LOS OPUESTOS, Mario Blacutt Mendoza, La Paz, Bolivia

El Complemento de los Opuestos


Uno de los principios más importantes de la Cosmovisión Andina es el que se refiere al Complemento de los Opuestos. En la dialéctica del pensamiento andino, los opuestos pueden coexistir, uno con el otro, sin necesidad de que ninguno de ellos desaparezca. De este modo, la síntesis del principio del Complemento de Opuestos, no se basa en la anulación de los dos opuestos, sino en su coexistencia. Con el objeto de analizar este concepto, recurriremos a las percepciones de Federico Engels y de Henry Lefevre relativas a la relación de contrarios. En primera instancia vayamos a la versión de la dialéctica materialista de Engels y su análisis de los contrarios en su obra “Dialéctica de la Naturaleza”. Para Engels, la síntesis de la contradicción entre dos contrarios emerge de dos procesos de negación

“Negar en dialéctica, no es simplemente decir que no” dice Federico Engels: “Yo debo negar, pero también superar de nuevo la negación”. “Yo debo constituir la primera negación, de tal suerte que la segunda sea o llegue a ser posible”. ¿Cómo? Según la naturaleza específica de cada caso en particular. Si aplasto un grano de cebada efectúo la primera negación pero hago imposible la segunda (la germinación del grano en espiga) A pesar de esto, la primera negación tiene que ser realizada. Si el grano de cebada no es negado, no habrá paso para la segunda

De este modo, la síntesis dialéctica de los contrarios exige que los dos opuestos se nieguen, es decir, se anulen, para dar lugar a un todo superior. Por su parte, Henry Lefevre, en su obra “Lógica Formal y Lógica Dialéctica” afirma que la superación implica un regreso al pasado: el pasado se volvería a encontrar pero superado “más real que al principio”; en el capítulo de referencia incluye la “Superación” de la siguiente manera

En efecto, en la vida o en la reflexión volvemos a pasar, por así decirlo, por encima de las etapas anteriores, dominándolas, controlándolas; pero en un nivel superior. Así, el hombre adulto encuentra en sí ciertos rasgos de su infancia, pero los percibe, por así decirlo, bajo él, como cuando se realiza la ascensión a una montaña por un camino zigzagueante y en cada espiral se vuelve a encontrar el paisaje de la llanura o del valle, pero cada vez desde más arriba...»

La visión de Lefevre tiene mucho en común con el postulado de la Complementariedad de los Opuestos, propio de los pueblos andinos. En efecto, en vez de negar a alguno de ellos, al estilo de Engels, la cosmovisión andina prefiere la relación complementaria entre ambos. Por estas razones vemos que en la concepción de Lefevre la llanura y el valle no son negados; al contrario, coexisten sin cambio en la realidad. Por lo que podemos constatar, la visión de Lefevre es mucho más cercana al Principio de Complementariedad de los pueblos originarios andinos. Sin embargo, este principio no se cumple, dado que los grupos andinos no practican la percepción filosófica de la Complementariedad. Si la practicaran, habría una gran mejora en las relaciones internas del país. En realidad, los indígenas consideran que el resto del país es un enemigo natural con el cual no es posible pensar en lograr la complementación de opuestos. Las causas para este comportamiento pueden ser dos: la primera, los indígenas no quieren relacionarse con los grupos humanos del resto del país, porque consideran que la relación es antagónica por naturaleza; en este caso, no sería factible hablar de complementariedad alguna. La segunda, es posible que los principios de la cosmovisión andina sean conocidos sólo por los filósofos, sociólogos y antropólogos, profesionales que se dedican al análisis del proceso evolutivo andino; en este caso, los grupos originarios no estarían al tanto de ese conocimiento. De las dos causas, la primera sería la más devastadora porque postergaría una generación tras otra, antes de que se practique el Principio Complementario; mientras tanto, tendremos que vivir en una Bolivia dividida por dos culturas: la de los indígenas y pueblos originarios en general, y la del resto del país. Por su lado, los ciudadanos del resto del país tampoco están muy interesados en lograr una complementariedad de opuestos entre las dos culturas. Nuestro futuro es un futuro dividido. Lo ha sido nuestro pasado y lo es nuestro presente. Es una pena, pero es así.

©MARIO BLACUTT MENDOZA, poeta y escritor boliviano

ENCARGADO CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA EN LA CUDAD DE LA PAZ, BOLIVIA


1 comentario:

  1. No sé porque,estimado colega Mario Blacutt,su exposición, me hizo recordaral enorme contrasentido que sucede en estos mismos momentos en España, donde resido,donde no es posible formar un gobierno por antagonismos ilógicos,entre candidatos de distintas corrientes....de lo que se deduce que la comprensión entre seres humanos es tan compleja, como sencilla de conseguir entre animales del campo,compartiendo el mismo predio....!

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