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domingo, 26 de noviembre de 2023

EL CÍRCULO - Adrián Néstor Escudero, Santa Fe, Argentina

 

EL CÍRCULO

"El Círculo es perfecto" (E. A. Pesante, l932-1988, in memoriam)  

 

“Gracias quiero dar al divino / laberinto de los efectos y de las causas / por la diversidad de las criaturas / que forman este singular universo, / por la razón, que no cesará de soñar / con un plano del laberinto (…)”               (“Otro Poema de los Dones” - Jorge Luis Borges).


     Hubo un momento en que el Círculo fue el acoplamiento sistémico de esmeriladas y esféricas espirales concéntricas… Como esas enigmáticas galaxias, arracimadas en forma cuántica, que no solo hacían suponer sino que demostraban, palmariamente, la infinitud de un Universo…
     Un Universo emboscado, a su vez, por un continuo movimiento, ora parabólico, ora sinuoso o, asimismo, perfectamente circular…
     Un Universo tan geométrico como aquel bellísimo y tornasolado Círculo del que formaba parte, girando, girando y girando
hasta un sitio ignoto del Metaverso que parecía, al mismo tiempo y espacio, punto de partida y llegada…

     Pero, de hecho, tampoco supo cuándo se vislumbró, en aquella gigantesca rueda giratoria, como un ser consiente y consciente de su presencia hecha de aquellas, como sustancias organizadas tras una sinuosa columna a la que llamó huesos, como pudo haberla nombrado con cualquier otra vibración acústica a la que, a su vez, nombró palabra…
     … En tanto que, a todo aquel encapsulado organismo semejante a una suerte de gelatinoso conglomerado, llamó cuerpo, y a la patina envolvente y suave -a la que tuvo por piel- compuesta de una delicada sustancia a la denominó carne…

     El Hijo del Círculo observó, no obstante, y con otros de sus fantásticos miembros membranosos (eran dos y se llamarían ojos), que un extraño lazo lo conectaba, en una cavidad acuosa de la que era parte…
     Luego de otro tiempo espacio que no supo ni pudo calcular, sintió como de súbito todo lo que para él era cuerpo, abría aquel Agujero Negro raramente enrojecido y se asomaba, con una chillante bocanada, a otro Universo que pareció estallar como un enorme sol galáctico, y… nació. Alguien le llamaría a aquello "vida" también, aunque para él la vida había sido, hasta entonces, una espejada realidad mansa y etérea aunque, y de igual modo, sustancial...
     Pero no supo que lo había hecho. Que había nacido… Y que estaba vivo en aquella dimensión extraña contenida en el Círculo… Pues solo después de cuatro giros alrededor de la estrella de aquel planeta (así lo llamaban Ellos) donde había estrenado su nuevo estado existencial, lo sabría… Una etapa que cobraría materialidad compartiendo más adelante imágenes (foto-videográficas) de esa, su estrenada niñez…

     Así, y al paso lento pero inexorable del nuevo espacio tiempo que lo contenía, entendería por qué había sido concebido tras una nueva palabra que no registrara en ningún sitio del Círculo de dónde provenía… Y que de tanto escucharla con aquel específico sentido orgánico llamado, por Ellos, oído, se supo hijo de Hombre, y Hombre varón y se auto percibió también como hijo de la Luz, hijo de la Alborada de aquella particular Realidad llamada vida… Luego, también comprendería que, aquellos otros miembros que lo acunaban con notable suavidad y esmero, serían de otro Hombre, pero sexuado mujer…
     Sería esta, ahora y como jamás lo había experimentado, la primera de las Cuatro Estaciones Planetarias de un astro, de otro Círculo azulado -terrestre, marítimo y nuboso-, que habría de transitar hasta treinta y tres años circunvalantes, como un fugaz Eternauta de la Materia; ello, antes de regresar -con su espiritual Alma trascendente- al seno del Círculo Creacional del que había sido esencialmente sustraído, y a fin de alcanzar a comprender (in situ) el Origen Humano de un paterno, Arcano Sueño existencial…

No tuvo miedo por ello: su Padre velaría por Él y unos seres difuminados llamados ángeles custodios, lo servirían en su -ahora- homeostática Presencia y, en especial, al cabo de los primeros cuatro años de extraña incubación encarnada; tiempo en el que, Abba, comenzaría a revelarle, paso a paso, el sentido mesiánico de la enigmática extrapolación sensorial a la que había sido expuesto, y que le sería revelada como crucial y salvífica Misión en bien del Círculo: la de redimir del pecado, la ignorancia y el error, al Universo Material todo.

 

ADRIÁN NÉSTOR ESCUDERO, Santa Fe, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA   



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