CALLA
Calla,
me dije, cuando fui cobarde
por
permitir volar la fantasía
en
esa deplorable letanía
donde
se esconde el corazón que arde.
Nunca
será, si tú lo quieres, tarde
para
emprender la marcha al nuevo día,
que
está bullendo con algarabía,
y
con genuino orgullo haciendo alarde.
Calla
y entonces volverá la brisa
a
sacudir el polvo de la estancia
donde
hemos extraviado la sonrisa.
En
ese punto encontrarás la instancia
-
me repetí con atinada prisa -,
que
traerá el amor y la fragancia.
©JERONIMO CASTILLO, poeta y escritor argentino
MIEMBRO
HONORIFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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