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domingo, 11 de marzo de 2018

MI DIOS, Norberto Pannone, Pcia. de Buenos Aires, Argentina

















Imagen de: thietkeweb888.com



MI DIOS

Eres el DIOS.
Mi Dios.
En cada gota de la lluvia has traído mis versos y poemas;
los sepias, los azules, los oscuros…
He rezado por ti en las Catedrales del miedo.
He rezado por ti en las Basílicas y en los Templos de los días felices.
Tu catecismo ocupa su lugar de privilegio en la mesa de luz
donde guardo las cosas necesarias y las otras, que no lo son tanto…
Rezo a tu nombre idolatrado, el que mora en la mota del polvo de los días,
en la sutil humedad de los veranos y en la escarcha donde florece el frio.
Dios del agua cristalina, el que sopla las nubes, el que agita…
Sólo me inclino a ti, Dios mío… porque ofreces tu Norte a las derivas.
Eres el que ronda por los sueños y se esconde en el primer asombro de la vida.

Dicen que hay otros dioses y que son los que ayudan, los que opinan.
Los que pasaron de largo por Auschwitz, Nagasaki e Hiroshima.
Son los dueños del dolor y las heridas. Los que a la gente prontamente olvidan.
Yo los busqué y no los pude hallar a pesar de lo simple y lo posible.
Pero a ti prediqué mis agonías, las que produce el tiempo que se ha ido
tras los vuelos de pájaros ausentes o los ríos de falsas ironías,
o en las hojas que se mueren sin otoño cada día.
Eres mi Dios en la palabra, en el pensar austero y la vigilia;
en la fecunda preñez de los insomnios;
en la velada astucia que ostenta el hombre en su mochila.
Eres mi Dios, el cotidiano amo, Señor de la verdad absurda.
Quizás no haya otra deidad que más admire,
magnifico Dios llamado duda.

(Copyright) Norberto Pannone, agosto 2016


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