Soy hijo de…
Soy hijo del Mayo Francés, las canciones de Manal, de Vox
Dei, de Litto Nebbia; de las búsquedas de Arco Iris, de ciertos diálogos
mágicos que en diferentes días ocurrieron con Gustavo Santaolalla.
Soy hijo de gestos sugeridos por John Lennon, conductas
de Jenis Joplin, el enamoramiento sublime hacia Joan Baez.
De las angustias de Martín reflejado en la mirada de
Alejandra durante aquellas singulares noches en el Parque Lezama.
De aquel Lavalle
salido de las páginas de Ernesto Sábato
que me llevaron una y otra vez a la Quebrada de
Humahuaca.
Soy hijo de las lecturas de Jean-Paul Sartre y Simone de
Beauvoir.
De la Pareja con un Amor necesario y muchos contingentes.
De las reveladoras frases dichas por Borges a los periodistas.
Del atrevido recorrido de Peter Fonda buscando su
destino.
De la certeza que la Libertad se consigue con
responsabilidad.
De que hay que ser constante en la lucha para alcanzar lo
que
se piensa es necesario.
Del Amor Libre; más declamado que practicado, para
irritación de
nuestros padres.
De la Flower Power, el hipismo y la inútil guerra de
Vietnam sólo
valiosa para los
Grandes Titiriteros de siempre.
Soy hijo de Sylvie Kristel; hoy aún viva en mi alma como
Emanuelle.
De las escenas capaces de alterar a aquel adolescente
buscador
tras experiencias nuevas como las recorridas en Historia
de O.
Soy hijo de las urdimbres de Jacques Bergier, la
filosofía de Louis Pauwells; las reveladoras lecturas halladas en El Retorno de
los
Brujos y en la revista libro
Planeta.
Soy hijo de las tardes de radio con Edgardo “el Negro”
Suárez “¡Hola, pariente!”
Del poeta Alejandro Vignatti que con 2001 me enseñó a
escribir realismo fantástico; de Carlos Riccó augurando que “¡Y seremos
amigos!”, de Leonardo Favio que con voz triste regalaba una rosa.
Soy hijo de Juan-Jacobo Bajarlía con quien aprendí a
hacer poemas – ocultos por pudorosa
vergüenza – sin rima y con sentido;
De Gyula Kosice creador de la Ciudad Hidroespacial cuando
ninguno
siquiera había viajado al Cosmos;
del atrevido Hermano Amstrong que con sus botas marcó el
suelo selenita.
De amaneceres cubiertos por el fruto de grávidos sueños.
Soy hijo de la Utopía, que encarnó en mí durante la
adolescencia…
Utopía que no ha muerto, que es pura sangre vital, y
sigue viva… ¡todavía!
©ANTONIO LAS HERAS, poeta y escritor
argentino
MIEMBRO ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA
El Castillo, Ciudad de Buenos Aires, 10 de diciembre de
2016.
Un recorrido hermoso por los caminos de los sueños y realidades, de la cultura y la belleza, de la inspiración y la certeza....Agradecimiento de una página inolvidable de recuerdos, música .arte y cultura!!!!!
ResponderEliminarExcelente artículo querido Antonio y algo que también comparto y me identifica completamente con esa totalidad que nos ha formado, de caminos recorridos en común y que nos ha convertido en el ser y en la complejidad de todos los cuerpos que somos actualmente! Gracias, Gracias. Namasté!
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