LA LEY DEL SAQUEO
Hace algún
tiempo, empecé a hacerles llegar el resumen de lo que yo llamé La Historia
Informal: la Ley del Saqueo. En esos primeros envíos dije que una de las leyes
más reales y constantes de la historia era la Ley del Saqueo. Esta
introducción me llevó a la tarea de estructurar un Teorema, un Corolario y un
Precepto, deducidos todos, de los hechos interactuantes. El Teorema del Miedo: El miedo, como el campo magnético en el cosmos, se expande por la mente
humana permanentemente. El Corolario
del Miedo: La Ley del Saqueo procede
del miedo a ser saqueado. El precepto
del Miedo: “Haz a los demás lo que no quieres que te hagan a
ti, antes que los demás te lo hagan”. Dije también que mis hallazgos se
circunscribirían al mundo occidental, de tal manera que empecé con Esparta.
Describí a los espartanos como guerreros entrenados para matar y saquear,
aunque sin ninguna ambigüedad por la que pretendieran velar su ser de guerreros
y saqueadores.
Luego me
refería los atenienses, quienes eran la contraparte ambigua de los espartanos,
pues eran dados a los discursos y a la ambigüedad moral. Cité varias razones
que me permitían describirlos como ambiguos. En primer término, su concepción
de la democracia; los historiadores tradicionales, a quienes identifico como
los “sonajeros de la historia” han idealizado esta ambigüedad ética como una
virtud sublime. La democracia ateniense real estaba basada en la existencia de
esclavos, quienes producían lo que los parásitos comían. Apremiado por la
necesidad de tener esclavos, a la par de los botines de guerra, el gran
Aristóteles sentenció que “el esclavo lo era por naturaleza”, dando su
bendición para que el látigo escribiera la historia en la espalda del esclavo.
Fue también Aristóteles quien ratificó algo que ya estaba instituido en la
Grecia antigua, esto es, que la mujer era un ser inferior. Con Sócrates, el
filósofo que peroraba en conferencias improvisadas en las calles de Atenas, los
sonajeros de la historia encontraron una nueva oportunidad de hacer un acto de
fe de la falsa modestia, pues se supone que era reconocido como un sabio por
quienes escuchaban sus palabras; sin embargo afirmaba que “lo único que sé es
que nada sé”. Este slogan, cuyos derechos de autor aún consolidan su fama, fue
intermitentemente señalado por los sonajeros como la “humildad llevada a su
extremo más sublime”. No nos extrañemos que Nietzsche tuviera una opinión muy
negativa del que enseñaba al pueblo exclamando que “nada sabía”
Luego pasamos
a Roma; allí vimos que los emperadores, con las excepciones debidas, fueron
unos locos desaforados por ser “representaciones de la divinidad”. Tiberio,
Calígula, Nerón, Cómodo… hicieron de Roma el escenario de las arbitrariedades
más grandes en la historia de Occidente. Señalaban como bárbaros a las
agrupaciones germanas. Sin embargo, nadie era tan “bárbaro” como el romano, por
lo menos no lo era en el grado de hacer una distracción dominical el encuentro
de cristianos con las fieras, en cuyas garras y dientes terminaban desechos.
Esa actitud de parásitos y plebeyos romanos puede ser calificada de bárbara,
salvaje, ignominiosa… en toda la extensión de la palabra. Desde el próximo
envío seguiremos con la interpretación de la historia como la Ley del Saqueo y
la elevación de la ambigüedad moral a rango de virtud por los historiadores
sonajeros, relatando lo que fue el periodo de los emperadores hasta el siglo V
Mientras
tanto, les invito a leer mi obra: Desarrollo Local Complementario, ingresando
al siguiente portal:
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© MARIO BLACUTT MENDOZA, poeta y escritor boliviano
ENCARGADO
CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA EN LA PAZ, BOLIVIA
De lo que se deduce, que la historia se repite....Eso no implica que mejoren sus sistemas, ni el hombre aprenda ,ni se elabore una forma de vida que no oprima al individuo de todas las formas que el poderoso siempre posee, ejecuta y la pone a su servicio------!
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