En
relación a las expresiones de Jorge Fernández Días en su articulo
“La campaña del miedo se pone un tanto
esotérica.”
(La Nación, domingo 26 de julio de 2015)
Escribe
Antonio LAS HERAS
En la sección “Opinión” del matutino La Nación (Buenos
Aires) el periodista y escritor Jorge Fernández Díaz se refiere a la situación
política en la Argentina, en un artículo titulado “La campaña del miedo se pone un tanto esotérica”; y en relación a
unos episodios sucedidos en torno al candidato a la presidencia de la nación,
Ing. Mauricio Macri, escribe lo siguiente:
“Para ridiculizarlo
repartían un audio en el que el alcalde amarillo comentaba su afición por la
armonización budista y lo mezclaban aviesamente con el falso rumor de que una
vidente ecuatoriana le había hecho una “limpieza” después de la derrota
electoral en Santa Fe. Confundir una técnica budista de autoconocimiento y
templanza surgida de una doctrina filosófica milenaria con una mera superchería
esotérica autoincrimina a los operadoras en su ignorancia, en su mala fe…”
Entendemos que al escribir de este modo, el articulista
ha incurrido en un grave error por el cual confunde al lector haciéndole creer
que la “armonización budista” no es esotérica y, por ello, algo tan confiable
como la ley de gravedad (permítasenos la ironía) y que una arcaica forma de
armonización como es “la limpia” es “una
mera superchería esotérica.” Exhibe esa frase a la vez, una tendenciosa y
discriminatoria forma de pensar, donde dos temas absolutamente esotéricos –
como lo son las prácticas ceremoniales y rituales budistas tanto como las
igualmente antiguas y precolombinas técnicas de “limpieza” usuales en los pueblos
originarios – son presentados en forma diferente: una como fuera del ámbito
esotérico (la armonización budista) y la otra como “mera superchería” (sic).
La expresión “armonización” en sí misma – tan utilizada a
partir de la Nueva Era – es, en términos académicos, de absoluta imprecisión.
Quienes la practicamos conocemos que provoca beneficios tanto espirituales como
intelectuales y físico/materiales. ¡Pero cuán difícil resulta demostrarlo si
queremos aplicar la metodología de la investigación científica! No hay
diferencia entre la armonización practicada por una guía budista y la “limpia”
(sinónimo aquí de armonización) realizada por quien decidió practicar
antiquísimas ceremonias chamánicas.
Tales “limpias” aún son frecuentes – realizadas sea por
varones o mujeres de los pueblos originarios – tanto en la Argentina como en
otros sitios de América. Tales procedimientos merecen todo nuestro respeto. No
sólo porque – por comprobación empírica – hemos constatado que funcionan
favorablemente, sino porque forman parte de la cultura en que pueblos
milenarios se desarrollaron dejando su impronta en la Historia de la Humanidad.
Con el mismo criterio que utilizó Fernández Díaz para rotular “mera superchería” habría que aplicarla
a quienes – desde el siglo XIX – fabrican en La Coruña talismanes contra la
Magia Negra imbuidos de sus orígenes celtas, así como a quienes – católicos
practicantes – deciden llevar un relicario que contiene algún trozo de hueso
atribuido a algún santo o los beneficios del agua bendita. Muchos llamarán
“ignorancia”, “superchería” “charlatanismo” a todo esto. Nosotros preferimos
llamarlo intolerancia. Y, obvio, toda intolerancia nace del temor a lo
desconocido que provoca la ignorancia.
Lo importante, a nuestro juicio, habida cuenta que nos
encontramos en el Siglo XXI, es que seamos capaces de respetar las diferentes
maneras de manifestación esotérica que los humanos, a través de los tiempos y
lugares, hemos generado con la ambición legítima de estar un poco mejor durante
el tránsito terreno.
©ANTONIO LAS
HERAS es doctor en Psicología Social
y magíster en Psicoanálisis
(UAJFK) Docente
del curso de Psicología Junguiana en la Universidad Argentina
John F. Kennedy. Presidente de la Asociación Argentina de
Parapsicología (AAP)
Fue Secretario General (1998/2001) de SADE, Sociedad
Argentina de Escritores;
@LasHerasAntonio
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