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LA ILUSIÓN
Bien es verdad que la ilusión es un elemento básico de
nuestra vida, porque sin ilusión, no podemos vivir. Así que la alimentamos para
poder refugiarnos en ella, cuando el barco de nuestros proyectos, haga aguas
por todas partes.
Cuanta ilusión me hace ver a esos deportistas que nos
invitan a comprar un bolígrafo determinado, con cuyo importe, se regalarán
juguetes a los niños pobres, a los que sus padres, no se los pueden comprar,
¡qué ilusión me hace! Aunque más ilusión me haría que se prohibiera a miles y
miles de niños de hurgar en la basura
para alimentar a su familia y/o estuvieran metidos en sitios inmundos
trabajando como esclavos para fabricar balones de futbol para esos y demás
deportistas y otros objetos que compramos los occidentales.
¡Qué gran ilusión
me haría! verlos ir a colegio, jugar en el patio, comer decentemente todos los
días con el fin de potenciar una humanidad más justa, ¡qué ilusión me haría!
A esos viejos arrastrando sus piernas y sus achaques y
esa gente presurosa, detenerse solo, para decirles: “Buenos días viejo, ¿cómo
estás?, ¡qué ilusión me haría!
¡Qué ilusión me haría sentir tu mano en mi hombro y una sonrisa se dibujara en tu rostro
perdonando mis errores, comprendiendo mis defectos y animándome a proseguir, de
verdad, ¡qué ilusión me haría!
La crisis que estamos viviendo, no concierne solamente a
nuestro país. Una vez derrumbado el comunismo con sus patéticos planes
quinquenales y su represión, el capitalismo emerge con todo su despotismo y de
lo único que hablan los políticos, economistas y demás “enterados de la
realidad”, es de: “PRODUCIR MÁS” “ABRIR MERCADOS” Y ¿a quién le vamos a vender nuestros
productos?, cuando a esos posibles compradores
los hemos vejado comprándoles sus
materias primas a cuatro chavos y queriéndoles vender nuestro producto manufacturado cien veces su
valor ¿Con qué nos lo van a pagar?.
Pero, ¡qué ilusión me haría que se abrieran otras vías de
relación productiva y convivencial,¡ qué ilusión me haría!
Cuando en la exposición universal de Sevilla allá por la
década de los 90, pudimos ver hasta donde había llegado la tecnología y los
recursos que los países tienen para poder acabar, con el hambre del mundo, la
injusticia y la estulticia, comprendimos que todo es voluntad política,
conciencia social y un poco más de amor por nuestros congéneres. ¡Qué ilusión
me haría que esto se comprendiera!
Ese “brote verde”, que
algunos políticos mencionan, refiriéndose a la economía, y para que
pueda florecer de una forma más racional y más justa en el uso de los recursos
del planeta, para que se vea por
fin, esa vía más racional de respeto al
ser humano y al ambiente, para que todo
eso, nos conciencie. Sí, todo eso, ALIMENTA MI ILUSION.
Y llena de ilusión, pensando en que otro enfoque y voluntad
social nos asistan, guardo un residuo de ilusión, de GRA ILUSION, en este
dolido y cansado corazón.
© SALOMÉ MOLTÓ, poeta y escritora de Alcoy,
Alicante, España.
MIEMBRO HONORÍFICO DE
ASOLAPO ARGENTINA
Qué ilusión maravillosa, Salomé con la que vivimos tantas personas en el mundo,a la que la corrupción, la indiferencia y el poder mundial, van destruyendo...Qué grito el de tu prosa, que esperanza del bueno, que cada vez, está más lejana...Pero hay que seguir y por eso, me glorío de ser tu amiga...Yolanda Solís..
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