Bienvenidos

sábado, 21 de diciembre de 2024

SALUTACIÓN: ¡FELICES FIESTAS Y HASTA EL AÑO QUE VIENE!

 


ASOLAPO ARGENTINA SALUDA Y AGRADECE A NUESTROS MIEMBROS, COLABORADORES, AMIGOS Y A TODOS AQUELLOS, QUE, DE UNA MANERA U OTRA, HACEN NUESTRO BLOG CULTURAL-

HASTA EL AÑO QUE VIENE!!!

Norberto Pannone

LOS BESOS DE UNA MUJER - Roberto Ayrala- San Pedro, Buenos Aires, Argentina

 
















LOS BESOS DE UNA MUJER


Al que le tocó rodar
por esas sendas tortuosas
en el alma guarda cosas
difíciles de olvidar.
Yo que salí a caminar
siendo solo un principiante,
con un mundo por delante
adonde abundan las penas
pero encontré algunas buenas
y es justo que a ellas les cante

Una vez, que llegué a un pago
cansado, triste y afónico
como si buscara un tónico
para curar tanto estrago.
La suerte me dio un halago
que alivió mi padecer.
Cual rocío de amanecer
que a la planta le da vida
supieron curar mi herida
los besos de una mujer.

Desde entonces mi vihuela
tiene una nota armoniosa
por la madre, por la esposa
por la novia, por la abuela.
Y contemplando la estela
de mis recuerdos de ayer
hoy vuelven a florecer
trovas que del alma salen,
para decir cuanto valen
los besos de una mujer.


ROBERTO AYRALA – San Pedro, Buenos Aires, Argentina

Poeta, Periodista y Payador argentino

ESTA NOCHE - Norberto Pannone - Buenos Aires, Argentina

 








Imagen tomada en el marco de: "El Protagonismo de las Organizaciones de la Sociedad Civil (O.S.C.) en los 200 años de vida de la Patria, en la Usina del Arte, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, en compañía de mi querida hija Claudia.


ESTA NOCHE

 
Esta noche,
cuando finja dormir,
cuando cierre los ojos
y te traiga hasta mí:
andaremos por sueños
de tardes fenecidas
con duendes de la risa,
y el ángel que me habita
con tu beso mejor.

Compartirás conmigo
esta locura mía
de amar la poesía
y este vaso de vino
que me queda de vida.
Esta noche,
cuando finja dormir,
me subiré a la estrella
que veo en mi ventana
y viajaré con ella
raudo hasta tu casa
para dejar su brillo
sujeto de tu almohada,
y en la sábana negra
que tendimos los dos.

De mi libro: "Más allá del carmín"

NORBERTO PANNONE – Buenos Aires, Argentina

¿CÓMO ESCRIBIR UN OVILLEJO? – Luis Alposta – Buenos Aires, Argentina

 









¿CÓMO ESCRIBIR UN OVILLEJO?


Los primeros ovillejos conocidos los escribió Cervantes.
Concretamente, en La ilustre fregona y en el capítulo XXVII del Quijote.
Reproduzco uno de ellos:

¿Quién mejorará mi suerte?
¡La muerte!
Y el bien de amor, ¿Quién le alcanza?
¡Mudanza!
Y sus males, ¿Quién los cura?
¡Locura!

Dese modo no es cordura
querer curar la pasión,
cuando los remedios son
muerte, mudanza y locura.



¿CÓMO ESCRIBIR UN OVILLEJO?

Comencemos por su definición: se llama OVILLEJO a la estrofa formada por tres versos octosílabos que alternan con otros tres de pie quebrado, con los que riman en consonante y van seguidos de una redondilla cuyo último verso se forma a partir de la unión de los tres pies quebrados.

Y aquí va un intento:

Tres versos. Nada complejo.
-¿Y el ovillejo?
Y otros tres intercalá
- Está
rengueando de trecho en trecho.
-¡Hecho!

Ahora metele derecho
y no te quedes varado
Juntá los de pie quebrado
Y el ovillejo está hecho.



LUIS ALPOSTA – Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA

INVOCACIÓN - Carlos Penelas - Buenos Aires, Argentina

 









INVOCACIÓN


Un tren atrae el horizonte
como una viajera de cabellos nocturnos.
Un tren fluye en viejas cartas
invocando collares y sollozos.
Vuelve sobre nuestro corazón
igual que madre y padre
al atravesar el esplendor del bosque.
Son moradas de pájaros que abanican
los cuartos irreales del sueño,
meandros de playas y silencios.
Inhabitable como la memoria
es el presentimiento de la amada.

Bajo este indolente reflejo
es transparente la avidez del poema.



CARLOS PENELAS
- Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

ANDAR - Salomé Moltó - Alcoy, Alicante, España

 













ANDAR


Y es mi camino el que ando
es mi angustia la que sufro
tu andas el tuyo,
tu sufres la tuya
A mi lado puedes caminar
si quieres
un instante, un momento
en un infinito espacio

Yo no paro mi camino
no detengo mi proyecto
Si me sigues, no te pares
Yo no puedo ya esperarte
mas es mi camino el que ando
y mi angustia la que sufro.



SALOMÉ MOLTÓ – Alcoy, Alicante, España

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA



AL FILO DE TUS OJOS… - Martha Inés Vélez - Saint John’s - Florida

 














AL FILO DE TUS OJOS…


Viajan en la fugacidad del tiempo
los azules del alma,
al filo de tus ojos con mirada de fuego
se limpian, al amparo del agua

Frotando con los dedos los pliegues de tu casta,
en efluvio de besos la palabra se escapa.
El sonido se funde con la imagen
al tacto de tu piel que se amalgama,
a bucólica aroma de sudor, tierra y magia

Instantes fugitivos de límites difusos e inefable fragancia.
En el profundo negro, tiñe la sombra de la noche los fulgores del alba,
que abstrusa, rebelde, escéptica irrumpe en madrugada.
Y el libre pensamiento, que es movimiento en vuelo
cruza las arenas doradas en solitaria danza

Inédita ingravidez de sueños, de memorias y olvidos,
de delirios excéntricos, de sosegada calma.
Para el goce sufriente del “Memorioso Funes”,
de Borges la incerteza, los miedos, la esperanza.
De mí la mezcla alquímica… de equilibrio dialéctico, de riesgo existencial,
de epifanía cósmica, que no logro explicar...


15 de diciembre de 2024

MARTHA INÉS VÉLEZ - Saint John’s - Florida
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

SONETO HEXÁMETRO ESDRÚJULO - LAS PALMAS DE GRAN CANARIA - Rafael Mérida Cruz-Lascano, Guatemala

 













SONETO HEXÁMETRO ESDRÚJULO

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA



Benito Pérez Galdós
(Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo de 1843 – Madrid, 4 de enero de 1920)

.
.
.
Dentro vuestro canto lírico
Bella grata nota clásica
color de soñada música
entre musas, sueño onírico.
.
Todo tu numen poético
mismo viento estilo yámbica
ritmo y rima con coriámbica
que, embruja más exegético.
.
Tiene encanto lo retórico
sombra del griego Aristófanes
solo pienso de aquella época.
.
Dejando este escrito eufórico
tomé clases del dios Diáfanes
Cambió, el tiempo miro, alépoca.
.

.
.

DR. RAFAEL MERIDA CRUZ-LASCANO – Guatemala
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

Ambassadeur de la Paix.
cercle universel des ambassadeurs de la paix France/Suisse
Sistema de Información Cultural -SIC-
Dirección General de Desarrollo Cultural y Fortalecimiento de las Culturas
Ministerio de Cultura y Deportes. Guatemala.

Aféresis: sin perder sonido
Yámbica: Tipo de Verso
Coriámbica: Que está escrita en versos.
Exegético. Por sus palabras
Alépoca: Distanciado deja la época

A: Canarias, desde Guatemala en centro América. Nos unimos para felicitar al siempre-vivo. Pérez Galdós. Quien, desde su partida, continúa impartiéndonos cultura.

En la poesía en castellano, según la teoría ampliamente defendida, el modo de imitar el hexámetro es que la marca rítmica de los versos, que en castellano es producida por el «acento», debe sustituir a la «cantidad», que es la marca rítmica de la poesía grecolatina.

MANUEL ROJAS, AMIGO Y MAESTRO INOLVIDABLE - Roberto Alifano - Buenos Aires, Argentina

 



MANUEL ROJAS, AMIGO Y MAESTRO INOLVIDABLE

 

El recuerdo que guardo de Manuel Rojas es entrañable y de una sincera admiración que me lleva a evocarlo y releerlo muy seguido porque su obra se mantiene vigente y es una maravillosa aventura humana. Más bien parco y dueño de un sentido del humor áspero e irónico, con opiniones concluyentes, a veces algo intolerantes, podía aprobar o rechazar con idéntica decisión dibujando en su cara una sonrisa pícara y desconcertante, nunca mal intencionada. Era su estilo y los que lo conocimos así debimos aceptarlo.

Una mañana de 1972, mientras compartíamos un café en un bar de la calle Huérfanos, le hablé de un cuento de Borges, que me parece magistral; me refiero concretamente a El Aleph. Manuel alzó los hombros y fingió indiferencia. Luego extravió su mirada en la gente que transitaba por la peatonal, frunció el ceño y me respondió de manera tajante: “Roberto, ya me tienes cansado por tu admiración hacia Borges; hay que terminar con el culto a ese viajo conservador y reaccionario”. Yo, desconcertado, cambié de tema y empecé a hablar de bueyes perdidos.

A la semana lo fui a visitar a su casa y me recibió entusiasmado: “¡Mira, lo que lo que estoy leyendo. Debo reconocer, que El Aleph de Borges es algo genial. Hoy lo he leído un par de veces. No sé cómo agradecerte esa revelación, muchacho!”.

Confieso que yo quedé tan desconcertado como seguramente lo estuvo el bíblico Adán para el día de la madre. En las páginas del libro se veían papelitos y anotaciones. Acto seguido, Manuel alzó el libro que reposaba sobre una mesita y empezó a leer:

La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita. Cambiará el universo pero yo no, pensé con melancólica vanidad; alguna vez, lo sé, mi vana devoción la había exasperado; muerta yo podía consagrarme a su memoria, sin esperanza, pero también sin humillación”...

Leído ese párrafo inicial, Manuel estrujó el libro contra su pecho y exclamó divertido y con aprobación:

“¡No se puede dejar de reconocer que tiene genio y que es indiscutiblemente uno de los mejores poetas y narradores en nuestra lengua; es literario en cada frase. ¡Me ganaste por nocaut, muchacho!”. Y volvió a leer ese comienzo imaginado por Borges, que lo deslumbraba.

Manuel Rojas es el autor de una de las mejores prosas que se han escrito en Chile; aunque resulta extraño que un país que se jacta de sus poetas le cueste reconocer a sus narradores, que son muchos y muy buenos. Pienso en Rafael Maluenda, Pedro Prado, Isadora Aguirre y Joaquín Edwards Bello, y a la saga van los más contemporáneos Jorge Edwards, Enrique Lafourcade, Alberto Fuget, Isabel Allende, Roberto Bolaño, Antonio Avaria y Miguel de Loyola, y aún otros más recientes y no menos talentosos.

Al que quiera entrar en la biografía de Manuel Rojas, me adelanto a informar que nació en Buenos Aires en 1896 (“Como hombre del siglo diecinueve, merezco todo el respeto; sobre todo por mi derecho de jugar a dos puntas con mi doble nacionalidad, que no cualquiera tiene”, bromeaba). Lo asistía toda la razón, era del barrio de Parque de los Patricios, el sitio donde vino al mundo en un caserón, que hasta hace cuatro o cinco décadas todavía existía y yo visité con él; aunque se lo considera como un escritor chileno. En cuanto a la explicación, no es nada complicada desde un punto de vista menos literario que jurídico, pues la Constitución de Chile otorga la categoría de chilenos a los hijos de progenitores del país nacidos en el extranjero, por el solo hecho de la vecindad entre países. Ese fue el caso de Manuel Rojas Sepúlveda, que le encantaba exhibir su doble nacionalidad, y se consideraba tan ciudadano de este lado como del otro de la cordillera. “Si me apuran, hasta puedo mostrar los papeles para que lo corroboren”, agregaba sonriendo.

Si uno recorre los libros escritos por Manuel Rojas, fácilmente descubre que en las páginas de sus textos hay una completa revelación del alma popular de chilenos y argentinos; sea a través de ocurrentes anécdotas inmersas en los cuentos, o en las páginas más maduras y sosegadas de sus novelas, y hasta en el aroma evocativo de ciertos versos líricos que nos conmueven. “A Manuel -se lo escuché decir a Neruda-, no se lo puede desconocer como poeta. Él no solo es maestro indiscutido de los novelistas de Chile, sino también un poeta… ¡Y qué poeta!

Como dice el añejo refrán, “si para muestra basta un botón”, reproduzco su conmovedor soneto “Gusano”, que escribió en un volumen evocativo de sus íntimas vivencias:

Lo mismo que un gusano que hilara su capullo,

hila en la rueca tuya tu sentir interior.

He pensado que el hombre debe crear lo suyo

como la mariposa sus alas de color.

Teje, serenamente, sin soberbia ni orgullo,

tus ansias y tu vida, tu verso y tu dolor.

Será mejor la seda que hizo el trabajo tuyo,

porque en ella pusiste tu paciencia y tu amor.

Yo, como tú, mi rueca, hilo la vida mía,

y cada nueva hebra me trae la alegría

de saber que entreteje mi amor y mi sentir.

Después, cuando la muerte se pare ante mi senda,

con mis sedas más blancas levantaré una tienda

y a su sombra, desnudo, me tenderé a dormir.

Manuel Rojas era un hombre alto, muy alto, que quizá rozaba el metro noventa, de complexión maciza y sólidas espaldas, sobre las cuales resaltaba una cara bondadosa presta siempre a la sonrisa, que descubría blancos dientes y una abundante cabellera (bien renegrida en su infancia y juventud y gris en la madurez. “Porque tengo también -y honrosamente como buen criollo mapuche-, sangre india que viene de mi madre”, aclaraba).

Fue Nicanor Parra, el que me contó que cuando visitó Chile el boxeador Luis Ángel Firpo y se paseó por las calles de Santiago, no pocas veces se lo confundió con el manso y pacífico Manuel. Salvo que mientras “el toro salvaje de las pampas”, como se lo apodaba a Firpo, noqueaba con sus trompadas, las quizá no menos fuertes de Rojas, en otra dirección, acariciaban con su lírica escritura. El contraste, claro, entre la apariencia hercúlea y la tierna expresión, más bien resignada, se advertía en muchos de los amables gestos del también duro y muy querido Manuel.

Una vez, mientras andábamos por un arbolado sendero de la pre-cordillera, me confesó que debía a su madre, doña Dorotea Sepúlveda, muchos de los dramáticos relatos de asaltos, robos y asesinatos, que dejaron en su espíritu la herencia mapuche. De allí la línea narrativa de Hombres del Sur, una de sus primeras novelas (1926) y luego Travesía, El bonete maulino y El delincuente (publicados en la década del ‘40, hondas reflexiones sobre días sombríos que le tocó padecer, buscando el pan de cada día; de allí surgieron otras de sus narraciones, sobre todo Lanchas en la bahía de 1932, una novela donde deja testimonio de un adolescente casi hambriento, que inicia el aprendizaje de la vida en forma ruda e improvisada, para entrar luego en el conocimiento de algunos de los hechos esenciales de la relación humana.

Llegó a ser alguna vez en esa sufrida juventud, testigo de ese profundo sur de Buenos Aires y, más entrado en años, guardián de la insegura bahía de Valparaíso, empujado siempre a ganarse la vida como se puede para comer un magro plato de arroz hervido. Ese niño de sus melancólicas novelas regresa a un hogar al que le cuesta regresar y lo hace solo por necesidad, aunque también se niega a confesar por qué se negaba a volver. No lo revela, ni es necesario que lo haga, ya que ahí se encuentra el sentido de su dramática narrativa.

En esa luminosa bahía el chico consigue ganar la amistad, la protectora amistad, de algunos hombres formados a quienes él desea fervorosamente imitar. Y ahí aparece Rucio del Norte, uno de sus personajes; creación admirable, que exuda fuerza y valentía por todos los poros y que va al asalto de la vida con un apetito desbordado. También en Valparaíso es donde encuentra el amor adolescente de una muchacha, que no es casta, pero se convierte en su primera musa, descrita con poéticas palabras que conmueven por la dolorosa soledad, en este caso, bajo la enmascarada vestidura de una resignada prostituta. Todo el ambiente de esas novelas es melancólico, aunque no menos bello, deslumbrante y tierno ya que el novelista impone una castidad ejemplar al narrar estas intensas vivencias. Maupassant, Chejov y Flaubert, con Roberto Arlt y Horacio Quiroga, fueron algunos de sus paradigmas literarios.

Yo lo conocí hacia principio de la década de 1970, cuando estaba empleado en la Biblioteca Nacional, y se dio a leer la poesía de la que hablaba en Francia el abate Henri Brémond, redescubierto en esos años y convertido en centro de activa polémica. A través de Manuel escribí para la revista Atenea, de la Universidad de Concepción, que se publicaba en Santiago.

Manuel conoció muy de cerca a Salvador Allende, pero descreía del camino pacífico que había elegido para establecer el socialismo en Chile. Ese equilibrio dinámico de su personalidad, siempre en estado de alerta; unido a su sensible espíritu literario, pronto a desembocar en algún cuento, en poemas o en alguna novela, que nunca le negaban nuevas emociones, producía en el escritor el motivo de sus apasionados diálogos. A este titán de la literatura le debe Chile una de sus mejores obras narrativa; sin excluir, por supuesto, su sentida poesía.

Con felicidad para los buenos lectores, su magnífica obra sigue vigente y publicándose. Y él sigue vivo a través de sus conmovedoras historias. En su homenaje se instituyó en 1912 el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas, galardón que en su honor otorga anualmente el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile, patrocinado por la fundación que lleva el nombre del autor de la célebre novela Hijo de ladrón. Cabe agregar que la dictadura de Pinochet impidió reeditar su obra y sólo se pudo hacer casi diez años después, ya en democracia. Hoy, felizmente, ha sido traducida a numerosos idiomas y forma parte de las lecturas obligatorias en los colegios.

El 11 de marzo de 1973, a los 77 años, el querido Manuel Rojas se sumó a los más. Un numeroso grupo de amigos, entre los que se contaba el presidente Salvador Allende, lo acompañamos al Cementerio General, donde descansa por la eternidad.

ROBERTO ALIFANOBuenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


«CONVERSIÓN AL FUTURO» - Ángel Medina - Málaga, España



«CONVERSIÓN AL FUTURO» 

 

Un presente sin futuro es la ecuación del absurdo. Es caminar por un sendero que no se sabe dónde lleva.

Un hombre sin consciencia de su procedencia y de su destino corre el riesgo de convertirse en una bestia evolucionada que abandona su crecimiento integral.

Es cierto que la sociedad actual ha renunciado a pensarse. Demasiadas prisas. Demasiados retos. Demasiadas cargas para sobrevivir. Demasiados ruidos que adormecen la inteligencia. Demasiada manipulación mediática. Y todo ello conduce a la pérdida de identidad, donde el propio ser humano acaba siendo conocido y reconociéndose por lo que tiene y por lo que hace, pero no por lo que es.

Para conocerse, se impone contemplar la dualidad de la voluntad y el destino. Lo primero es la libre determinación, el esfuerzo por auto-conocerse, y lo segundo la confianza en una ventura superior a la misma existencia personal que le permita confiarse tanto en el presente como en porvenir. El futuro reta al presente y el presente se abre al futuro.

Preguntemos a los hombres por su máxima aspiración, y a fondo de reflexionar la respuesta acabarán confesando que desearían congelar el tiempo y no acabarse. Esto es, la eternidad.

¿Cuál es la razón para que se resista ante la llamada de aquello que podría responder a su inquietud?

El hombre estaría dispuesto a sacrificar su suficiencia, pero no se decide a los principios que se derivarían del seguimiento. Creer no es sólo aceptar una verdad, sino seguirla. Por eso, adopta el mensaje de los cantos de sirena que le ofrece el mundo para satisfacer su hedonismo. No se trata tanto de “creer” como de convertirse a un humanismo que supera los humanismos simplemente humanos. Un humanismo trascendente que responda al hombre de lo que por sí mismo no puede responderse y a su vez le reta a ser verdadero hombre.

En primer lugar, habrá de tener claro que su existencia le viene dada, por lo que ha de admitirse el “creacionismo”, esto es, que existe “Alguien” fuera de lo que abarca la razón humana con capacidad para hacerlo. “La prueba del algodón” reside en la incapacidad de darse vida a sí mismo aquello que no existe.

A esto podrá oponerse que todo es producto de la casualidad y no de la causalidad. Pero el azar no es sino barajar hipótesis con premisas menores que no tienen en cuenta la «premisa mayor» y cada paso que da se diluye más.

Basta contemplar las leyes que rigen el universo. Si aumentásemos sólo el 1% de la fuerza nuclear, los núcleos de hidrógeno no permanecerían libres, y al no poder combinarse con los átomos de oxígeno no habría agua, elemento indispensable para la vida. Pero si esa fuerza disminuyese la fusión se haría imposible y sin fusión no habría soles, ni energía ni vida. En cuanto al hombre, para que pueda surgir una molécula de ARN utilizable, apelando al azar sería necesario multiplicar a ciegas los ensayos en un tiempo 100.000 veces más largo que el de la edad del Universo, con lo cual hemos de desechar el planteamiento. No existe el azar, sino el orden.

En segundo lugar, si se admite el mayor sentido del creacionismo ha de concederse la autoría de un ser Primero al que llamamos Dios. Lo que es efecto ha de tener una causa—la única excepción es el Misterio que sostiene todo y es causa de sí mismo,

En tercer lugar—admitido el creacionismo—, ¿por qué razón ha de crear al hombre? El que es Todopoderoso, ¿para qué podría necesitar de nada, incluido el hombre?

Sólo puede entenderse reconociendo entre los atributos de la divinidad el del Amor. El amor tiende a compartirse por pura gratuidad. De lo que se deduce que la criatura que es el producto final de la evolución, esto es, el hombre, está destinado a compartir ese amor que no tiene fin. Es lo que llamamos “cielo”.

En cuarto lugar, recomponiendo las piezas del puzzle de la existencia humana está entender dos cosas que se interrelacionan: el mal y la libertad.

El Amor exige ser aceptado libremente. Por eso, el hombre dispone de libertad. El tiempo para decidirse es la vida, en la cual podrá optar por seguir el instinto orientado hacia el bien o el mal que conduce a la nada. Pero, para hacerlo habrá de optar por uno de los dos. El que no elige, ya ha elegido.

El mal existe para que el hombre pueda decidirse haciendo uso de su voluntad, superando los instintos y el hedonismo. “He puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal” (Deut. 30, 15,19) El viejo Epicuro ya reflexionaba esto, preguntándose: “Si el mal existe es porque Dios no es Bueno, y si no puede evitarlo es porque no es Omnipotente”.

En quinto lugar, se encuentra el nihilismo. Sostener el sin sentido de todo, incluido el hombre. Un hombre desnudo ante los retos de su existencia, por los que no puede responderse al carecer de un principio de esperanza. Por eso, el filósofo que se esconde tras la muerte de Dios pronunció aquella frase que gritaba desde dentro de sí: «Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los «cómos», a pesar de sus contradicciones.

Este es el dilema de hombre: conducirse por los derroteros de la nada o arriesgarse a la esperanza del cielo prometido. Y según la elección, así se conducirá en su vida.

A modo de resumen una pequeña «fábula».

El calor del sol evapora el agua del inmenso mar, convirtiéndola en nube.

La nube descarga su agua sobre la tierra, que la absorbe.

La tierra filtra el agua hasta el río.

El río la devuelve al mar del que ha salido.

El mar es el Principio. El sol su amor. La nube el hombre. La tierra el ciclo de la vida. El río la purificación en su transcurso de la existencia. El mar que la acoge su destino que es el Fin.


ÁNGEL MEDINA
– Málaga, España
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sábado, 14 de diciembre de 2024

MANCHA - Gülten Akin - Turquía

 












MANCHA


Aquí estamos en el punto más caótico de nuestro tiempo
alguien debería escribirnos, si no lo hacemos quién lo hará
el más guardado silencio, el más leve se convirtió en
el fino cuchillo que usamos
para esculpir el crudo día
dónde están ellos, el milagro de parpadear
y la magia que brilla en cada movimiento
un día más sin ser visto
un día más que pasó devastando la hierba
así que nos enteramos que era ciego, como si no hubiera
callejón ni transeúnte
nadie para grabar el transeúnte
dijero
enciérrenlos, dejen la llave en su antiguo lugar
pero la verdad es
que es algo vergonzoso, como dice Camus
para ser feliz contigo mismo
voces y otras voces, dónde están las voces del mundo
la mancha invadió el tejido
Sin decir nada sin decir nada




GÜLTEN AKIN (Yozgat, Turquía, 1933 - Ankara, Turquía)

CONCÉNTRICOS - Marian Muiños, España












CONCÉNTRICOS


En aura de nostalgia
flotan,
vientre volcado,
los peces
heridos de plata.

Un repetido círculo
Cierra
concéntricos aceros
de ayeres
en un espejo roto.

Y se eternizan sobre el mar.
las olas
de espumas nulas;
se ciernen
sobre el cenit del azar.
Cruje, sorda, bajo mis pies
la arena
y en cada grano desgrana
a veces
el recuerdo de lo que pudo ser...
…pero no ha sido.


De su libro: “De Paso por el mundo” Ed. 2024


MARIAN MUIÑOS – España
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

AMOR, PAZ - Lola Benítez Molina, Málaga, España

 














AMOR, PAZ


Amor, paz
repitamos todos esas palabras
hasta la saciedad
pues son cuna de bienestar.
Amor, paz
que crezcan sin piedad,
así arrebatarán el mal
y florecerá un mundo sin igual.
Amor, paz
probarlo no es banal,
tan solo es ganar en humildad,
es volcar el bien en los demás
y eso te traerá la felicidad.
Amor, paz
tan solo hay que probar
y te abrirá las puertas de la verdad.
Amor, paz
todos tenemos esa necesidad,
practicarlo será sanar
y erradicar la maldad.



LOLA BENÍTEZ MOLINA - Málaga (España)
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

CURTIR LA PIEL- Salomé Moltó - Alcoy, Alicante, España

 









CURTIR LA PIEL

 

Volveré a caer

y me volveré  a levantar

Me quejaré en el dolor

y gozaré en la bonanza

así cada vez

así sin desmayar

pues en el mucho dolor

y en el poco placer

he curtido mi piel

 

SALOMÉ MOLTÓAlcoy, Alicante, España

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


TANGO GARDELIANO - Clotilde Soriani de Tinnirello y Mirella Tinnirello, Rawson, Chubut, Argentina

 








TANGO GARDELIANO



En los tangos de Gardel
la voz de El Zorzal florece
y su talento amanece
en las noches del suburbio.

En los festines nocturnos
las grelas lucen percal
más los tauras de arrabal
hoy se muestran taciturnos.

Los recuerdos del ayer
brotan en ritmo de tango,
voz superior de alto rango
del Morocho del Abasto.

Las tres guitarras encuerdan
los paisajes de aquel tiempo,
purretes en pasatiempo
con las pebetas hermosas.

La vida nos fue marcando
las etapas que se fueron,
y las nostalgias volvieron
en un tango de arrabal.

Más el dos por cuatro vuelve
a la porteña añoranza
y renueva la esperanza
de saber que siempre está.

La milonga tiene historia
de eternal predicamento,
religioso sentimiento,
magisterio cultural.

El tango de Buenos Aires
es valorado en el mundo,
cultivo de amor fecundo
savia perenne raizal.

Cuando Gardel dice el tango
el corazón se solaza
y cada verso se abraza
a su esencia natural.

Gardel es el Rey del tango,
voz de talento argentino
de alto prestigio genuino,
cantor sin igual ¡Milagro!


Letra: CLOTILDE SORIANI TINNIRELLO-
Música y canto en IA: MIRELLA TINNIRELLO
RAWSON, CHUBUT, ARGENTINA
MIEMBROS HONORÍFICOS DE ASOLAPO ARGENTINA