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sábado, 7 de diciembre de 2024

AICUÑA -¿PUEBLO DE ALBINOS? - Gladys Abilar - Clilecito, La Rioja, Argentina

 




AICUÑA - ¿PUEBLO DE ALBINOS?

 

Aicuña es un pueblo enquistado en el corazón de las Sierras de Famatina, Pcia. de La Rioja, constituido por cerca de 300 habitantes. Esta comunidad es reconocida por el elevado grado de albinismo de sus pobladores. Además de esta peculiaridad es un lugar encantador, de una belleza atemporal donde naturaleza y sosiego se conjugan para forjar la bonanza de sus pobladores.

Aicuña se presenta como una calle larga, curva y en subida rodeada de cerros, que nace a mil quinientos metros sobre el nivel del mar y acaba a los mil ochocientos. Es un caserío que no aparece en la mayoría de los mapas. Se fundó en 1715. Su nombre significa “vuelta  obligada” en referencia a la única calle que atraviesa el pueblo por donde se entra y se sale. Los primeros habitantes de la región provenían de los indios Capallanes.

Llegar a este poblado que se encuentra a 60 km de Chilecito, sugiere la inquietante aventura de transitar riesgosas curvas que bordean precipicios insondables en la cuesta de Miranda, entre montañas de múltiples colores a 2000 metros sobre nivel del mar.

El albinismo ha sido el epicentro que atrajo la mirada de curiosos e investigadores lo que generó gran incomodidad y malestar en sus habitantes al sentirse espiados, fotografiados y mirados con curiosidad malsana. Esta invasión los llevó a cerrar puerta y ventanas ante la presencia de los “intrusos”.

La causa del alto grado de albinismo responde a un fenómeno sociológico y genético. La circunstancia del aislamiento geográfico es categórico. Un camino serpenteante entre cerros comunica –o aísla- Aicuña con el mundo durante cuatro siglos; un lugar que se desentiende del tiempo y su progreso.  Su población se desarrolló dentro de un sistema endogámico -el casamiento entre parientes era común en aquellos tiempos- con la consecuencia de que la mayoría de sus habitantes estuvieran emparentados entre sí.

“El albinismo es un trastorno genético heterogéneo causado por mutaciones en diferentes genes; produce reducción o ausencia total del pigmento melánico en los ojos, la piel y el pelo”. Por ello las retinas y la piel resultan algo rosadas y el pelo blanco. El sol les causa daño, por consiguiente, los albinos suelen protegerse con anteojos oscuros. Sus pupilas de color rosado corresponden al tipo de albinismo llamado oculocutáneo que afecta ojos, piel y cabello. Las pupilas viran de un lado a otro con un movimiento involuntario conocido como nistagmus.

Aicuña es conocida también como el pueblo de los Ormeño. Según el censo 2010 de las 200 personas, aproximadamente, que figuraban en el padrón, 143 eran Ormeño y en la escuela, de 100 alumnos 87 llevaban el mismo apellido. Tan sorprendente es la concentración de éste como la de albinos cuyo apellido también lo es.

Otro dato significativo en los pagos de Aicuña es que las tierras no eran fiscales sino que ya tenían dueño, lo que motivó que levantaran registros legales de transferencia hereditaria. Como casi todos son parientes, casi todos también son dueños legítimos de sus propiedades.

En 1970 el Dr. Eduardo Castilla, especialista en genética poblacional, cautivado por el albinismo de Aicuña, llevó a cabo estudios de gran profundidad. Rastreó el gen a lo largo de catorce generaciones y logró un vasto árbol genealógico cuyos orígenes datan de principios del siglo XV. Algo llamativo es que la conservación de los archivos del Registro Civil, de la iglesia, y de la memoria viva de los habitantes no ocultaron la paternidad de hijos naturales.

Complejas investigaciones realizados por la Johns Hopkins University de USA arroja el resultado de que hay un albino por cada 17000 personas en el mundo. En Aicuña, a fines del siglo XIX se han registrado cuarenta y seis nacimientos de niños albinos en una población conformada por 300 habitantes. Significa que su índice de albinismo es de uno por cada noventa. Según el doctor Castilla el coeficiente de albinismo es casi doscientas veces mayor en Aicuña que en el resto del planeta.

Este investigador llegó a identificar al antepasado común de la dinastía: el general Nicolás de Brizuela, español perteneciente a la nobleza que llegó a La Rioja alrededor de 1638 en compañía de su mujer y varias hijas. Nicolás de Brizuela no era albino, pero sí lo era su hermano, un militar de rango que había quedado en España, apodado el “payo” en referencia a su albinismo. Apelativo que se trasladó a estas tierras.

Nicolás de Brizuela intimó, además, con una Cacica de Olta con quien tuvo un hijo, Domingo, al que le otorgó su apellido. Pensando en su futuro el General decide comprarle las tierras, la estancia de Aicuña y alrededores a Juan de Miranda - de quien toma el nombre la famosa cuesta -y ponerlas a nombre de éste hijo ilegítimo para evitar el reclamo de otros descendientes legítimos.

El doctor Eduardo Castilla llega a descubrir en su estudio genético un gran dato: que, aunque el hijo «ilegítimo» no fue albino, sí lo fueron dos de los otros ocho. De modo que su conclusión nos arroja una sorprendente certeza biológica: el primer portador del gen fue el general español.

Si Aicuña no hubiese permanecido trescientos cincuenta años aislada y sin mezclarse con gente de otros lugares seguramente no habrían nacido cuarenta y seis albinos en poco más de un siglo. Considerando que 8 de cada 10 habitantes llevan el apellido Ormeño la probabilidad de que el gen se manifieste crece exponencialmente, con la certeza de que la mayoría de los adultos son portadores del mismo. Para que un niño nazca albino no es necesario que sus padres sean familiares directos, basta con que ambos desciendan de la misma rama genealógica.

Aicuña tiene una historia traspasada por la sangre, las discrepancias por la herencia y también por la genética. Las luchas sostenidas por la usurpación de las tierras se prolongó por siglos lo que acentuó el instinto de sostener la presencia en esos campos para defenderlos mediante el aislamiento geográfico. En consecuencia, devino en la multiplicación de familias que crecían en forma endogámica, con la consanguinidad que esto supone.

En el momento preciso de la historia aparece don Apolinario Ormeño procedente del Perú dando inicio a una fecunda familia que logró erradicar, casi en su totalidad el apellido Brizuela.

La economía de la zona se basa en el cultivo de la nuez, maíz, olivo y la cría de cabras.

Desde otro ángulo podemos asegurar que el principal patrimonio del pueblo es la gente y su calidez, su hospitalidad y empatía. El visitante siempre encontrará, en un marco de naturaleza sin estridencias, humildes casas de adobe que parecen salidas de un cuento, una mesa servida con queso de cabra, dulces caseros, quesillos, pan criollo, como corolario de una visita irrepetible.

GLADYS ABILARChilecito, La Rioja

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


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