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sábado, 26 de marzo de 2022

PROYECTO DE AUTOEPITAFIO – Aníbal de Antón – San Pedro – Prov. de Buenos Aires - Argentina

PROYECTO DE AUTOEPITAFIO – Aníbal de Antón –

San Pedro – Prov. de Buenos Aires - Argentina    


         Luis Alposta y Aníbal de Antón (San Pedro, 6 / 6 / 1922 - San Pedro, 23 / 1 / 1990)

 

 

PROYECTO DE AUTOEPITAFIO

 

El plazo se ha cumplido. Devuelvo lo prestado.

El deudor de la noche tarde o tempano paga.

Que alguien me perdone si escasa luz he dado

con mi vida, esta débil lámpara que se apaga.

 

Ya nada importa, nada; ni el tiempo ni el fracaso.

Renuncio al porvenir. Me inscribo en el pasado.

Ya sé por qué la aurora es igual al ocaso.

Que el pañal y el sudario de igual tela han cortado.

 

Rescato lo perdido,

mi antes ya lejano,

que tenía escondido

este después cercano.

 

Dejo a quienes me amaron un abrazo y un beso.

Vivir fue ir andando hacia esta despedida.

¡Tan natural es irse!... Simplemente un regreso

al punto de partida.

 

Aníbal de Antón

De su libro “Oda final a Carlitos” – Torres Agüero Editor – 1993

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            Aníbal de Antón. ¡El poeta!  El que, fiel testigo de su tiempo, trocaba en poesía cuanto veía y vivía. El que habrá de estar siempre en nuestro recuerdo como alguien que deslumbraba por la humanidad y la sensibilidad que irradiaba, haciéndonos imposible separar al poeta del hombre, dado que personificaba a ambos con tal naturalidad y sencillez, que leerlo y quererlo nos lo hacía fácil.

            Un lírico incorregible, que sin dejar de lado la prédica social, nos habló con sencillez y humor de sus ilusiones y sus penas; de sus sueños y de sus fracasos. En síntesis: nos habló de la vida y del transcurrir del tiempo, que, aunque repte indiferente, para él era un estar aquí y ahora, como nos lo dice en estos versos:

 

“Sea triste o alegre, es lo más cierto

este hoy que vivo, este fugaz presente

que tiene dos extremos, como un puente:

un mañana nonato, un ayer muerto.”

 

            Y entonces, ¡cómo dejar de preguntarnos lo que alguna vez se preguntó Aníbal¡:

 

“El tiempo, ¡viejo jíbaro! ¿con qué ácidos extraños

el cuerpo nos achica y nos arruga el cuero?

Encogidos nos deja la lluvia de los años

como al traje ordinario el primer aguacero.”

 

             … Un tiempo, en el que caminar por San Pedro y verlo a él, era una fiesta.

                                                                    Luis Alposta


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