PROYECTO DE AUTOEPITAFIO – Aníbal de Antón –
San Pedro – Prov. de Buenos Aires - Argentina
Luis Alposta y Aníbal de Antón (San Pedro, 6 / 6 / 1922 - San Pedro, 23 / 1 / 1990)
PROYECTO DE AUTOEPITAFIO
El plazo se
ha cumplido. Devuelvo lo prestado.
El deudor de
la noche tarde o tempano paga.
Que alguien
me perdone si escasa luz he dado
con mi vida,
esta débil lámpara que se apaga.
Ya nada
importa, nada; ni el tiempo ni el fracaso.
Renuncio al
porvenir. Me inscribo en el pasado.
Ya sé por
qué la aurora es igual al ocaso.
Que el pañal
y el sudario de igual tela han cortado.
Rescato lo
perdido,
mi antes ya
lejano,
que tenía escondido
este después
cercano.
Dejo a
quienes me amaron un abrazo y un beso.
Vivir fue ir
andando hacia esta despedida.
¡Tan natural
es irse!... Simplemente un regreso
al punto de
partida.
Aníbal de
Antón
De su libro “Oda final a Carlitos” – Torres Agüero Editor – 1993
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Aníbal de Antón. ¡El poeta! El que, fiel testigo de su tiempo, trocaba en
poesía cuanto veía y vivía. El que habrá de estar siempre en nuestro recuerdo
como alguien que deslumbraba por la humanidad y la sensibilidad que irradiaba,
haciéndonos imposible separar al poeta del hombre, dado que personificaba a
ambos con tal naturalidad y sencillez, que leerlo y quererlo nos lo hacía
fácil.
Un lírico incorregible, que sin dejar
de lado la prédica social, nos habló con sencillez y humor de sus ilusiones y sus
penas; de sus sueños y de sus fracasos. En síntesis: nos habló de la vida y del
transcurrir del tiempo, que, aunque repte indiferente, para él era un estar aquí
y ahora, como nos lo dice en estos versos:
“Sea triste o alegre, es lo más cierto
este hoy que vivo, este fugaz presente
que tiene dos extremos, como un puente:
un mañana nonato, un ayer muerto.”
Y entonces, ¡cómo dejar de preguntarnos
lo que alguna vez se preguntó Aníbal¡:
“El tiempo, ¡viejo
jíbaro! ¿con qué ácidos extraños
el cuerpo nos
achica y nos arruga el cuero?
Encogidos nos
deja la lluvia de los años
como al traje
ordinario el primer aguacero.”
… Un tiempo, en el que caminar por
San Pedro y verlo a él, era una fiesta.
Luis Alposta
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