ESA
PARTE OSCURA...
Los golpes resuenan nítidos. Una, dos, tres
veces...Es una trampa, sin duda. Ya
desconecté el teléfono. (La luz estaba cortada, por falta de pago.) Pero eso no
es suficiente...La puerta está ahí, separándome de ellos, ¿protegiéndome?...frágil,
débilmente, de ese otro mundo
tan temido..., irreal, inconsistente...
Cuando ellos
entraron, derribando la puerta -después
de haber golpeado inútilmente -, el ambiente viciado les sacudió el rostro con
una cachetada de aire pesado, pegajoso, casi palpable... Fue necesario encender
la linterna para ver mejor. La luz mortecina del atardecer volvía
fantasmagóricas las sombras, moviéndose lentas, entrecortadas, como en
secuencias arrítmicas...
-El
pececillo de los mares tropicales murió sofocado-observó como al pasar uno.
-Es
que en estos edificios antiguos la circulación de aire es tan escasa...-apuntó otro.
Un juego de espejos distorsionaba las
imágenes sobre la pared...
-Esa es la máscara ceremonial masái.
-¿Cuál? ¿Dónde?
-Allá, junto a la ventana. Dicen que quien la
use y atraviese el círculo de fuego, logrará la transposición...
Releía los apuntes en mi libreta de notas.
Me detuve en los síntomas previos a la posesión animal: sudoración, mareos, pupilas dilatadas...Sobre
la pérdida posterior de memoria, todavía no había apuntado nada.(.....)Yo soy
el testigo perfecto. Pero tengo que ser más cuidadoso y grabar todo, todo,
hasta el más mínimo detalle. Es necesario recomponer el rompecabezas, caminar
hacia el verdadero ser.(.....)
Hacía un par de días que no daba señales
de vida. Tampoco había concurrido a su trabajo. El teléfono, definitivamente,
estaba desconectado. La vecina del "C" no lo saludó en el ascensor,
como todas las mañanas...
Es importante (casi excitante), al
menos por un momento, sentirse uno mismo...( Un cosquilleo de placer me
perturba, al recordar las etapas del proceso). Después de haber estado en
guerra conmigo mismo todas estas
semanas, contra mi propia inautenticidad, al fin he hallado la paz, porque la
verdadera imagen se recompone en el espejo... Si planeo mi conducta, si acato
meramente las reglas, no respeto lo que soy verdaderamente...
Ellos
ya habían estado allí antes. Lo presionaban a responder preguntas tan
ontológicamente trascendentales como :¿Quién
es usted? ¿De dónde viene? ¿A dónde va?...
Qué me importa...Que interpreten mis
silencios...Total, eso es problema de
ellos...Pero a veces necesitaría
poder gritárselo a alguien...Contar cómo se ve el mundo a través de ojos-no-humanos.
Pero... mejor, no-reflexiono cauteloso-. La farsa debe continuar. Mejor
cuidarme, para que sigan creyendo en esta cáscara seudo-racional, que aparenta
afeitarse todas las mañanas, vestirse convencionalmente, sentarse detrás de un
escritorio...hablar sólo lo pactado... ¡Ja! A veces me aguijonea la tentación
de mostrarles cuál es mi verdadera naturaleza, de compartir con ellos esta
excitación metamórfica...Pero no, al final busco pretextos -muy racionales- y
me sumerjo de nuevo en la mentira, pasaporte necesario hacia lo humano, que me
permita seguir pretendiendo ser ese "algo" tan acartonado, cruel e
insensible; tan distinto de mi verdadero "yo"...
Sobre una mesita circular, casi al ras del
suelo, apenas humeaban las velas apagadas, contorneando su borde con un festón
ondulante de extraño aroma, casi salvaje como de hojarasca humedecida por la
lluvia, fuerte como de resaca en bajamar; penetrante como el de esos hongos que
medran en los troncos podridos, desgajados por la centella...
El dar cuenta de mis emociones aumenta las
alternativas de escoger qué quiero ser, y define más mi elección...Sólo de este
modo podré incorporar las" partes" de mi zona oscura, que en primera
instancia había rechazado, con una sensación irracional, parecida al horror, y entender entonces qué hago, qué siento, qué veo,
cuando estoy del otro lado del espejo, una vez que atravieso, cada noche, el
círculo incandescente... Ser yo mismo
incluye arriesgarlo todo, intentar
otra manera de ser, de aceptar el peligro de lo desconocido, de proseguir esta
investigación hasta que se aclare definitivamente qué es lo que quiero, y
aceptar mis deseos sin abrir más juicios...
En el centro de la mesa, se encontraba un
anotador, casi despedazado, con el lomo gastado y algunas hojas torpemente
arrancadas. Otras aparecían visiblemente deterioradas, como rasgadas con
furia...Una última nota, escrita con letra temblorosa y desgarbada, de rasgos
casi ilegibles, confesaba: "Los resultados pueden llegar a ser impredecibles. Pero no hago ningún esfuerzo por
retrotraerme a mi naturaleza inicial. Esta forma que mi cuerpo va adquiriendo
en la transposición podría llegar a ser perpetua. Sin embargo, la recompensa
reside en ceder a esa fuerza que me arrastra, irresistiblemente. Primero fue
sólo indagar, ver qué ocurría, como rechazo a lo cotidiano, al aburrimiento
masivo del simétrico hombre que gasta calles y miradas...Después fue la
excitación de lo desconocido-ese estrecho camino de oscuridad, que iba
abriéndose en reversa hacia la luz, vertiginosamente hacia atrás-y por último fue la sorpresa al
comprobar que esa parte oscura de mí constituía mi verdadero ser... y que,
curiosamente, me sentía orgulloso de serlo. Es que seguir viviendo en perpetua
futilidad, de acto en acto condicionado, no servía para nada...Seguiría
condenado a una continua frustración medida por horarios, planillas (más gritos
del jefe)"...
Retrocediendo rápidamente las hojas que
quedaban, bajo la luz de la linterna, pudieron ver que la primera nota estaba
fechada en Nyeri, Kenia, en pleno corazón de la sabana africana.
De pronto, un ruido tintineante (como a
copas volcadas) provino decididamente de
la cocina. Allá fueron, tropezando torpemente con muebles y sombras
indefinibles...Las ondas radiestésicas demostraban que "algo"
viviente se hallaba muy cerca... Una ráfaga apenas imperceptible sacudió las
cortinas que ocultaban las puertas corredizas, que daban al balcón-terraza.
Siguieron una sombra que se escurría entre las plantas descuidadas, de monstruosas
dimensiones, bajo la luz de la luna de abril... Entre ramas agitadas, creyeron
ver el destello de unos ojos de pupilas reticuladas, de un verde casi
fosforescente... Pero fue tan sólo un segundo, hasta que desaparecieron,
eclipsados por las otras luces, en la tibieza de esa noche plácida.
©Liana
Friedrich, poeta y escritora argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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