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sábado, 26 de junio de 2021

QUE HE HECHO, Elias Galati, Buenos Aires, Argentina

 

QUE HE HECHO

 

Que he hecho con mi vida, que he hecho con mi don.

Los avatares del mundo moderno y en especial en Latinoamérica han parcializado muchos conceptos esenciales en la comprensión de la existencia personal y de la sociedad.

Tomemos como ejemplo la interpelación.

Interpelar es exigir explicaciones sobre un asunto, en especial cuando se tiene autoridad o derecho.

Pero en las concepciones modernas, sobre todo desde la óptica de la liberación, se ha tomado como una relación exclusivamente hacia el otro, con sentido de exterioridad.

Esta bien que así sea, pero se ha olvidado que también hay un acto de interpelación interior, con una mirada hacia uno mismo, el cual puede ser fundante de la interpelación exterior.

Desde dicha concepción se interpela por el acto de justicia que no hiciste. Entonces, te interpelo por lo que debiste hacer y cumplir conmigo. Por ejemplo en atención a la pobreza, al machismo, a la dominación, a la opresión.

Las situaciones recurrentes, la pobreza creciente de la mayor parte de la población, los tipos de opresión, el machismo ancestral, el capitalismo dependiente que transfiere valor al capitalismo central, la totalidad hegemónica, las diferencias de ciertos grupos en todos los esquemas políticos, hacen que exista una interpelación constante, de un sector oprimido hacia los opresores.

Que por lo general se produce en el seno mismo de la sociedad, es decir un grupo social que termina oprimiendo a otro.

Encarar esta interpelación es una parte de la solución y plantea una parte del problema.

Porque hay un hombre común, y es innato a todos los hombres el deseo del sumo bien, y de la felicidad.

Pero si vivo en medio de una sociedad con todas las situaciones recurrentes señaladas, y creo y espero el sumo bien, es prioritario que me interpele a mi mismo.

Que tome conciencia de mi deber, me pregunte que he hecho, como he actuado y cual es mi comportamiento.

La brutal exterioridad del post modernismo movió el eje de la condición humana y olvidó la conciencia.

Que existir, existe, y que todo hombre tiene conciencia del bien, también, ya que aún los regímenes mas atroces intentaron siempre dejar trascender que no existían violaciones, dentro de ellos y que respetaban los derechos.

Es decir aunque el sistema era perverso, tenían conciencia de su incorrección y querían demostrar hacia fuera que no era así.

Por eso la primera interpelación debe ser la de uno mismo, sin descuidar ni negar la interpelación del otro.

Que he hecho de mi vida, significa ponerse frente a sí, mirarse interiormente y preguntar, he sido justo, fui prudente, no me abuse de los que estaban a mi mando o a mi cuidado, tomé la mío y respeté los bienes y los derechos de los demás, intenté equilibrar las cosas y mejorar la sociedad.

Que he hecho con mi don, es también desde uno mismo, reflexionar si los atributos y las virtudes que me han dado las he usado correctamente, en provecho de la sociedad y agotando mis capacidades.

Si puede hacer algo por el otro, por la humanidad, por la naturaleza y omití hacerlo.

Si en realidad he obrado bien, con justicia y sin omisiones.

Es un acto de conciencia, un mea culpa. Un análisis de mi yo interior, de mi alma, que si está bien hecho catapultará mi conducta exterior y me concientizará para ver la magnitud de la pobreza de mi hermano,  y de lo que puedo hacer por los demás.

Ver la opresión, la tiranía, el autoritarismo, el machismo, la violencia, el capitalismo dependiente y las diferencias y discriminación; que es lo que está a mi alcance, que puedo hacer, que puedo general en los demás con mi obra y mi prédica.

Mirar a mi interior para ver si estoy dispuesto a caminar junto a los otros, a lograr que haya justicia, paz, equilibrio y libertad; sobre todo a lograr un mundo con hombres comprometidos al bien común.

 

Miro a mí Interior

 

Miro a mí Interior y me interpelo

que has hecho de tu vida, de tu don

es innato a los hombres el deseo

del sumo bien, de todo amor.

 

Quizás no he  puesto el mismo celo

que pongo en el gozo, en el placer

para que la existencia tome vuelo

cumpliendo estrictamente mí deber

 

Miro a mí hermano con recelo

aunque el egoísmo lo haga padecer

pienso que todo acaba en este suelo

 

no sé acaso que debo trascender

si no me igualo al otro en el sendero

no podré la vida resolver

 

©ELIAS GALATI, poeta y escritor argentino


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