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sábado, 19 de enero de 2019

DELMIRA AGUSTINI O ¿EL EROTISMO MÍSTICO?, Belkys Larcher, Coronda, Santa Fe

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DELMIRA AGUSTINI O ¿EL EROTISMO MÍSTICO?

Delmira Agustini (1886-1914)

Con su verso pulcro, regular y pleno de despliegues verbales, encarnó con fuerza y originalidad, un apasionado alegato del Amor y el Dolor del amor.
Irrumpió en el mundo de la literatura muy joven- no había cumplido los dieciséis años – pero su sinceramiento femenino y sensual llamó enseguida la atención, y provocó no pocas reacciones adversas.
De profunda belleza, hija de una familia acomodada, impregnada con el don vibrante de la vida y la carne joven, no utilizó máscaras ni caminos retorcidos para expresar lo que sentía: un angustiante anhelo insatisfecho. Sus obras publicadas, El libro blanco (1907), Cantos de la mañana (1910), Los cálices vacíos (1913).Su obra póstuma, publicada en 1924, comprende El rosario de Eros y Los astros del abismo
A la manera de Safo-con quien se la compara a menudo- se deleitó con el placer de los sentidos, con los elementos que los estimulan y los enriquecen. Pero lo peor-para los críticos de su época- fue que se atrevió a decirlo. Como Safo, también su poesía es erótica: alimenta el constante fuego y el juego de la pasión, y en ella habla el amor mismo.
“Engarzad en un gesto de palmeras o de astros
vuestro cuerpo, esa hipotética alhaja de alabastro
tallada a besos puros y bruñida en la edad,
sereno, tal sabiendo la luna por coraza,
blanco, más que si fuerais la espuma de la raza,
y desde el tabernáculo de vuestra castidad.

Sus imágenes son provocativas, plenas de ingenio, fuertes, a veces casi masculinas. Cuando dice en Fiera de Amor:
“Fiera de amor, yo sufro hambre de corazones,
de palomos, de buitres, de corzos o leones,

Parece que el amor para ella fuera una implosión, es decir, un vivirlo hacia adentro. En su exacerbación panteísta de la vida, al considerar a todo el universo como al único dios, hay también una especie de feroz coqueteo con la idea de la muerte.
Entendemos por panteísmo lo que razona así:
“el infinito es todo o no existe; porque si existiera algo fuera de él, sería susceptible de acrecentamiento, luego, todo es Dios: Dios y el mundo son una misma substancia considerada bajo aspectos diversos.”(1)
¿Era, tal vez, esto de “absorber lo infinito en lo finito”, cómo dice Lahr, una manera de plasmar en el gesto final y definitivo, el gran dolor de vivir una pasión enfermiza rayana en la adoración?
En la Psicología, cuando una idea vuelve reiteradamente en forma anormal al foco de la conciencia se habla de idea fija u obsesión. Esta se identifica porque no es errónea cualitativamente en su contenido, sino porque se impone repetidamente a la conciencia volviendo a ocupar la misma en forma desproporcionada a su importancia, pese a que la persona lucha a menudo contra ella.(2)
Delmira Agustíni, temperamental, cálida, sensual, impetuosa, franca, cáliz abierto al Amor truncado finalmente por la muerte joven. ¿Se puede hablar, en lo que se refiere al amor carnal que llega casi a los límites tentadores de la muerte, que misteriosamente intenta trascender a su propia materia para comunicarse con el otro (como único y superior objeto deseado por suyo) de misticismo erótico?
Varios críticos, al referirse a la faz de los sentimientos, destacan esa exageración de los sentidos, ese elevarse desde el propio dolor humano hacia el espíritu superior,- salvando las distancias obvias- a la manera de Santa Teresa en su éxtasis religioso.
El tucumano Juan José Hernández, al comentar en la Revista Proa la obra Cármenes de Juan Liscano, dice que”:... estamos ante una mística de lo erótico”, cuyo símbolo es la pareja abrazada: unión de los contrarios y revelación del aspecto dinámico de la eternidad”.
El amor y la muerte son temas tradicionales, que a lo largo de la historia de la literatura se han solazado en entremezclarse, en coquetear el uno con el otro, en atraerse y rechazarse, hasta en muchos casos, confundirse ambos en hiperbólicos sentidos.
Acudiendo nuevamente a Juan José Hernández, cuando cita a Liscano “Los sentidos en almas se convierten” Y sigue diciendo de su propio molino”...En virtud de los sentidos, los amantes borran la culpa original, vencen a la muerte y recuperan, para escándalo de la Historia los frutos del primer mediodía del mundo En esta ansia de evasión, manifiesta su inquietud ante el misterio eterno del más allá. Y lo hace con elementos eróticos, con los símbolos de elegancia plástica propios del Modernismo. Por ejemplo en “ El Cisne “, dice:
Del rubí de la lujuria
su testa está coronada
y va arrastrando el deseo
en una cauda rosada...
Agua le doy en mis manos
y él parece beber fuego
y yo parezco ofrecerle
todo el vaso de mi cuerpo...

Y vive tanto en mis sueños
y ahonda tanto en mi carne,
que a veces pienso si el cisne,
con sus dos alas fugaces,
sus raros ojos humanos,
y el rojo pico quemante,
es sólo un cisne en mi lago
o es ,en  mi vida , un amante...

Juega al amor con elegancia plástica y se atreve a sonsacar las motivaciones más hondas del alma femenina: hay inquietud y desaliento finisecular en ella, y, a la vez, una idealización del Amor, que a veces llega a ser casi salvaje.
Por ejemplo en Serpentina:
“En mis sueños de amor, yo soy serpiente!
Gliso y ondulo como una corriente,
dos píldoras de insomnio y de hipnotismo,
son mis ojos, la punta del encanto,
es mi lengua...¡y atraigo como el llanto!

La poética de Agustín es un “torrente abrasador, torrente que el corazón dirigió al cerebro, que el cerebro tamizó en el sueño y que salió convertido en materia estética de la mejor calidad ya corporeizada en realidades soñadas”. (Diccionario Parnaso de Literatura).
Esa ensoñación lírica que envuelve la espera del amado, se reviste de ansias insatisfechas que llegan casi al delirio místico. Ella desenrosca su sensualidad dramática, sus sueños estéticos, sus deseos biológicos y los convierte en poesía. Se pregunta:
“¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida,
que os abrasara entero y no daba fulgor...?”.
Recordemos que místico es misterio y misterio viene del griego que significa instruir o iniciar en las cosas sagradas. Lo místico se refiere a la idea de Dios, a lo arcano. Y que lo místico está expuesto a la superstición. El misticismo en el arte –según la Enciclopedia de las Artes (3)- es complejo porque lo “intrínsecamente místico queda fuera de los dominios del arte, pero la expresión de ese sentimiento pertenece de lleno a la historia, no ya de una temática, la religiosa, sino de las fuerzas vivas que presiden la creación de los estilos (4)”.
Y el mismo tratado filosófico (refiriéndose ya al misticismo ortodoxo que salva la diferencia entre Dios y el mundo) aclara que Hugo de San Víctor (SXII), dice que el hombre tiene tres facultades, tres ojos:
El oculus carnis  ( la sensibilidad ) ,el oculus rationis ( la razón) y el oculus contemplationis ( la contemplación). Mediante ellas contempla el alma, respectivamente, a las cosas sensibles, a sí misma y a Dios”.
La profundidad del buceo espiritual y estético de las imágenes agustinianas nos plantean esa duda :
¿puede haber una mística del amor carnal? ¿La hay en la trágica poetisa uruguaya?.
Ella misma nos da la respuesta cuando en La Cita exclama:
“Cuando llegue mi alma, tal vez reces pensando,
que el cielo dulcemente se derrama en tu pecho...
¡Para él, amor divino, ten un diván de calma,
o con el lirio místico que es su arma, mi alma,
apagará una a una las rosas de tu lecho!”

                                                                         Prof. Belkys Larcher de Tejeda
BIBLIOGRAFÍA:
C, Lahr, Curso de filosofía, Editorial Estrada, página 575.
(1)    Mariano Celaya, Psicología, Ed, Laserre y Cia, 1961, página 28
(2)   Enciclopedia de las Artes Editorial Éxito, Barcelona.
(3)   Enciclopedia Práctica Jackson. Tomo V, página 54.
(4)    

©BELKYS LARCHER DE TEJEDA, poeta y escritora argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA                                     


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