MADUREZ
Yo maduré de a poco, en tiempo largo,
un trajín cotidiano, siempre esquivo,
aporté mi tesón, mi pan, mi trigo
sin quedarme sumido en el letargo,
no sometí mi pluma al lapso amargo,
la desazón que supo estar conmigo,
me sobrepuse al luto y al castigo
y al inmenso dolor que peso y cargo
y fui breva, quizás y acaso fardo,
un opaco bohemio, un vate pardo
a quien la vida trató como enemigo;
mi musa fue de ortiga y no de nardo
y en el balance final, dibujo un bardo,
anclado sobre un témpano perdido.
©RODOLFO LEIRO, poeta y escritor
argentino
MIEMBRO FUNDADOR DE ASOLAPO ARGENTINA
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