LOS QUE SIEMPRE QUEDAMOS Los que siempre quedamos carcomidos de espera, aguardando en el tiempo algún día nuestro turno. Eterna profesión de calles y aeropuertos, de esquinas i estaciones recibiendo la pena, despidiendo al destino. Los que siempre quedamos después de la partida, imaginando planes para partir un día tenemos en la savia no gastar un instante, preparando la alforja con la que marchar un día del brazo de la muerte. HARRY TRIGOSSO TAPIA (ASOLAPO-Bolivia) |
ÚNICO ESPACIO OFICIAL DE DIFUSIÓN GRATUITA PARA NUESTROS MIEMBROS. NORBERTO PANNONE
viernes, 18 de mayo de 2012
LOS QUE SIEMPRE QUEDAMOS
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Estimado Señor Norberto Pannone es un placer saludarlo para rogarle me autorice a usar la fotografía con la que usted tuvo la bondad de ilustrar mi poema “los que siempre quedamos esta fotografía la deseo para ilustrar la tapa de mi próximo libro titulado “tránsito de ausencias”.
ResponderEliminarHarry Trigosso neurodiagnostico@hotmail.com
Estimado Norberto Panannone con mis deseos de que este año sea pleno de exitos le envio estos tres peomas para que con su bondad permita que sean publicados en su pagina un abrazo Harry Trigosso
ResponderEliminarEL HOMBRE
ResponderEliminarY el hombre-
perdió la voz en el silencio, y siguió andando...
Perdió los ojos en el tiempo, y siguió andando...
Perdió las manos
pretendiendo aferrarse a su destino, y siguió andando...
Perdió sus pasos
en la huella y siguió andando...
Perdió la vida en el camino y... siguió andando...
YO PASÉ..
ResponderEliminarYo pasé por tu piel como una brisa,
como un tenue recuerdo de soslayo, como una mirada furtiva filtrada en la ventana, como un paso que se acerca para perderse en la distancia.
Tú, te quedaste en mí, ahuecando el dolor cotidiano de perderte, calcinando mi voz para llamarte, regando de nostalgias mis mañanas, cansado de incertezas mi partida.
Yo pasé por tu voz como una sílaba apagada mezclada en otros nombres, como un pronombre más, ni siquiera un adverbio.
Tú te quedaste en mí, obscureciendo la última rendija de mis sueños, escarbándome el pecho tarde a tarde para hacerte suspiro, y alimentar la pena con la que se nutren mis pobres ojos tristes.
Tú pasaste por mi vida,
repleta de distancias,
envuelta en una nube de imposibles
en un beso donde el carmín
nunca fue mío;
en la espera vana de un te quiero.
Yo me quedaré en ti ahora y por siempre en la esquina amiga donde planté mi tiempo para hallarte, en el teléfono descolgado para herirme, en el silencio de otras voces mezcladas con tu nombre, en mi adiós definitivo para quedarme para siempre prendido a tu recuerdo.
DESTINO
ResponderEliminarCuando mi muerte en ellos elabore un sentido de paz y un definitivo olvido, arrancaremos del hueso solitario la esquina de la espera permanente, el tiempo sin prisas para irse y la música sonando hasta el destino. Cuando el odio
por lo que soñé por ellos j v ^ S i w f ¡ rJv ü me canse a pedacitos la agonía, levantaremos del árbol retorcido la imagen vertical de la esperanza.
Cuando este tiempo
-no el nuestro-
se nos vaya
llevando en la garganta
su sílaba de hiel
su odio a las vocales
que le dieron vida
y cuando después
ya todo se nos niegue
y hasta la muerte hastiada de tenernos
abandone nuestros nombres
a la ausencia,
volveremos en la misma herida; la lágrima encallecida, un distinto color en la mirada, y un resto de bondad y de ternura acaso se nos filtre en los resecos labios.
Y sin tiempo y sin muerte
en la noria permanente del destino
volveremos para encontrar la vida.
Todo estará en paz... sin la carne de la carne maldiciendo el origen, sin los días ausentes robados al pasado, sin la pena escondida
a diario en la solapa, sin el sabor ajeno mordiéndome el recuerdo. Todo estará en paz mi sueño y tu mirada, tu amor y mi cansancio y en un rincón pequeño tan lejos de distancias entrelazadas manos harán nuestro destino.