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sábado, 22 de noviembre de 2025

SERÉ - Martha Inés Vélez - Medellín, Colombia

 















SERÉ


Seré el clavel o la rosa de un vergel olvidado
Seré relámpago o lluvia sobre un humilde tejado
Seré la luz o el rocío que acaricia la mañana
Seré la paz del vacío que busca espacio en el alma.
Seré el viento que estremece los cristales de mi casa
Seré el eco de un suspiro del que dice que me ama
Seré la fuga del río que sin temores se escapa
Seré el brillo de una estrella o el simple color del agua
Seré el silencio en la noche que de apacible se calla
Seré sombra de mi misma vestida de saya larga
Seré la brisa en susurro que entra por mi ventana
Seré un reflejo de sol sobre la arena mojada
Seré palabra en el verso o tañido en la campana
Seré lumbre de una hoguera o huella del ser, del tiempo o la nada
Seré la nota de un son cuando rasga la guitarra
Seré gorrión o jilguero que trina de madrugada
Seré polvo en el camino adherido a mi sandalia
Seré vuelo de gaviota que surca toda distancia
Seré la voz de mi misma que en sarcófago descansa.


Birmingham, 2 de noviembre de 2019


©MARTHA INÉS VÉLEZ, Medellín, Colombia
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

MUNDO AMOR - Hugo Luis Bonomo - Santa Fe, Argentina

 











MUNDO AMOR


Conozco tu mundo
Lo tengo en la mano
Es tan diminuto
Que cerré los dedos
y quedó encerrado
Entre los resquicios que forman mis dedos
Asoman tibiezas
Y colores áureos
Columnas de amor
Ternura y pureza
Quedan en mi cuerpo
Me atacan
Me amarga
Me hieren
Me besan

Me encanta mirarlo
Y al verlo tan quieto
Con sus ojos fijos
Sin una palabra
Sin un solo gesto
Me siento canalla
Me siento muy sucio
Maldigo lo hecho

Lo sigo mirando
Me sigo tentando
Me encierro en mi mismo
Pienso solo en mi
Grito que el amor es solo egoísmo

Ya me sobrepongo
Pienso en el pasado
Pienso en el infierno
También pienso en Dios
Y sigo pensando

Dejo de pensar
Y vuelvo a mirarlo
Dejo de mirarlo
Pienso más en Dios
Y miro mi mano
Me miro los dedos
Y los veo manchados
Espío por ellos
Y veo tu mundo
Sumiso y callado

Pienso más en Dios
Y sigo pensando

He abierto la mano.



HUGO LUIS BONOMO – Santa Fe – Argentina

CREÍA YO - Macedonio Fernández - Buenos Aires, Argentina

 







CREÍA YO


No a todo alcanza Amor, pues que no puedo
romper el gajo con que Muerte toca.
Mas poco Muerte puede
si en corazón de Amor su miedo muere.
Mas poco Muerte puede, pues no puede
entrar su miedo en pecho donde Amor.
Que Muerte rige a Vida; Amor a Muerte.

 

MACEDONIO FERNÁNDEZ – Buenos Aires, Argentina

Macedonio Fernández (Buenos Aires, 1 de junio de 1874-ibidem, 10 de febrero de 1952) fue un escritor, abogado y filósofo argentino. Célebre por su novela experimental Museo de la Novela de la Eterna, publicada póstumamente en 1967, ejerció gran influencia sobre la literatura argentina posterior, especialmente en Jorge Luis Borges y Julio Cortázar.

DEPRESIÓN - Norberto Pannone- Argentina

 











DEPRESIÓN

La séptima cruz
cayó al vacío.
Dios ha volcado
su carruaje.
El ángel, que era mío;
emprende el viaje.
Mañana y siempre
habrá otras que caen.
Un lunes, la octava
con la primera,
serán una.


NORBERTO PANNONE- Argentina

LUIS ALPOSTA - Luis Alposta - Buenos Aires, Argentina

 



LUIS ALPOSTA - Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA

AZAR - Alcira Cufre - Buenos Aires, Argentina









AZAR

Quiso la vida que te viera

Por azar, me cediste el paso.

Fue necesaria tu mirada

para hacer florecer los rosales

en mi corazón.

 

ALCIRA CUFRE – Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

HILACHAS - Ana Romano - Buenos Aires, Argentina

 









HILACHAS


Aciagos murmullos
alfombran las hojas

En el barro
desplumados recuerdos

Entre tules
sucumben
las hilachas.


ANA ROMANOBuenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


“POESÍA MERIDIANA, ll “ - Rafael Mérida Cruz-Lascano - Guatemala

 








“POESÍA MERIDIANA, ll 

 

Por: RAFAEL MÉRIDA CRUZ-LASCANO  

poeta y escritor guatemalteco

Hombre de Maíz” 2009

SELAE, Italia: Premio Mundial a la Trayectoria, 2011.

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


Redondillas octosilabas

A misión sin resistencia,
se responde con un sí
compromiso que antes di
seguro de mi carencia.

Mi vocación no es completa
en mi vida consagrada
siento no me faltó nada
en Dios, llena mi faceta.

Se denomina REDONDILLA meridiana, A LA ESTROFA CREADA POR EL POETA GUATEMALTECO, Rafael Mérida Cruz-Lascano. 20, marzo, 2025, Que, cumpliendo con sus normas clásicas, el cuarto verso en la última palabra… abraza, empala, asocia, vincula (en la última palabrea del primer verso.
Reacias/resistencia, = carencia/ no es completa, = mi faceta/ apostólico/ = católico/Jesucristo,= Cristo/Espíritu Santo.= 
TANTO/Inmaculada,= Llamada/Escuchad.


EL HORIZONTE DE LAS TRAJEDIAS - Floreal Rodríguez de la Paz - Alcoy, Alicante, España

 



EL HORIZONTE DE LAS TRAJEDIAS

 

Qué sueños tan fantásticos, ver que seguimos ‘naciendo’ y toma mayor vigor, cuanto se puede imaginar; sobre todo cuando se sigue certificando el horizonte de los escenarios apocalípticos. Pero: ¡Qué sabe hacer el Ser Humano! Busca lo trascendente; lo encuentra y subestima su Progreso; al ir caminando, hacia la búsqueda del Futuro Social. ¡Pero no acierta, porque “lo que es vivir”, no consigue centrar la atención en lo más hermoso, que siempre será “Una Sociedad Libre”. Para que sea posible terminar con los fabricantes de Dolor; los fabricantes de Odio; y que fabrican Fortunas, sin que la honorabilidad de los Ciudadanos honrados, deba quedar en entredicho fantasioso. ¡Los fabricantes de Tragedias son señalados con especiales fomas, porque saben diseñar sus propios intereses; esos que ‘suelen vivir en palacios’; en ‘mansiones con el poder del privilegio’; en las lujosas pasarelas, con alfombra para el ‘exhibicionismo’. Y nunca son capaces de terminar con la miseria de la tristeza; permitiendo eternizar la tragicomedia, en medio de los Círculos Sociales, donde se pueden expresar las monumentales indignas verdades que se suelen practicar, aunque siempre  represoras- hasta la fecha; aunque con toda clase de reservas. El Vicio que disfruta, porque lo practica permanentemente “la Alta Alcurnia”, evidencia ‘lo más miserable de las humanas costumbres. El horizonte de las Tragedias, pone en juego constante, lo que todavía no se sabe desvelar -desde la responsabilidad política-; ya que no se sabe enmendar, “tal vez por que en el forcejeo”, se pierde la brújula de la existencia. Los Humanos ‘no saben vivir su propia realidad’; sobre todo desde la que deben transmitir, enseñar y proteger para conservar la Vida; a pesar de las dificultades que surgen mientras se van conociendo los nuevos caminos; que en definitiva, se deben ‘conquistar, superando los escenarios desapasionados, en cada situación advenediza. Es un lujo que se permiten los Humanos, desde que salen de la Cuna: Y se protegen, con la costumbre constante, unos de los otros; porque “son demasiadas dudas”, que despiertan cada día; y suelen poner precio a todo lo que hacen; por que siempre hacen de ‘lo privado’, un proyecto prometedor; poniendo alto nivel en las luchas que desarrollan, casi siempre en los campos del enfrentamiento. En el horizonte humano se encuentran las grandes aventuras; despertando todos los riesgos; viviendo las mayores rutinas ‘sin sentido común’. ¡No acierta el Ser Humano a vivir “en Paz”! Se pasa toda la Vida huyendo de si mismo. No logra escapar de “sus propias maldades”. Y “algunos”, dedican demasiado tiempo a rezos divinizados, sabiendo que son promesas baldías. 

Noviembre ******* 2025


Nunca sale de raíz
una pasión encendida;
que en el
hombre más feliz,
aunque se sane la herida,
se queda la cicatriz.

 

 FLOREAL RODRÍGUEZ DE LA PAZ - Alcoy, Alicante, España

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA





 

 

 

 

 


EL CIEGO - Kate Chopin - San Luis, Misuri, EE.UU





EL CIEGO

Kate Chopin


Con una pequeña caja roja en una mano, un hombre caminaba lentamente por la calle. Su viejo sombrero de paja y su ropa descolorida daban la impresión de que la lluvia los había batido muchas veces, y las mismas veces el sol los había secado encima de él. No era mayor, pero parecía débil; y caminaba bajo el sol, por el pavimento asfaltado que abrasaba. Al otro lado de la calle había unos árboles que proyectaban una sombra espesa y agradable: toda la gente andaba por aquel lado. Pero el hombre no lo sabía, porque era ciego, y además era tonto.

En la caja roja había uno lápices que intentaba vender. No llevaba bastón, y se guiaba arrastrando los pies por los bordillos de piedra, o la mano por las verjas de hierro. En cuanto llegase a las escaleras de una casa, las subiría. A veces, una vez alcanzada la puerta con mucha dificultad, no lograría encontrar el botón eléctrico, con lo cual bajaría pacientemente y seguiría su camino. Algunas de las puertas de hierro estaban cerradas con llave, ya que los dueños estaban fuera durante el verano, y gastaría mucho tiempo esforzándose por abrirlas, pero daba igual, porque tenía todo el tiempo que había a su disposición.

A veces conseguía encontrar el botón eléctrico: pero el hombre o la criada que contestaba al timbre no necesitaba lápices, o bien no se les podía persuadir de molestar a la ama de la casa para tan poca cosa.

El hombre llevaba mucho tiempo fuera y había caminado mucho, pero sin vender nada. Esa mañana, alguien que se había cansado de tenerlo dando vueltas le regaló esa caja de lápices, y lo envió a ganarse la vida. El hambre, con sus colmillos afilados, roía su estómago y una sed implacable resecaba su boca y lo torturaba. El sol achicharraba. Llevaba demasiada ropa: una chaqueta y un abrigo encima de su camisa. Tendría que habérselos quitado y llevado en el brazo, o haberlos tirado, pero no se le ocurrió. Una buena mujer que lo vio desde su ventana sintió lástima por él, y deseó que cruzase la calle para ponerse a la sombra.

El hombre giró en una calle lateral, en la que un grupo de niños ruidosos y alborotados estaban jugando. El color de la caja que llevaba los atrajo y quisieron saber qué había en ella. Uno de ellos intentó quitársela. Con el instinto de proteger su pertenencia y único sustento, resistió, gritó a los niños y los insultó. Un policía que pasaba la esquina y vio que él era la causa del disturbio, lo sacudió brutalmente agarrándolo del cuello; pero, al percatarse de que era ciego, moderó bastante sus ganas de aporrearlo y lo mandó a seguir su ruta.

Siguió caminando bajo el sol.

Durante su vagabundeo sin rumbo, giró en una calle en la que había monstruosos vehículos eléctricos tronando de acá para allá, haciendo sonar campanas salvajes y literalmente temblar el suelo bajo sus pies en su tremendo impulso.

Empezó a cruzar la calle.

Entonces ocurrió algo, algo horrible que hizo que las mujeres se desmayaran y que los más fuertes de los hombres que lo presenciaron se pusieron enfermos y se marearon. Los labios del conductor de la locomotora se pusieron tan grises como su cara, o sea de un gris ceniciento, y se puso a temblar y a tambalear del esfuerzo sobrehumano que había tenido que hacer para parar su vehículo.

¿De dónde salió la multitud tan de repente, como si fuera por arte de magia? Chicos corriendo, hombre y mujeres arrancándose de sus vehículos para ver este espeluznante espectáculo: médicos apresurándose en calesas como guiados por la Providencia.

Y el horror creció cuando la multitud reconoció en la figura muerta y aplastada a uno de los hombres más ricos, más valiosos y más influyentes de la ciudad, un hombre conocido por su prudencia y previsión. ¿Cómo había podido ser alcanzado por una fatalidad tan terrible? Tenía prisa, después de haber salido con retraso de su trabajo para reunirse con su familia, que, una hora o dos más tarde, iba a viajar a su casa de verano en la costa atlántica. Con la prisa, no se dio cuenta de que otro coche venía en sentido contrario, y la común y terrible escena se repitió.

El ciego no supo la razón del alboroto. Había cruzado la calle, y ahí estaba, avanzando y dando traspiés bajo el sol, arrastrando sus pies a lo largo del bordillo.

KATE CHOPIN - EE.UU

“The Blind Man”,
Vogue, 1897