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sábado, 11 de enero de 2025

IR Y QUEDARSE - Lope de Vega - Madrid, España

 







IR Y QUEDARSE

Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma, y ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;

arder como la vela y consumirse,
haciendo torres sobre tierna arena;
caer de un cielo, y ser demonio en pena,
y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades,
pedir prestada sobre fe paciencia,
y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma, y en la vida infierno.

LOPE DE VEGA – Madrid, España

Lope de Vega Carpio​​ ​ fue uno de los poetas y dramaturgos más importantes del Siglo de Oro español y, por la extensión de su obra, uno de los autores más prolíficos de la literatura universal. Wikipedia

Nacimiento: 25 de noviembre de 1562, Madrid, España

Fallecimiento: 27 de agosto de 1635, Madrid, España


SIN TÍTULO - Liliana Escanes - Bahía Blanca, Argentina

 








SIN TÍTULO

 

Acaecen los pájaros hacia el final de la tarde...
Gorriones, torcazas, calandrias...
Demoradas, en los canteros del jardín y en el huerto…
Demoradas y lentas… Sin angustias, sin preocupaciones…
como tenemos los humanos… ¡Felices de ellas, las aves,
ojalá hubiera sido una de ellas!... ¡Ojalá! Pero Dios dispuso otra cosa…
Que fuera humana, imperfecta, huidiza, esquiva, intelectual, solitaria,
extraña, para muchos, hasta para mí misma...
Una sobreviviente... Una sobreviviente...
No sé qué sucederá en este NUEVO AÑO…  Quién lo sabe…
Sólo restar continuar... Continuar... Como mejor se pueda...
Y disfrutar del aire, del sol, de los días cálidos y bellos…
De las plantas, de las flores, de los dulces aromas…
Del cielo celeste intenso… Del ocaso claro e iridiscente…
Del dorado de la fronda, a lo lejos…
Del demorado trino de las aves, al caer la tarde…
Del demorado trino de las aves… Sin hacernos tantos problemas…
Sin pensar en tantas cosas terribles que suceden en este Planeta…
Como me decía siempre mi madre, con su singular sabiduría:
-“No te hagas mala sangre...”  Tenía razón… Sí, claro que la tenía…
Sí, lo mejor es seguir... y disfrutar del demorado trino de las aves…
Del demorado trino de las aves, al caer la tarde...
Del demorado trino de las aves... Sí, al caer la tarde...

 LILIANA ESCANES, Bahía Blanca, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA



ORGULLO - Ana Romano - Buenos Aires, Argentina

 









ORGULLO

 

el orgullo

despedido, por el cansancio

redimensiona, o bien captura

las miradas

 

y es postergado

        discontinuado

el desencanto.

 

 

ANA ROMANO -  Córdoba-Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

 


EL CIRICO - Norberto Pannone - Buenos Aires, Argentina

 









EL  CIRICO

El Cirico alineó el orificio derecho de su apéndice lingual y supo que aquel sonido intolerable y acuciante venía del ladrido de los perros. Entonces, tuvo la certeza de que el peligro era inminente. Tenía que huir sin demora. Su temor era colosal. Aquellas malditas bestias monstruosas de cuatro patas y cubiertos de pelos ya lo habían tenido a maltraer. Como siempre, se puso en fuga prontamente. Eran realmente peligrosos.

Buscó en su conexión dendrital alguna información que le recordara desde que tiempo estaba en este mundo y la inquisición se diluyó escapando de sus neuronas debido a la imprecisión temporal.

Había llegado con el hombre? ¿O ya estaba aquí antes de la “Gran Siembra de los bípedos”?

Cómo en una nebulosa le llegó la visión de que algo lo concebía en el borde de una extensión acuosa junto a otros semejantes. Recordó que una sombra de ojos saltones y de largas orejas llenas de pelos los iba devorando con satisfacción a medida que rompía las cápsulas de sus hábitats.

Él sobrevivió porque la protuberancia rodó y se hundió en el agua.

El espécimen que depositaba los óvulos también parecía complacido del festín.

Entendió que aquel ser había copulado con el mismo satán.

Cuando pudo emerger, vio que la bestia diabólica flotaba lentamente hacia el cielo en una roca de fuego.

Al seguir Indagando en la información inserta en su memoria, descubrió que, desde el pasado remoto, la figura de los perros le resultaba familiar.

¿Por qué les temía tanto?

Siempre había sorteado todos los peligros del planeta con impunidad absoluta.

Pero los llamados perros… Eran asquerosos…  Les temía más que nada en este mundo, pero, de alguna manera, le atraían y sabía explicarse el por qué.

Había examinado en la cadena molecular de su ADN todo lo referente a la evocación sobre aquellos engendros, descubriendo entonces, el complejo neuronal que alimentaba sus cerebros. Halló también, en la información consultada, que eran extraordinariamente dañinos para su débil integridad casi física e infra-material. Sus ladridos eran mortales.

¡Tenía que huir de inmediato!

Aprisionó la criatura entre sus tentáculos superiores y, ocultándola entre sus escamas tornasoladas, se mimetizó en el monte con la misma celeridad que determina el tiempo que trascurre entre una inspiración y una exhalación humana. Absolutamente nada, para lo que existía en su concepción temporal.

Desde el rancho cercano la mujer corrió desesperadamente detrás de los perros hasta llegar al pie del viejo sauce, donde la absoluta irrealidad ocultaba su asombro vegetal.

Los pájaros silenciaron sus cantos y la brisa, que apenas agitaba alguna rama, detuvo su hálito estival.

Oculto en la espesura del monte, abrió sus escamas, sacó de allí al niño que yacía inerte y bebió la sangre. Luego, colocó la cabeza en lo que parecían fauces y comenzó la succión. Su tracto digestivo, a medida que lo tragaba iba desintegrando el cuerpecito con extraordinaria facilidad.

Nunca nadie descubriría rastro alguno de sus presas.

Afuera, los perros ladraban furiosamente. La mujer reprendió a los niños que jugaban ruidosamente en el patio recordando aquellas viejas historias que se usaban para asustar a los niños a la hora de la siesta.  Sonrió pensando en la “utilidad” de aquellas supercherías. Se acordó que su madre muchas veces la había asustado con El Cirico.

Disimulando su picardía, ingresó apresurada a la casa cerrando la puerta muy despacio desplazando el cortinado para que la luz solar del pródigo mediodía molestara lo menos posible.

Después de una prolongada ausencia, su hombre ya estaba en la casa y la requería en el lecho.

La jornada prosperaba calurosa y al amparo cómplice del cuarto se estaba mejor. Afuera, seguramente los niños estarían entretenidos un rato más.

-“¡Malditos perros! ¡Justo ahora se les da por ladrar!”- gritó el hombre desde la cama.

Casi de inmediato cesaron los ladridos.

En el monte cercano, los pájaros dejaron de chillar mientras el hálito de la brisa de la nueva tarde fenecía.

Más tarde, casi al anochecer, los hombres comenzaron la búsqueda.

El hijo menor de los Andrade, nunca apareció.


 Del libro "Cuentos Invernales"


NORBERTO PANNONE - Buenos Aires, Argentina

Y TODO ESTE OCIO - Luis Alposta, Buenos Aires, Argentina

 




LUIS ALPOSTA - Buenos Aires, Argentina
MIEMBRO HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA


SUR LES PONTS DE PARÍS… là là larala là là! - Salomé Moltó, Alcoy, Alicante, España

 



SUR LES PONTS DE PARÍS… là là larala là là!

 

Sí así es, los juegos olímpicos han terminado y los españoles se han quedado muy contentos de las medallas ganadas y sobre todo el ver a una hermosa generación luchando, por mejorar en todas las condiciones, por supuesto.

Y claro vuelven al recuerdo todos aquellos años que vivimos, trabajando y estudiando en la hermosa ciudad Luz, como se suele llamar a París.

Los paseos al borde del Sena, eran una obligación, todas las semanas a veces con “le bateau mouche” otras dando un paseo. Los sábados íbamos al Louvre un museo impresionante no tan grande como el Hermitage, de Rusia, y me pregunto cuantas veces habré visitado la “Geoconde”, la venus de Milo (sin brazos, claro) la estatua de Samotrace, hermosas figuras que según se decía se había traído Napoleón de Egipto.

En aquella época y a pesar que la segunda guerra mundial hacía veinte años que había terminado, las secuelas de aquella atrocidad seguían latente porque una guerra dura lo que duran sus secuelas, estoy segura,  no se olvidan nunca. Y oímos a la Edith Piaf, a la norteamericana Josephine Baker, con su charlestón, aunque entonces ya era una persona mayor, había adoptado veintitrés niños y la ciudadanía de París hizo una colecta para ayudarla económicamente y ….cuantas vivencias que luego se olvidan, otras quedan en el corazón para siempre

Bebiendo casi sin parar de una botella de vino, un clochard (vagabundo) decimos nosotros, nos pusimos a charlar con él, resulta que era médico y yo no salía de mi asombro. Nos contó que fue deportado a un campo de concentración y como era médico evitó ser gaseado y los rusos entraron en Auschwitz  liberaron a todo el campo y pudo volver a su casa, pero ya no había nadie, todos habían sido eliminados y él calmaba su desesperación con el alcohol. Muchos otros testimonios que vivieron aquellas atrocidades que pude averiguar me dejaron muy impresionada, por eso recordando al Barón Pierre de Coubertin, que organizó los primeros juegos olímpicos, imitando a la antigua Grecia, quizás con la intención de que es bueno combatir, pero nunca haciendo guerras porque éstas, sólo llevan a la muerte y a la destrucción y sus secuelas no se olvidan jamás.


SALOMÉ MOLTÓAlcoy, Alicante, España

MIEMBRO HONRÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA                                                 


PERDÍ - Olga Hernández Osorio- Medellín, Colombia

 













PERDÍ


Perdí la esperanza de quererte
se fue para siempre la ilusión
cada día que pasa deseo verte
quiero tenerte cerca al corazón

Ligado estás en mi pensamiento
aunque nos separe la mala suerte
jamás podré borrar lo que sient
en mi soledad, no quiero perderte

La esperanza que tenía se fugó
cuando lejos allá en la distancia
tu presencia como flor se marchito
muriendo el aroma, la fragancia

Dejaste mi alma en un desierto
con una sed ardiente de tu cuerpo
todo se tornó mustio, muy incierto
como un cielo gris casi muerto

Zozobró la ilusión de quererte
en el mar bravío de tu olvido
perdí la esperanza de verte
dejaste mi alma sola, sin nido.



OLGA HERNÁDEZ OSORIO - Medellín, Colombia

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

LA PLACITA DEL CENTRAL - José Luis Miranda- Junín, Buenos Aires, Argentina

 














LA PLACITA DEL CENTRAL


A Luis Bernardino Negreti


Voy cruzando despacio
la placita del barrio
con el peso mundano
de mi diario vivir
y un embrujo silente
se atraviesa en mi espacio
como un alma que en pena
ya no quiere seguir.

Acompaña mis pasos
y me muestra a mi lado
una rosa tan bella
que ningún ojo vio
Y una brisa de otoño
me dibuja el fantasma
de un chambergo
que rueda a la buena de Dios

Oigo risas de burlas
mientras voy caminando
veo espectros dolientes
de pasados lejanos.
Una joven morena…
el amor… el dolor…

Y al salir de la plaza
solitaria y serena
me detengo en el bronce
que recuerda tus penas
y pregunto en silencio:
hermano… Sos vos?



JOSÉ LUIS MIRANDA – Junín, Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

UNA ANÉCDOTA DE ROSAS - César Tamborini Duca- León, España





UNA ANÉCDOTA DE ROSAS

 

 Lucio Mansilla

 

En su libro LOS SIETE PLATOS DE ARROZ CON LECHE Lucio Mansilla, que fuera sobrino del General Juan Manuel de Rosas, nos cuenta su genealogía y una curiosa anécdota. Lucio fue hijo del general Lucio Norberto Mansilla (el héroe de LA VUELTA DE OBLIGADO) y de  Agustina Rozas, la hermana preferida del Restaurador de las Leyes. Era soldado, y también un bon vivant, un dandy, pero no puede desconocerse su valentía al emprender una expedición con un puñado de acompañantes a las tolderías RANKÜLLCHES donde tuvo ocasión de conocer e intercambiar opiniones con los caciques Epumer, Baigorrita,  Ramón (conocido como “Platero”; era hijo de indio y de una cristiana de la Villa de La Carlota), Caniupan, y el cacique principal Pangetruz Gner (MARIANO ROSAS).

CÓMO SE FORMABAN LOS CAUDILLOS es el título del capítulo de ese libro, parte de cuyo contenido copiaré a continuación:

Todos los historiadores argentinos dicen, poco más o menos, cuando hablan de Rozas, lo que el “Catecismo de Historia Argentina”, que sirve de texto en algunas escuelas: que ese célebre personaje descendía de una familia ilustre.

Y, en efecto, así era: mi abuela, doña Agustina López de Osornio, mujer extraordinaria, bajo ciertos aspectos, tenía orgullo de su prosapia.

-Soy Butibamba y Butibarreno- solía decir ponderando su alcurnia. -Desciendo de la casa de Asturias y de los duques de Normandía. Soy parienta de María Santísima. Poco le faltaba decir como los de Asturias, célebres Quirós:

Después de Dios

La casa de Quirós.

Mi abuelo, don León Ortiz de Rozas (y aquí conviene recordar que Rozas se escribe con zeta y no con ese, porque viene de rozar), era menos pomposo que su consorte. Ortiz eran los suyos ab origine, y el de Rozas les vino de Gonzalo de Córdoba, con quien militaron; los ennobleció, haciéndolos condes de poblaciones, precisamente en el momento en que uno de ellos, fundador de la casa, tronco de su árbol genealógico, rozaba el campo para sentar sus reales.

(…) Nobles o no, los padres de Rozas eran estancieros; así es que esto basta y sobra para explicar por qué el hijo mayor tomó el campo, en un ímpetu de independencia personal, disgustado por una punición que le habían aplicado, según él decía, con injusticia… dejando “hasta la ropa”, pues quería buscarse la vida solo y probar que era hombre y no un niño, a quien se le pega o se le encierra en un cuarto oscuro. Adonde fue, qué hizo, cómo se desenvolvió, de qué manera se condujo, no son pinceladas para este cuadro.

Estamos en la célebre estancia “del Pino”; Rozas es ya propietario, socio de los Anchorena y de Terrero, y más de cuatro que después figurarán en nuestra Historia, bajo aspectos odiosos o simpáticos, son peones suyos o sus capataces.

Cuando el prolijo historiador quiera entretenerse en estas minuciosidades, entre los papeles de don Juan Manuel -que era como le llamaban en muchas leguas a la redonda, por los pagos del Pino- hallará las cuentas de los salarios de esos peones y capataces, su filiación, nombre y apellido. Todo ello existe actualmente en poder de Máximo Terrero.

Estamos, repito, en la estancia “del Pino”; mejor dicho, están tomando el fresco, bajo el árbol que da su nombre a la estancia, don Juan Manuel y su amigo don Mariano Miró, el mismo que edificó el gran palacio de la plaza Lavalle, propiedad hoy día de la familia Dorrego.

 

De repente -cuento lo que me contó el señor Miró- don Juan Manuel interrumpe el coloquio, tiende la vista hacia el horizonte, la fija en una nubecilla de polvo, se levanta, corre, va al palenque donde está atado de la rienda su caballo, prontamente lo desata, monta de un salto y parte… diciéndole al señor Miró: “dispense, amigo, ya vuelvo”.

Al trote rumbea en dirección a los polvos, galopa; los polvos parecen moverse al unísono de los movimientos de don Juan Manuel. Miró mira; nada ve. Don Juan Manuel apura su flete, que es de superior calidad; los polvos se apuran también. Don Juan Manuel vuela; los polvos huyen, envolviendo a un jinete que arrastra algo.

Don Juan Manuel, con su ojo experto, ayudado por la malicia gauchesca, tuvo la visión de lo que era la nubecilla de polvo aquella, que le había hecho interrumpir la conversación: “un cuatrero”, se dijo, y no titubeó.

En efecto, un gaucho había pasado cerca de una majada y sin detenerse había enlazado un capón, y lo arrastraba robándolo. El gaucho vio desprenderse un jinete de las casas. Lo reconoció; se apuró. “Don Juan Manuel -se dijo- ¡Caray!”

De ahí la escena. Don Juan Manuel castiga su caballo… El gaucho entonces suelta el capón con lazo y todo, comprendiendo que, a pesar de la delantera que llevaba, no podía escaparse por buen montado que fuera, si no largaba la presa. Aquí están ya casi encima el uno del otro; el gaucho mira para tras y rebenquea su pingo, a medida que don Juan Manuel apura el suyo, y corta el campo en diversas direcciones, con la esperanza de que se le aplaste el caballo a don Juan Manuel.

Entran ambos en un vizcacheral. Primero, el gaucho; después, don Juan Manuel; pero el obstáculo hace que don Juan Manuel pueda acercársele al gaucho. Rueda éste; el caballo lo tapa. Rueda don Juan Manuel; sale parado con la rienda en la mano izquierda y con la derecha lo alcanza al gaucho, lo toma por una oreja, lo levanta y le dice:

-Vea, paisano, para ser buen cuatrero es necesario ser buen gaucho y tener buen pingo. Y montando hace que el gaucho monte en anca de su caballo y se lo lleva, dejándolo a pie, por decirlo así; porque la rodada había sido tan feroz que el caballo del gaucho no se podía mover.

La fuerza respeta a la fuerza; el cuatrero estaba dominado, y no podía ocurrírsele, en ancas del caballo de don Juan Manuel, sino admirarlo, y de la admiración al miedo no hay más que un paso. Don Juan Manuel volvió a la casa, con su gaucho, sin que Miró, por más que mirara, hubiera visto cosa alguna discernible.

-Apéese, amigo- le dijo al gaucho, y en seguida se apeó él, llamando a un negrito que tenía. El negrito vino, le habló al oído y, dirigiéndose al gaucho, le dijo: -Vaya con ese hombre, amigo. Luego volvió al señor Miró, y sin decir una palabra respecto de lo que acababa de suceder, lo invitó a tomar el hilo de la conversación interrumpida, diciéndole:

-Bueno, usted decía…

Salieron al rato a dar una vuelta, por una especie de jardín, y el señor Miró vio un hombre en cuatro estacas. Notado por don Juan Manuel, le dijo, sonriéndose: -Es el paisano ese…

Siguieron andando, conversando… La puesta del sol se acercaba; el señor Miró sintió unos como palos aplicados en cosa blanda, algo parecido al ruido que produce un colchón enjuto sacudido por una varilla, y miró en esa dirección.

-Es al paisano ese…

Un momento después se presentó el negrito y, dirigiéndose a su patrón, le dijo:

-Ya está, mi amo.

-¿Cuántos?

-Cincuenta, señor.

-Bueno, amigo don Mariano, vamos a comer…

 El sol se perdía en el horizonte, iluminado por un resplandor rojizo, y habría sido menester ser casi adivino para sospechar que aquel hombre, que se hacía justicia por su propia mano, sería en un porvenir no muy lejano, señor de vidas, famas y haciendas, y que en esa obra de predominio serían sus principales instrumentos algunos de los mismos azotados por él.

Don Juan Manuel le habló al oído otra vez al negrito, que partió, y tras él, muy lentamente, haciendo rodeos, ambos huéspedes.

Llegan a las casas y entran a la pieza que servía de comedor. Ya era oscuro. En el centro había una mesita con mantel limpio de lienzo, y tres cubiertos, todo bien pulido. El señor Miró pensó: “¿quién será el otro?” No preguntó nada. Se sentaron, y cuando don Juan Manuel empezaba a servir el caldo de una sopera de hoja de lata, le dijo al negrito, que había vuelto ya: -Tráigalo, amigo.

Miró no entendió. A los pocos minutos entraba, todo entumido, el gaucho de la rodada.

-Siéntese paisano- le dijo don Juan Manuel endilgándole la otra silla. Don Juan Manuel lo ayudó a salir del paso repitiéndole: -Siéntese, paisano; siéntese y coma. El gaucho obedeció y, entre bocado y bocado, hablaron así:

-¿Cómo se llama, amigo?

-Fulano de tal.

-Y dígame, ¿es casado o soltero? ¿o tiene hembra?

-No, señor -dijo sonriéndose el guaso-; ¡si soy casado!

-Vea, hombre, y… ¿tiene muchos hijos?

-Cinco, señor.

-¿Y qué tal moza es la mujer?

-A mí me parece muy regular, señor.

-¿Y usted es pobre?

-¡Eh!, señor, los pobres somos pobres siempre…

-¿Y en que trabaja?

-En lo que cae, señor.

-Pero también es cuatrero, ¿no?

-¡Ah!, señor, cuando uno tiene mucha familia suele andar medio apurado.

-Dígame, amigo, ¿no quiere que seamos compadres? ¿No está preñada su mujer?

El gaucho no contestó. Don Juan Manuel prosiguió:

-Vea, paisano; yo quiero ser padrino del primer hijo suyo, pero suyo, que tenga su mujer, y le voy a dar unas vacas y unas ovejas y una manada y una tropilla y un lugar, por ahí, en mi campo, y usted va a hacer un rancho, y vamos a ser socios a medias ¿Qué le parece?

-Como usted diga, señor.

Y don Juan Manuel, dirigiéndose a Miró, le dijo:

-Bueno, amigo don Mariano, usted es testigo del trato, ¿eh?

Y luego, dirigiéndose al gaucho, agregó:

-Pero aquí hay que andar derecho ¿no?

-Sí, señor.

La comida tocaba a su término. Don Juan Manuel, dirigiéndose al negrito y mirándolo al gaucho, prosiguió:

-Vaya amigo, descanse; que se acomode este hombre en la barraca, y si está muy lastimado que le pongan salmuera. Mañana hablaremos; pero tempranito vaya y vea si campea ese matungo, para que no pierda sus pilchas… y degüéllelo… que eso no sirve sino para el cuero, y estaquéelo bien, así como estuvo usted por zonzo y mal gaucho. Y el paisano salió.

Y don Mariano, encontrando aquella escena del terruño propia de los fueros de un señor feudal de horca y cuchillo -muy natural, muy argentino, muy americana-, nada vio.

(…) El cuatrero fue compadre de don Juan Manuel, su socio, su amigo, su servidor devoto, un federal en regla. Llegó a ser rico. Sus hijos y sus hijas se mezclaron bien, se refinaron, se educaron, se ilustraron… échense ustedes por la pista. Por ahí andan… y gozando de no poca consideración social. (…) nacer, vivir, crecer, desenvolverse, entrar, salir, morirse cuando a uno se le antoja, son “derechos” que a nadie se le pasa por la imaginación poner en duda; y espero que no tendremos, en ningún tiempo, que volver a recordar el dicho de Voltaire: un des plus grands malheurs des honnêtes gens c’est qu’ils sont des laches (Una de las más grandes desgracias de la buena gente, es que son cobardes).

¿O creen ustedes que en tiempos de Rozas no había también gente honrada?

 

Debemos ubicarnos en pleno siglo XXI en su 2ª década, y el castigo impuesto por Rosas nos parece despiadado. Insto a los lectores trasladarse aquél tiempo donde eran habituales esos castigos y aún más. Y lo peor, sin beneficio alguno. Rosas castigó, sí, aquél cuatrero que realizaba un robo, pero su benevolencia fue extrema, ya que luego lo sentó a su mesa, lo agasajó, por decirlo llanamente, le dio buenos consejos y lo favoreció económicamente a él y su familia.

¿Cuántos en su lugar lo hubieran castigado, no para dar un escarmiento sino ensañándose? Recuerden las TABLAS DE SANGRE escritas por Rivera Indarte (ese rosista que escribió el HIMNO A LOS RESTAURADORES pero, cuando acudió a Rosas que lo eximiera de la cárcel por los delitos cometidos, latrocinios hasta en una Iglesia, el Gobernador de Buenos Aires no transigió); cuando quedó libre y se fue a Montevideo convertido en furibundo anti rosista, escribió ese listado por el que recibía dinero por cada persona señalada, lista engrosada artificialmente con nombres sacados de los Registros de cementerios o indistintamente algún nombre que llegaba a sus oídos tras su muerte (la cuestión era engrosar su bolsillo).

El Dr. Alberto Ezcurra Medrano replicó escribiendo las OTRAS TABLAS DE SANGRE, éstas sí verídicas, mencionando los crímenes de los unitarios. Y si los lectores se empapan de historia, se enterarán las atrocidades cometidas por la coalición apátrida de los vencedores de Caseros (perdón, Morón). El Ensayo escrito por Medrano concluye con las siguientes palabras:

Naturalmente no pretendemos que los abusos de los unitarios justifiquen los abusos de Rosas; pero sí pretendemos que a todos se los juzgue con la misma medida; que si el terror de que se usó y abusó en nuestras luchas civiles es un baldón, caiga ese baldón sobre todos o no caiga sobre ninguno. Lo injustificable, lo absurdo, lo ridículo, es pretender que caiga pura y exclusivamente sobre Rosas.

Y si en la historia fabricada para uso de nuestros colegios y universidades se cubre sistemáticamente con un piadoso velo toda atrocidad unitaria y en cambio se sumerge a Rosas en el fango de la calumnia, entonces todo paralelo es imposible y Rosas resultará, naturalmente, un monstruo. Pero eso es fábula y no historia. Y es fábula que ya está agonizando. La verdad sobre Rosas se abre camino y ya nada ni nadie lo podrá contener. Los que se aferran al juicio histórico de los vencedores de Caseros, tendrán que oír todavía muchas cosas desagradables.

 

CÉSAR J. TAMBORINI DUCA – León, España

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

Académico Correspondiente para León

Academia Porteña del lunfardo

Academia Nacional del Tango


¿¡SERÍA POSIBLE OTRA SOCIEDAD SIN LA APARIENCIA DE SABIOS!? - Floreal Rodríguez de la Paz - Alcoy, Alicante, España

 




¿¡SERÍA POSIBLE OTRA SOCIEDAD SIN LA APARIENCIA DE SABIOS!?


 Para otra Sociedad, son necesarias otras formas de gobernar, otras formas que demuestren más seriedad, más cordura, más inteligencia; pero sin que pase por la ficción interesada. Más honradez; pero más lejos de las trifulcas de mentecatos. Para aproximarnos a los niveles culturales, que puedan calificar de ‘Sabios’, a los que poco, o nada, saben caminar por la faz de la Tierra. Cuando se forma la Idea de Sabio en el Cerebro, parece ser que suceden cosas ‘insospechadas’. Ahí están los ‘Siete Sabios’ de la antigua Grecia: Tales de Mileto, Pitaco, Bías, Cleóbulo, Misón, Quilón y Solón. (Dos de ellos, sustituidos por Periandro y Anacarsis). Y teniendo el Don de la Sabiduría Científica; no fueron suficiente para certificar -igualmente, con la Ciencia que acredita lo de “ser Sabio”; que sirviera para ordenar “un Mundo, científicamente Justo”. Así pues, no quedó claro que ‘Ser Sabio’, sirviera para algo, que terminase con las Siete Plagas, tan asombrosas: Bíblico todo ello: El Agua que se transformara ‘en Sangre’; la plaga de ‘las Ranas’; la plaga de ‘la muerte del ganado’; la plaga de ‘lluvia de granizo y fuego’; la plaga de la ‘langosta’; la plaga de ‘las tinieblas’; la plaga de ‘la muerte de los primogénitos’. Y considerando estos dardos sociales, en caso de que tengan que ver algo con “la Verdad”; pues bien, se puede precisar que, los Sabios, no fueron suficiente -en inteligencia- para terminar con las ‘Plagas Sociales de nuestro Tiempo’, hasta 2025: En que vivimos vapuleados por las políticas de Estado -plaga aterradora-; plaga de las Iglesias que rezan para adormecer a los ciudadanos convulsos, -idiotiza-dora-; las plagas castrenses, educadas para modificar intereses lucrativos; plaga originada por el Dinero impostor; plaga subyugante -aterradora-, por ser patrocinada por la triste condición de leyes sin lógica razonada. Plaga de los ‘sicarios que existen’ sin valores humanos; plaga de profesores, cuando sólo enseñan el misticismo absurdo, sin más fines que confundir; plaga de ‘confesores’, que pretenden mostrar el oscurantismo como fin Cultural, faltando al respeto; plaga de miserables, cuando se proponen patentar ‘la envidia en la escasez’, para confundir a los ricos entre los pobres; plaga de dogmáticos por obediencia, para que sólo triunfe el pillaje: Y plaga, de cuantos están diplomados por la extensa cosecha de los Vicios consagrados, para que siempre triunfe el lacayo, junto a sus desvelos Sociales. Plagas son, en definitiva, las burocracias que crean impotencia, desorientando las ideas libres del Ciudadano; de los seres humanos que representan como “ninguna otra Ley”, a la civilizada teoría del Sueño de Vivir; con el deseo de alimentar y disfrutar el privilegio de los placeres. Hay plagas disimulando el instinto que dificulta la costumbre de buscar la Felicidad: Y por ello, son demasiados los, que no la encuentran; porque, tal vez, no saben dónde está. Y para conseguir la Felicidad, es necesario tener y saber apreciar, la importancia que resulta; para quienes, al abrir los ojos cada día, ven la Vida, la comprenden, la disfrutan y se proponen ‘cualquiera que sea el Sueño, desarrollarlo y protegerlo, con propio coraje. En ‘ello’ está la magia de todo lo que se tiene, aunque nunca se hubiera conseguido. Y es ‘Magia’, por favor, prestemos atención: El Cariño, el Libre Pensamiento, los Privilegios -a pesar de todos los límites-; despertar la Mente -porque todos debemos estar predispuestos en ello; no permitir Sufrir porque ‘otros’ medien entre lo propio y, o lo ajeno; entender -más que en otros tiempos-, la importancia que tiene poder Sonreír, poder Disfrutar y Soportarnos unos, entre los demás: Y sobre todo, Vivir sobrados de Bondad. Pues si tuviésemos que valorar lo insulso, no sería posible visualizar la realidad con su viveza, por muy adversa que se disfrace.

* Claro que, los Sabios -todos- bien que dejaron el estudio de cómo confirmar que tengamos que estar protegiendo el verdadero sentido de cuantas cosas suceden “desde ayer para hoy”; sobre todo, si se le concede el Ramo de Ilusiones; siendo todo un avance, sin que desmerezca subestimar que estemos ‘anclados en la Sociedad’, a la que tenemos que rendir pleitesía. El Mundo es demasiado, porque estamos en él y desde su encantador momento, bien que se sabe distinguir entre Amarlo; casi adorando su deslumbrante realidad. El Mundo puede y debe terminar con las plagas Sociales. ¡Nadie mejor que el Hombre! para conseguir que ‘nunca más’ se permitan -los malditos aerobios- doblegar al Ser Humano, como si se tratase de insignificantes ‘seres vivos’. Y la parte civilizada de éstos, son el sostén de la Vida, preparados para terminar con las miserias conocidas; considerando que el Mundo, llama Vida a todo lo que es capaz de crear; evolucionando con su mirada a los valores del Progreso; para que sea posible subsistir; aunque en medio de tanta desproporción, entre el ciclo de Vida y su lejana, aunque sinuosa Extinción. Y que, por seguir circunspectos en humanidades, se debe poner de moda, el mayor de todos los  valores conocidos por la Civilización: La Poesía. Como uno de los cantos sublimes en el sostenimiento de la evolución Humana.

* Y sabiendo prometer futuro más persistente, cabe brindar alegorías -aunque de cierto estilo ficticio-, para que desarrollemos la imaginación, hasta en su nivel de curiosidad más alto; por si fuese posible encontrar o seguir disfrutando de cuanto somos capaces de ‘levantar’; por muy profundo que se nos fuese de las manos, tal vez al fondo de los espacios que podamos soñar; es decir, presintiendo salir de todos los empobrecimientos circunstanciales, que tanto tiempo nos hace perder, en todo aquello que nos envuelve, sin necesidad, y porque nada fácil resulta, cuando nos toca defender la honradez de los equilibrios personales. ¡El Mundo debe ser Humano! ¡La Vida su mejor Verdad! ¡Los placeres más destacados “sus músicas vibrantes”! La magia de todos los versos, que hace posible el poema, que mejor defiende la Vida. Es posible mejorar los mensajes que hacen de la Vida todo un manantial, atesorando en el Ser Humano, los ideales que dignifica lo sublime; necesario para que el Mundo ‘no siempre deje en el Pensamiento la nostalgia’, envuelta de innecesarias turbulencias. Los Sabios saben mucho de todo este comentario: Son ‘ellos’ quienes presienten, enseñan y embellecen, desde el pasado disfrutado; todo eso que permite mecer en nuestro cerebro, por si contribuyese a que ‘los días y todo el tiempo’, satisficiese el tic tac de los corazones, guardados en nuestro pecho. La sensibilidad de los humanos, conserva su firme propósito, para que sea posible y mejor, la Sociedad que nos cobija, la Sociedad que muestra su manantial de oportunidades.

Enero 2025


FLOREAL RODRÍGUEZ DE LA PAZ- Alcoy, Alicante, España

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA