Y SEGUIMOS...
El mundo sigue confinado,
cada uno en su arca de la Esperanza esperando arribar a buen puerto, pero aun
nos quedan días de navegación…El coronavirus se lo ha llevado todo por delante: son
muchas vidas las que desgraciadamente se está cobrando este covid-19, y en un
segundo plano, muchas tradiciones y costumbres que formaban parte de nuestra
vida diaria. Y nuestra libertad de movimientos. Han pasado ya casi diez meses
desde que sufrimos el primer confinamiento y nuestras vidas han adquirido
un nuevo significado, Son demasiadas los meses de pasión por las que vienen
transitando tantas familias, demasiadas, con una entereza digna de admiración.
Cualquier año, en las pasadas fiestas navideñas, millones de personas estarían
felices porque habían disfrutado con las vacaciones de navidad. En cambio este
año no hemos podido abrazar a nuestros seres queridos, ha sido una navidad
diferente. Pero en este calendario que manejamos ahora los días rojos ya no son
los de fiesta. Solo se marcará en rojo, el día que podamos movernos libremente,.
Y eso ,está aún por marcar…Mientras unos estamos cuidándonos, para así cuidar a
los demás, están los descerebrados, esos a los que todo les da igual, que se
creen inmunes a la covid , que se saltan todas las normas, con el fin de
celebrar fiestas. El psicólogo social y profesor de la Universidad Complutense
de Madrid, Guillermo Fouce, cree que estas personas responden a dos perfiles:
los egoístas, que piensan que como a ellos no les afecta el virus tampoco les
va a afectar a otros y sólo piensan en su bienestar, y otro grupo de personas
que asumen los mensajes negacionistas y no se creen la gravedad de lo que está
ocurriendo.
"Las posturas egoístas quizás tienen más
peso, centrarse en uno mismo y olvidarse de los demás para posteriormente
justificar ese comportamiento en que nos están engañando. El negacionismo para
justificar el egoísmo".
El miedo al contagio sigue sobrevolando sobre
nosotros y a la vista de los datos diarios, nos preguntamos ¿tendremos la
tercera ola? Somos más resilientes de lo que pensamos en un primer momento,
pero la crisis también agudiza las malas situaciones personales quizá por eso
nos haremos muchas preguntas, entre ellas, ¿qué tipo de sociedad surgirá a
partir de esta crisis? A propósito de esto, y en la línea de relativizar .Es verdad
que estamos confinados perimetralmente y que es duro, no poder abrazar a muchos
de nuestros seres queridos pero estamos en casa, con comida, con wifi...
encerrados dentro de unos parámetros de confort. Si no distorsionamos esta
realidad esta llamada nueva normalidad, debería valernos para reflexionar sobre
lo que realmente importa y ahora debe de importarnos salir de esta emergencia
que está causando dolor. Si le damos sentido a lo que estamos haciendo, si
entendemos el sentido de este sacrificio, la factura que nos pase la covid 19
será mucho menor. Al principio mirábamos este virus con recelo, sin darnos
cuenta de que era una oportunidad para parar, pero parar de verdad… Y de
pronto, nos damos cuenta que echamos de menos lo que de verdad nos han arrebatado:
el contacto real, por eso hemos de aprovechar estos días para, estar con uno
mismo y echar de menos todas esas cosas normales a las que antes no se les daba
importancia: un abrazo, una comida familiar o una cena con amigos. Creo que una
de las mejores cosas de estos días está en saborear los abrazos que daremos a
los nuestros al salir, la libertad que sentiremos. Todos nos repetimos.
Sigamos, aguantemos, confiemos, no perdamos la esperanza. Es ahora cuando nos
damos cuenta que lo importante y lo que nos hace felices ya lo tenemos, y está
más cerca de lo que pensamos.Ya queda menos para que las aguas vuelvan poco a
poco a su cauce, el virus nos ha enseñado la fragilidad de la vida, que no
somos imprescindibles, que todo lo que tenemos puede desaparecer en cualquier
momento y que lo único que puede hacernos salir de esta es unirnos. Unirnos sin
importar la raza, el sexo, la religión o las ideas políticas. Unirnos como
personas. Cuidarnos como humanidad.
España ha adquirido 120 millones de dosis de
la vacuna de Pfizer. La primera fase, que se inició el domingo 27 de diciembre,
se extenderá hasta febrero o marzo, un período en el que se inmunizará a 2,5
millones de personas y, según los cálculos del Gobierno, se estima que para
finales del verano de 2021 "más del 70% de la población" esté
vacunada, momento en el que se alcanzaría la inmunidad de grupo.
Sin embargo, tal y como afirman algunos
expertos, es probable que la vacuna no acabe con el virus, lo que hará que
algunas medidas de prevención, como el uso de las mascarillas, se mantengan
durante un tiempo.
Aunque pueda pensarse que el virus del
SARS-CoV-2 no discrimina entre ricos y pobres a la hora del contagio, el
desarrollo de la pandemia ha demostrado que, una vez más, son los más
vulnerables los más afectados, tanto por su mayor prevalencia de enfermedades
crónicas, como por la falta de acceso a servicios esenciales. La mayor
movilidad debida al trabajo de sus habitantes podría explicar la mayor
incidencia de la enfermedad en los barrios más pobres.
©EUNATE GOIKOETXEA, poeta y escritora española
MIEMBRO
HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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