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sábado, 25 de noviembre de 2017

“INMEMORIAN EN EL DÍA DE LOS DIFUNTOS”, Carlos Rodolfo Ascencio Barillas, El Salvador


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Imagen de: Reiki Nuevo


“INMEMORIAN EN EL DÍA DE LOS DIFUNTOS” 

“En recuerdo a mis seres amados”

Yo te canto en la vida de tu descanso
y veo su rostro en tu alegre pecho
tu no estás muerto, estás más vivo
que los vivos que viven muertos
y que están cansados de placeres
en la órbita de sus afanes
y de las felonías de sus caprichos
y de los desechos que atan sus pertrechos
y de la ambición que inhibe su razón
y de las cadenas que duelen en su alma
y de sus voces que no se escuchan
en cambio los que yacen cobijados
con el secreto de la tumba fría
no tienen las penas que abundan
en el mundo ficticio de inmensurables pasiones
ni viven esperando místicas ilusiones
no ven el paisaje de las altas montañas
ni los elevados picos de las bellas mañanas
no ven el despertar en el amaranto de la aurora
ni las soñolientas luces que son sus deudores
no viven para desear en ser famosos
ni adulan lumbreras de complaciendo colosos
no se preocupan por el afán de un día
ni en el siguiente amanecer que desnudos los cría
no se complacen con lejanos llantos
ni con macilentos lamentos
son tan optimistas que ríen en silencio
para que los vivos gocen con grandes aciertos
de tus recuerdos que gravitan todavía.
en un tiempo no muy lejano buscaré tus brazos
y besaré la almohada de tus férvidos atardeceres
quizás encontremos las tristezas que nos separan
aunque espere hasta la eternidad
veré la luz de tus ojos celestiales
en las constelaciones de tu garganta
y un río de torrentes desvaríos
volveré a la tierra de tus encantos
y te miraré nuevamente en tus manantiales
que bañan las rosas de tus jardines
y en agua cristalina que brota de tu pecho.
Padre nuestro que estás en los cielos,
y que vives en todos mis anhelos
y en la inmensa soledad de mis anhelos.
ayer quise comprender las palabras de tu boca
los sabios consejos de tu aliento,
los divinos suspiros de tu viento
y los preciosos sermones de tu pecho.
entonces, me acordaré del día de mi muerte.
Yo caminé rumbo a los alegres cementerios,
y reposé en el nicho medroso de mi sombra,
y bajé al vientre de la tierra esponjosa
y miré las multitudes llorar quejumbrosas.
el llanto derramado en el polvo, y la rosa
vi el cielo de tus esplendorosos manantiales.
y dormí con el sueño de los muertos
y soñé en la almohada de una cuna.
y fragantes violetas habían
y el despojo de mi cuerpo resplandecía,
y un coro alegre acompañaba mi sendero
y en mis noches alumbraba un lucero;
¡Oh! dolor de la muerte viva,
largo fue el camino que esperaban los racimos,
mi alma en silencio sollozaba,
joviales van los muertos a vivir
victoriosos en la gloria de existir,
y los hombres perturbados en su porvenir.
y vivir con el pesar de la muerte,
llorar en los mares de ilusiones
sufrir en las penas de pasiones,
y en las noches, cual canto en mi garganta,
le digo Dios, cuan bella dicha es vivir,
y que sufrimiento son las breves horas.
¡Oh! sombras amigas de mi encanto,
y solitarias compañías de las brisas
no es aquel que siempre puja
ni el que gime en su lamento quebrantar
si no aquel que se afana en su prisa;
Yo no estoy muerto en los cementerios
ni escarpado por marchitas azucenas,
Yo vivo en la paz de tu dulzura
y me deleito con el azul de tus astros celestiales.
Con las estrellas que brillan en mis ojos
mañana despertaré en las primaveras de tus brazos
y habitaré con tus verdes prados,
y en las flores perdurables del verano,
y en la indulgencia de tu mirada.
Porque no habitaré muerto en la tierra
sino vivo en tu eterna morada,
y viviré en tus aguas de reposo,
y en tus manantiales de grandes gozos,
“Padre nuestro que estás en el cielo”
en mi vida siempre serás mi consuelo…
ellos que en la vida caminaron con esperanza
y soñaron con mundos en la garganta,
ellos que amaron con infinita elegancia
y sus fantasías se aferraron con el llanto,
ellos construyeron mundos de fragancia
y amanecieron esperando sus lamentos;
ahora el espanto de la noche les acompaña
donde viven en con sus lechos  nebulosos,
existen cementerios en los vivos
y con tumbas llenas de alegrías,
y de silencios perniciosos,
ellos tienen un corazón palpitante,
y sus miradas son desbordantes travesías
ellos que ha nada le temen
mas que a la soledad de sus ojos,
ellos que naufragan en los universos de sus besos
y en la vía Láctea de sus corazones,
ellos que aman por la eternidad,
y lloran en el silencio de sus lágrimas
ellos que esperan ansiosamente,
y miran con los ojos de sus almas penetrantes
ellos son arcoíris penitentes,
y descubren los rayos de la aurora
ellos que despiertan en la claridad de su nueva vida
y se alimentan de eternas ilusiones,
ellos que llevan la juventud en su costado,
y las ramas de los árboles acarician sus lechos
ellos que dibujan la sonrisa en sus cielos
y gritan de alegría sus lamentos
ellos que tienen la piedad de los vientos,
y murmuran en la brisa de los veranos
ellos que callan en la soledad de los inviernos,
y bendicen el día de los difuntos vivos
ellos tienen la certeza de sus convicciones,
y la luz que emana de su aliento
ellos que tienen el sosiego místico de las alturas,
al parecer tu recuerdo se aleja de mi mente
y los suspiros de tu pecho desaparecen
en las sienes de mi vida.
los hermosos recuerdos de tu aliento
y los estertores que emanaron de tu pecho
y los pasos que caminaron con los míos
en las cruces de tus inmutables cementerios
esos no son muertos, son los vivos
los  que nacen para ser lo que son
y  sin saber que están muertos los vivos
los que poseen  demasiados lujos
y de aquellos que huyen por tentaciones
y ven con su mirada el cristal de los crepúsculos
ellos tienen la estrella de la mañana,
y el carmín encendido de su pecho
ellos tienen el azul alelí de las mariposas,
y los lirios en sus cabellos
ellos son los que saben amar,
solo ellos saben esperar, pensar
llorar, reír, cantar y bendecir…

2-11-2017
                
©CARLOS RODOLFO ASCENCIO BARILLAS, poeta y escritor salvadoreño
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


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