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sábado, 8 de julio de 2017

MANOS, Soledad Vignolo, Junín, Buenos Aires, Argentina

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Imagen de: dedicapoemas.com

MANOS

Miré mis manos, y eran de ella
Cada surco plagado de insistencias.
Un nudillo que marca su presencia
y ese pliegue derrotado de historia.

Miré mis manos, y en instantes,
comprendí que el amor sólo trasciende
si la evidencia, que nos rodea y nos abraza
logra alcanzarnos.

Un día cualquiera observé mis manos,
tenía el mismo sol de otros días,
brisa de otoño, sin mucha prisa,
nada rayaba melancolía.

Pero miré mis manos, y estaba ella,
Y mi corazón nadó en amor supremo,
Madre de madres, hija de hijas,
Manos de manos que se repiten.
Con la inquisidora memoria cerca
Sentí en mi piel sus cicatrices.

Miré mis manos, eran las de ella.
Sentí su tacto y su tersura,
Volví a mirarlas. Comprendí, con amor.
Nada perdura.

©SOLEDAD VIGNOLO, poeta y escritora argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA






1 comentario:

  1. Intangible poder del amor que no conoce de ausencias, distancias ni flores que ya no perfuman ....!

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