SITUACIONES QUE VIVIMOS, Salomé Moltó, Alcoy, Alicante, España

Imagen de: EL PAÍS Economía

SITUACIONES QUE VIVIMOS

(Nota de opinión)

No nos cansamos de constatar, a cada instante de nuestra existencia, que la situación no mejora en lo más mínimo, a pesar de las soflamas de nuestros políticos que nos machacan a cada instante de que la crisis ya se está remontando, así, informes prácticos en los cuales podemos orientarnos, contrastan totalmente con las noticias que los gobernantes no hacen más que lanzar a los cuatro vientos.

Si miramos a Europa, el avance de las posturas racistas e insolidarias nos dejan estupefactos.  El pueblo francés este mayo de esperanzas, por lo menos, nos deja en un respiro alentador, aunque sea el Socialismo el que da paso a una derecha moderada, o sea que vamos hacia la derecha pero pausadamente, por lo menos eso parece.

Hemos preparado a jóvenes con estudios superiores, también con inglés y francés mayormente, que deben irse a Europa para trabajar de camareros o de pinches de cocina por salarios míseros. La posición última de los ingleses nos deja asombrados, ¿cómo serán a partir de ahora las relaciones con Reino Unido? España recibe millones de turistas británicos cada año, muchos de ellos, ya jubilados, se han comprado una viviendo al borde del mar, sobre todo en las islas mallorquinas y canarias y donde piensan vivir el resto de su existencia, aquí hay buenos servicios y un sol espléndido.

Si los jóvenes se ven obligados a irse y sólo llegan los jubilados, vamos a convertirnos en el geriátrico europeo.

Hemos asistido al conflicto por los desahucios, donde las hipotecas han rallado el absurdo más increíble y que ningún gobierno se ha presentado a frenar la desmesurada codicia de los Bancos que “han nadado a sus anchas” colocando unos interesen desorbitados. En muchos casos las personas que han perdido el trabajo, han perdido la propiedad y se le ha quedado la deuda de la adquisición, mientras algunas personas por recoger comida de un contenedor abandonado, se la quiere meter en la cárcel.

Son muchas las familias que tienen todos sus miembros en el paro, y recurren a los centros de ayuda, organizaciones municipales, la mayoría de ellas, para poder dar a comer a sus hijos

Algunas personas han sacado de los centros de mayores a sus padres y se los han llevado a su casa, para poder comer de su pensión.

En otros muchos casos las familias se agrupan en uno de los domicilios y alquilan el piso que han vaciado. Una señora viuda vendió su vivienda para pagar las deudas de su hijo y se tuvo que ir a vivir a su casa, con él y su esposa.

Los casos se repiten de forma alarmante, es otro tipo de guerra en que todo se destruye; hemos retrocedido treinta años, pero cuando de una mala situación se va mejorando fácilmente te animas, pero cuando se da lo contrario, la situación moral se hunde inexorablemente.

Lo peor es que no sabemos si hemos llegado a tocar fondo o todavía nos quedarán escalones por bajar.

No hace mucho cobrar un sueldo de mil euros al mes se consideraba escaso, hoy se hace el mismo trabajo por setecientos. Algunos trabajadores/as no cobran el salario más que por la fuerza o gestión de algunos sindicatos.

Lleno de indiferencia y quizás de miedo el trabajador/a no es capaz de organizarse para luchar por sus propios derechos y si no hay lucha no se conseguirá absolutamente nada, porque la explotación desmesurada sólo se puede parar con un mundo obrero consciente y organizado con capacidad de hacerse valer y saber negociar y eso es lo que se espera antes que la miseria nos invada a todos.

©SALOMÉ MOLTÓ, poeta y escritora española

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA