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lunes, 8 de mayo de 2017

"EL DÍA MUNDIAL DE LA TIERRA", Carlos Rodolfo Ascencio Barillas, El Salvador

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“EL DÍA MUNDIAL DE LA TIERRA”

Exhuberable, inextinguible, imprescindible, la tierra 
es el viento que corre por los caminos de tus campiñas
y el vino imperecedero de tus uvas imponderables
y el galopar sonoro en las olas de tus manos,
el frío que discurre en las mañanas de tu canto
pero hoy que vuelvo a mi amada tierra
y a deleitarme en los paraísos de tus selvas umbrosas 
y reposar mi costado junto a tus aguas cristalinas
y a besarte en la mejilla de tus fuertes robles
y en el apical de los abetos que habitan en tus manos
y en la iridiscencia  de tus inexpugnables pechos
y con las bellezas que deslumbran tus estrellas
y las nieves que revistes tus doradas colinas
y los valles que resuenan en la mirada de tu rostro
así, eres amada tierra, de todos los seres infinitos
llevando tus bellos paisajes a los sueños reconfortantes,
los grandes lagos que cobijan tus inviernos
y las dunas, los oasis, y el céfiro que canta
y las voces que encienden tus nogales
y las cascadas bañadas de tus impregnados pinos
donde se estacionan tus piélagos enrojecidos
el sol que acaricia los suspiros de tu boca
¡Oh tierra mía de mis años venideros
Y de las siguientes infinitas constelaciones.
Yo te cuidaré, te abonare, y te bendeciré
por los linderos de tus esbeltos mares
¡Oh tierra del alma mía, esmeralda del universo             
Arreboles en la nefelibata quietud de tus llanuras
de tus bosques, en las calíferas emociones
y en el hálitos de tus ávidos senderos
gravado en la memoria de tus candentes pedestales
todos lloramos tus depredadas sensaciones
y la injusticia que brota en las manos seductoras
y encontramos tus furtivas percepciones
a lo lejos de tus silenciosos lamentos.
¡Cantemos vivificando nuestra tierra!
y protejamos lo imperecedero de tus vestimentas  
en las paz de los niños soñolientos
y en el místico cálamo de tus bondades.
Madre de mi madre, sueño de mi sueño
hoy veo la colosos atardeceres de tus mareas
en los alegres rincones de tus niños
y en la brisa que besa tus fervientes labios
perdonando la culpa de lo imperdonable           
y amando a los que amenazan tus manantiales.
¡oh! tierra, mi linda tierra, mi fruto, mi flor
eres mí sedienta amada en la ternura de tus entrañas
viviré para acariciar la pupila de tus ojos…          


©CARLOS RODOLFO ASCENCIO BARILLAS, poeta y escritor salvadoreño
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


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