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“EL DÍA MUNDIAL DE LA TIERRA”
Exhuberable,
inextinguible, imprescindible, la tierra
es el viento
que corre por los caminos de tus campiñas
y el vino
imperecedero de tus uvas imponderables
y el
galopar sonoro en las olas de tus manos,
el frío
que discurre en las mañanas de tu canto
pero hoy
que vuelvo a mi amada tierra
y a
deleitarme en los paraísos de tus selvas umbrosas
y
reposar mi costado junto a tus aguas cristalinas
y a
besarte en la mejilla de tus fuertes robles
y en el
apical de los abetos que habitan en tus manos
y en la
iridiscencia de tus inexpugnables pechos
y con las
bellezas que deslumbran tus estrellas
y las
nieves que revistes tus doradas colinas
y los
valles que resuenan en la mirada de tu rostro
así,
eres amada tierra, de todos los seres infinitos
llevando
tus bellos paisajes a los sueños reconfortantes,
los
grandes lagos que cobijan tus inviernos
y las
dunas, los oasis, y el céfiro que canta
y las
voces que encienden tus nogales
y las
cascadas bañadas de tus impregnados pinos
donde se
estacionan tus piélagos enrojecidos
el sol
que acaricia los suspiros de tu boca
¡Oh
tierra mía de mis años venideros
Y de las
siguientes infinitas constelaciones.
Yo te
cuidaré, te abonare, y te bendeciré
por los linderos
de tus esbeltos mares
¡Oh
tierra del alma mía, esmeralda del universo
Arreboles
en la nefelibata quietud de tus llanuras
de tus
bosques, en las calíferas emociones
y en el
hálitos de tus ávidos senderos
gravado
en la memoria de tus candentes pedestales
todos
lloramos tus depredadas sensaciones
y la
injusticia que brota en las manos seductoras
y
encontramos tus furtivas percepciones
a lo lejos
de tus silenciosos lamentos.
¡Cantemos
vivificando nuestra tierra!
y
protejamos lo imperecedero de tus vestimentas
en
las paz de los niños soñolientos
y en el
místico cálamo de tus bondades.
Madre de
mi madre, sueño de mi sueño
hoy veo
la colosos atardeceres de tus mareas
en los alegres
rincones de tus niños
y en la
brisa que besa tus fervientes labios
perdonando
la culpa de lo imperdonable
y amando
a los que amenazan tus manantiales.
¡oh! tierra,
mi linda tierra, mi fruto, mi flor
eres mí sedienta
amada en la ternura de tus entrañas
viviré
para acariciar la pupila de tus ojos…
©CARLOS RODOLFO ASCENCIO
BARILLAS, poeta y
escritor salvadoreño
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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