Imagen de:
LA SEÑORITA LUISA
Yo la extrañaba mucho.
Probablemente, como me explicó el analista, porque al haberse muerto mi mamá
cuando nací, la señorita Luisa fue la
primera imagen materna
fuerte que tuve. Además, supongo, porque siempre nos
trató con mucha dulzura. Ese año en el jardín de infantes fue seguramente el
más feliz de mi vida. Y bueno, cuando el analista me recomendó “afrontar los
fantasmas del pasado y construir el futuro de otra manera, sin andar llevando
cargas a la rastra”, decidí hacerlo. Y lo hice. Y aquí estamos. Ya no la
extraño. Soy feliz de nuevo, como entonces. La estoy escuchando llorar
dulcemente, como sólo ella lo hace. Debe ser la hora de bajarle la comida.
©JORGE ARIEL
REDINI, poeta y escritor de Guaymallén,
Mendoza, Argentina.
MIEMBRO HONORÍFICO DE
ASOLAPO ARGENTINA
Entrañables recuerdos, precioso cuento, la vida a veces, nos presenta desafíos incomprensibles para sobrellevar mejor esas heridas profundas del alma.
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