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UN
SUEÑO EN CINCO CAPÍTULOS
Capitulo
I
Estoy en una oficina estrafalaria; parece el interior
de una caja de zapatos de unos 50 metros de largo. Junto a las paredes
laterales veo muy confusamente dos filas de escritorios ocupados por empleados,
y eso lo supongo, porque tampoco alcanzo a distinguirlos, probablemente porque
no son lo que me interesa. Queda un largo corredor central, y en uno de sus
extremos está mi propio escritorio (Deduzco que soy un jefe importante). En el
otro extremo hay un escritorio igual al mío. Lo ocupa, una chica que no veo muy
bien. Y sin embargo tengo la sensación de que está enojada conmigo porque la
miro demasiado.
Capitulo
II
Soy empresario y me encuentro en una oficina de unos
40 metros cuadrados. Consta de dos salas pequeñas, de un baño y una cocina;
todo pequeño. Es la única oficina de mi empresa; pero no estoy solo. Comparto
el espacio con otra empresa perteneciente a una chica que, si no me equivoco,
es la misma del capítulo I. No hay escritorios, la oficina está vacía.
Ella no ha pronunciado una palabra desde que llegó, y
debe ser porque le disgusta compartir el espacio con otra empresa. Evidentemente es así, porque en forma
repentina se dirige a la puerta, la abre y se queda mirándome, en actitud de
estera. Yo salgo pero dejo constancia de mi disconformidad, diciendo: “Pagué mi
alquiler. Mis negocios no van tan bien como para que ahora tenga que hacerlo en
otro lugar”.
Lo
piensa mejor, abre de nuevo la puerta que ya estaba cerrando, y entiendo que la
he conmovido y me permite otra vez la entrada.
Capitulo
III
Dos números cruzan por mi cabeza: 7.000 y 5.000 y al
rato los veo en dos rótulos pegados en las puertas de mi salita y la de ella, y
me basta para comprender el significado. Reflejan la marcha de mi empresa y de
la suya. Entonces le propongo asociarnos; me parece una gran idea; es casi una
falta de consideración por desconocimiento de sus méritos no hacerlo; pero se
niega rotundamente. Y hasta me parece que le ha disgustado mucho.
Capitulo
IV
Nuestras empresas no compiten, son complementarias;
deberíamos asociarnos. Eso sería sensacional. Se lo propongo una y otra vez y
me mira con gran desconfianza. Me estoy arriesgando a que me eche otra vez,
pero voy a insistir, con una estrategia diferente.
Capitulo
V
Estoy saliendo con ella del Registro Civil. Acabamos
de formalizar la fusión de nuestras dos empresas. Hay que celebrarlo a lo
grande, pero el despertador hace lo que debe y me despierta.
Me perdí la fiesta; no hubo fusión y me quedé sin
reloj, porque lo tiré por la ventana.
©
JOSE CALCAGNI, poeta y escritor
argentino.
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO
ARGENTINA
Precioso relato,por diferente ,entretenido y consecuente final disparatado...Me gusta.....(PERDÓN,es la costumbre)
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