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EL UMBRAL
Yo fui el viento que arrastran tus tristezas
y la sed que ahogo la lluvia de tus acantilados
y el albatros que vuela compungido,
hacia su íngrima guarida
y la gaviota que viaja por los yermos
buscando tus rubores,
y las playas que abrazan tus abundantes dolores
en los solitarios piélagos salados,
así se fue mi alma con las olas
y con sus olóctonos misterios de tus ocasos.
Yo fui el horizonte de tu roca
y el camino que revolotea en tu naufragio.
Yo crecí huérfano entre tus espinas
y espere la luz que encendía tus tinieblas
y después de la tormenta, vino tu aliento
y el sosiego de la noche fría.
Yo acaricie las escasas brisas de tu boca
y me cobije en las sabanas de tus alas
y quise llorar en el arcoíris de tu pecho
y las aguas despertaron tu garganta
y me quede en el despojos de tu tierra
y en el puerto donde anclan tus ilusiones,
en el silente torbellino de tus inhóspitas
emociones.
Allí estaban tus frágiles alas para el vuelo
y tus ríos que
navegaron con el llanto
todos tus sueños viajan con pasajeros a la deriva
entonces,todos comprendíamos
y no hicimos caso, ¿porque no lo encontramos?
Fuimos peregrinos de los atardeceres
y de tus pantanos brotaron estrellas
y manantiales de agonías en tus abrojos
así será la luz en tus selvas oscuras
y la brisa que canta en tus montañas.
Yo seré suspiro en los linderos de tus abismos
seré el polvo planetario de tus sandalias.
Yo seré la sombra de tus lejanos caminos
y seré
reposo de la bestia fiera,
en las mandrias de tus ignotos páramos
y las nutrias de tus prístinos océanos,
también fuimos lodo, barro, polvo y nada
y desecho de residuos estelares,
fuimos partículas en el vientre del espacio
y materia
gris, asfalto y vinagre
y sepulcros cantando misterios
en los infinitos universos de tus miradas.
pero yo, quise viajar con los desenfrenados
tiempos
y en la remotas épocas que contemplaron mis
pasados
fuimos todo lo que éramos
senderos solitarios de los amaneceres,
colinas que reverdecen en tu agonía,
pero todo lo que amé no lo encontré
y todo lo
que halle, ya se había marchado
por aquí caminaron las cenizas de tus voces
y se escuchan en el silencio de tus crepúsculos,
y los recuerdos que enaltecen los pútridos
anhelos
por qué se deleitan con los fuegos de tu alma
y las angustias de tus sempiternas fantasías.
Yo fui cielo, fragmentos de un universo lejano
y fui rocío en los humos de tus madrugadas
y los encantos mágicos de tus auroras.
Yo navegue con las travesías de tus besos
y habite en el polinesio de tus parnasos
y en las tentaciones que tropiezan con tus
cerezos.
pero mañana renacerán en la danzas de tu piel,
y en el verdor que humedecen tus profundos ojos
en fin, quise con las manos poseer tu luna, tu
estrella
y el halito que expelen los ecos de tu boca
y con tristezas que tu corazón provoca.
Luego vino la primavera de tus nostalgias
y los helechos que se lían con tus ocasos
entonces mañana volveré a tus tiernas entrañas
quizás para volver al origen de tus cristalinas pupilas,
y los aguaceros que se unen con tus manantiales
pero pasaron los tiempos de exuberantes
besos,
y
mi garganta se marchito en tu desierto
por que no encontró los nubarrones en tus
cactus,
ni en tus nopales, ni en tus abundantes
tundras
y en la roca brotaron espinas de tu pecho
y escorpiones ponzoñosos de tu aliento
cuando vi tinieblas apareció la luz de tus ojos
y la miel embriagante de tus manos
Todo estaba desolado, y cubierto
por
los arbustos de tus sombras
eran los
hielos indiferentes de tus besos
los que obcecaban los prístinos recuerdos
y quede atrapado en el férvido amanecer de tus
brazos
abyecto, confuso en las mandrias de tus
telarañas
en la execrable neblina de tus montañas
pude ver las tarántulas de tus emociones
en la luz de la oscuridad, y en las aguas de tus
charcos
así fuimos, dos escondrijos en los adustos
pantanos
y en los acerbos ocasos de tus antagónicas mandíbulas
y en el veneno mortífero de tus labios
escarlatas,
y en los suspiros de tus narices brotaron
abrojos estelares
y corales cósmicos anidaron en tus piedras
escandinavas.
Tu fuiste orquídea de lo profundo, razones de lo
infinito
y fuimos sedentarios en los túneles de tus
sueños nebulosos
y vientos en los remolinos que arrastran tus
atardeceres
así fui yo, suelo de tus hojas peregrinas…
©CARLOS RODOLFO ASCENCIO BARILLAS, poeta y escritor salvadoreño
MIEMBRO
HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
Todos los matices del amor,engarzados en brillante poesía!!!
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