Camino de Santiago (Memorias del Camino: IV)
Trayecto Sahagún
– Hospital de Órbigo
calle Cardenal Landázuri (León)
…”Es demasiado
aburrido / seguir y seguir la huella, /andar y andar los caminos, / sin nada
que lo entretenga”… La milonga campera de don Atahualpa Yupanqui
intercalada en el trayecto anterior, lo fue por la influencia del entorno en
mis recuerdos de niñez y adolescencia, por esa inmensa extensión de pampa plena
de riqueza pero abrumadoramente monótona. Salvo en contados casos, en tramos
que ya comenté y otros que serán descriptos, el Camino no necesita el “chirrido
de los ejes” para combatir la monotonía, pues posee incontables lugares con
encanto, sean provistos por la naturaleza o la industriosa mano del hombre. Y
si en algún momento nos acecha la melancolía, ahí está el pensamiento para
combatirla, o para engendrar en la memoria versos sueltos que luego serán
pulidos para convertir en poesía.
30-III-2010: nos
encontramos en Sahagún a 843 m sobre el nivel del mar, a las 10 a.m. con una
temperatura de 1ºC. En este sitio –como les dije anteriormente- podemos
apreciar la Iglesia de San Tirso, románico-mudéjar del siglo XII. La Iglesia de
San Lorenzo, gótico-mudéjar del siglo XIII. El Monasterio de San Facundo del
cual quedan en pie la torre del siglo XIX con su reloj, y la capilla de San
Mancio del siglo XII que aparece integrada dentro del conjunto de los restos
del Monasterio de San Benito.
Sahagún recibe su
nombre del Santo Facundo (“Facundus”) que fuera martirizado junto a Primitivo
y, según la tradición, eran hijos del Centurión leonés San Marcelo y de su
esposa Santa Nonia. San Facundus derivó en “Sanfagund”, luego “Safagún” y por
último Sahagún. A la salida pasamos por el Arco de San Benito (1662) y
atravesamos el Río Cea por el Puente de Canto, mandado construir por Alfonso VI
en el año 1.085, para desembocar en el “Prado de las Lanzas de Carlomagno”.
La historia relata
un hecho milagroso ocurrido en el lugar: Carlomagno perseguía al caudillo
sarraceno Aigolando, que fue encontrado junto al Cea. La noche previa a la
batalla algunos soldados cristianos clavaron sus lanzas en la tierra, y al
amanecer las encontraron cubiertas de ramas. Las cortaron a ras de tierra y, de
las varas cuyas raíces quedaron enterradas y que estaban hechas de fresno,
nacieron los grandes bosques de la zona.
Desde Sahagún hasta
El Burgo Ranero podemos apreciar las construcciones típicas en “tapial” y
“adobe” (ladrillo de barro mezclado con paja y secado al sol) con sus fachadas
enfoscadas con barro mezclado con paja trillada, lo que da un aspecto muy
característico, como pudimos apreciar, entre otros sitios, en el albergue de El
Burgo Ranero.
Continuamos el
Camino hacia la última localidad mencionada por un sector compactado que se
estrecha más adelante, convirtiéndose en un sendero también compactado. Durante
el trayecto tuvimos viento en contra, mucho, mucho viento y hasta me permito
adjetivarlo: un viento endemoniado (los argentinos de la llanura pampeana dirían
que “el Pampero sopla con furia”), así todo el día y, lo que es peor, de oeste
a este, es decir de frente, sin pausa y haciéndonos esforzar para dar cada
paso. Bueno, no hay que exagerar, fueron solo 18 Km.
A la derecha vemos
la autopista que, con sus terraplenes, impiden visualizar el paisaje; que de
todos modos se aprecia a la izquierda con su monotonía de campos de sembradíos
similares a la anterior etapa. Algunas lagunas y muchos charcos de agua jalonan
el trayecto, y el sendero en algunos sectores estaba barroso, pues el día
anterior había llovido. Todo este sendero compactado está flanqueado por una
ininterrumpida hilera de plágtanos.
En la lejanía,
hacia el norte, se aprecian los Picos de Europa nevados. Cuando pasamos Calzada
del Coto a nuestra izquierda cambia el paisaje por la construcción de las vías
del tren de alta velocidad y, un poco antes de llegar a Bercianos del Real
Camino está la Ermita de la Virgen de Perales, del s. XVII. A la salida de éste
último pueblo y lindando con una charca-abrevadero, se encontraba en un
altozano la Iglesia del Salvador, ahora destruida casi por completo.
31-III-10: Salimos
de El Burgo Ranero una hora antes de la salida del sol, con el objetivo de
llegar para desayunar en Reliegos, a 12,5 Km. Utilizando un término “tuerca”,
la “copiloto” no suele equivocarse en más o menos 15 minutos sobre el tiempo
planificado. Terreno sin dificultad, todo llano, con el sendero de tierra y
pedregullo apisonado y la infaltable hilera de plátanos en todo el trayecto.
Estos kilómetros se hicieron interminables por la monotonía del paisaje, sin
nada que destacar excepto observar las sombras que nos acompañan, que ahora las
vemos desplazadas unos 20º a nuestra izquierda (hacia el sur este) según el
sentido de marcha, pues por esta zona el camino hace una curva hacia el norte
con un sentido nor-oeste. Después de desayunar salimos hacia Mansilla de las
Mulas, unos 6 Km con características similares.
Entramos en
Mansilla de las Mulas por la Puerta del Castillo, actualmente desprovista de su
Arco. Continuando la calle pasamos bordeando la Iglesia de Santa María, con su
torre y sus nidos de cigüeñas; ésta es la única Iglesia abierta al público, de
las 7 que existieron. Es una bonita ciudad en la que se observan paños de
antiguas murallas hechas de argamasa y cantos rodados.
Salimos por el
puente medieval sobre el Río Esla, del siglo XII y una longitud de 141 m, por
un sendero paralelo a la Carretera Nacional 601. El tráfico es intenso, pues ya
estamos cerca de la capital provincial, a solo 17 Km. Poco más adelante
cruzamos la carretera a Mansilla Mayor y al Monasterio de Sandoval. Hacia el
lado opuesto y a unos pocos Km de distancia hay otra población que no visitamos
en esta ocasión porque significaba acumular más kilómetros a nuestra andadura;
se trata de San Miguel de Escalada (lo conocemos por compartir asados con otro
matrimonio argentino, Silvia y Osvaldo) con una antiquísima maravilla del
mozárabe español muy bien conservada, la Iglesia de San Miguel de Escalada,
construida en el siglo X por monjes procedentes de Córdoba y que merece la
visita. Seguimos nuestro Camino y a poca distancia se encuentra, observando a
la derecha, un cerro alargado en uno de cuyos extremos hay una cueva y en cuya
cima están las ruinas de Lancia.
Poco después
bordeamos el pequeño poblado de Villamoros de Mansilla y a unos 2 Km se
atraviesa el histórico puente sobre el Porma que da nombre al poblado
siguiente: Puente de Villarente. Puente muy importante, extenso, pero hay que
decirlo, sumamente peligroso para los peregrinos, muy expuestos al incesante
tráfico automotor; es un sitio que requiere una solución urgente (al momento de
editar este artículo, la solución está dada con la construcción de una pasarela).
Había comenzado a lloviznar poco antes, de modo que decidimos parar en una
cafetería.
Como continuaba
lloviendo, ahora con más intensidad y sin visos de parar, nos colocamos los
chubasqueros y decidimos seguir; fueron 4,6 Km hasta Arcahueja con lluvia; en
determinado momento le comenté a Patricia “pero ésta es agua seca”; “es que
está granizando”, me dijo; efectivamente era un granizo muy pequeño,
insignificante; pero el fuerte viento desde la izquierda hacía que el agua y
granizo nos castigara con más fuerza, de modo que al llegar a ese pueblo
estábamos empapados.
Puente Castro
Además, como diría
un adicto argentino al “turf”, “la cancha estaba barrosa” y en algunos sitios
teníamos que salir del sendero y entrar en el pastizal del campo. Después de
una breve escala en Arcahueja continuamos el camino, ahora con la llovizna
acompañada de un fuerte viento de frente, que afortunadamente cesó después de
recorridos unos 400 metros.
Encaramos unas
pequeñas cuestas y luego el Alto del Portillo, que no plantea mayores
dificultades excepto por el viento de frente agregado a lo exhaustos que
estábamos. Desde esta altura ya se divisa León. Llegamos a Puente Castro para
cruzar el Río Torío por un puente peatonal que nos permitió observar desde unos
100 m. el antiguo y hermoso puente con sus 10 ojos.
Entramos al centro
de la ciudad por el Bº de Santa Ana, Puerta Moneda (donde antiguamente estaban
los ‘cambistas’), Plaza del Mercado, Calle de la Rúa, Plaza de San Marcelo y
Calle Ancha hasta llegar a la Plaza de Regla y Catedral, donde nos esperaban
para darnos vítores de bienvenida, nuestros hijos Juan Manuel y Facundo. Si
cruzamos la calle Ancha y seguimos la continuación de la calle La Rua (por las
calles Ruiz de Salazar o por la de El Cid) llegaremos a la Real Colegiata de
San Isidoro, Basílica dedicada al santo sevillano cuyas reliquias fueron
rescatadas de manos musulmanas en el siglo XI y conducidas a León. Su cripta
contiene cuerpos de Reyes Leoneses y se la conoce como la capilla
sixtina del románico por las pinturas que la decoran.
San Isiidoro
A muy pocos metros
de la Plaza de San Isidoro en la calle de El Cid hay un edificio de exquisita
fachada blasonada; al lado una placa nos indica el lugar donde nació Alfonso
Pérez de Guzmán (apodado “El Bueno”) fundador de la Casa de Medina Sidonia; al
entrar a la ciudad cruzando el Río Bernesga por el Puente de los Leones nos
enfrentamos a la estatua en homenaje a este personaje leonés, que en actitud
desafiante extiende el brazo como arrojando un cuchillo. Para algunos fue el
héroe del sitio de Tarifa que al ser conminado para rendir la plaza bajo
amenaza que se degollaría a su hijo prisionero, respondió arrojando su daga…
acción que hoy consideraríamos ejemplo de barbarie. Sucedía en esas épocas, en
la que murió el hijo menor del “héroe”.
En estos dos días
de caminata, totalizamos 54 Km. Permanecimos un par de días en la capital
provincial antes de emprender la última etapa de este trayecto.
4-IV-10: El
trayecto que emprendemos hoy no tiene ninguna característica que lo haga
especial, salvo la obligada visita al Santuario de la Virgen del Camino. Son
los dos extremos de esta etapa (León y Hospital de Órbigo) los que confieren
características únicas que merecen detallar.
Aunque un aspecto a
tener en cuenta es la falta de ‘mantenimiento’ del Camino, que se aprecia
cuando se hace presente la lluvia, pues en seco pasa inadvertido. Una vez
superada Virgen del Camino y en dirección a Valverde de la Virgen, el sendero
está jalonado de huellas profundas que lo convierten en un barrizal y obligan a
transitar fuera del mismo, sobre la hierba, principalmente el acceso y la
salida de un túnel bajo la autopista; con muy poco dinero y esfuerzo se puede
solucionar: un simple volcador con cascotes para rellenar los 2 o 3 sitios que
lo hacen intransitable.
Catedral de León
Pero vamos a
recrearnos en León para detallar algunos de los muchos sitios que merecen
Guzmán el Bueno
una visita,
comenzando con la “Pulchra Leonina”, Catedral de Santa María de la Regla (una
de las 4 Catedrales que en el siglo XV se consideraban con más grandeza), cuya
magnificencia enmarcan los 1.800 m2 de vidrieras policromadas
de origen medieval (125 ventanales), las cuales, una vez dentro, crean un
indescriptible espectáculo luminoso.
La espectacularidad
está asegurada si la llegada a León coincide, como en nuestro caso, con la
Semana Santa y los distintos “Pasos” que acompañan en procesión tan religiosos
días, simultáneamente con profanos actos como la veneración de “Genarín” o la
costumbre de beber ‘limonada’ como rememoración de la bárbara costumbre de
‘matar judíos’ cuya crónica pueden leer en
El Hostal San
Marcos, hoy uno de los Paradores más lujosos de España y que fuera en un tiempo
albergue para hospedar a los pobres, fue convertido en cárcel durante la Guerra
Civil. A continuación se encuentra un Puente antiguo –ahora solo peatonal-
sobre el río Bernesga en el camino de salida, pero antes debemos visitar el Palacio
del Conde Luna, Iglesia Santa Marina La Real, Palacio de los Guzmanes (donde
actualmente se encuentra la Diputación), Iglesia de San Juan y San Pedro de
Renueva, porque son hitos importantes a tener en cuenta.
La gastronomía es
excelente y sus platos abundantes, muchos de ellos basados en potajes, ideales
para la climatología del lugar, siendo el mejor exponente el “cocido leonés”.
No dejar de probar la morcilla leonesa untada sobre una rodaja de pan, servida
como tapa en muchos bares. Claro que es imprescindible visitar en la noche su
“Barrio Húmedo”, posiblemente el mejor sitio de toda España para beber una copa
acompañada de tapas dignas de su nombre, a un precio muy económico.
La Plaza Pícara
Justina si bien no posee ninguna característica digna de mención, debemos
recordar sin embargo que rememora la novela del mismo nombre publicada en 1605
y atribuida a Francisco López de Úbeda; el personaje de Justina aparece como
mesonera de la villa de Mansilla de las Mulas y recrea sus costumbres y
tradiciones.
Finalmente llegamos
a Hospital de Órbigo, lugar al que arribamos atravesando el célebre puente
medieval del siglo XIII, donde ocurrió el hecho que menciona Cervantes en su
“Don Quijote de la Mancha”. En Puente de Órbigo el caballero don Suero de
Quiñones decide, por amor a su dama doña Leonor de Tovar, desafiar en nombre de
Santiago a todos los caballeros que pasaran por el puente (denominado “del
passo honroso”), en célebre Justa Medieval ocurrida entre el 10 de julio y el 10
de agosto de 1434, donde Don Suero y sus amigos “rompieron lanzas” de 300
caballeros franceses, alemanes, italianos y españoles que acudieron a la cita.
En estos 3 días, si
tenemos en cuenta la guía de la Red de Albergues del Camino, desde Sahagún
hasta Hospital de Órbigo totalizamos 91,655 Km que me permitieron describirlos
con el siguiente soneto:
PARA PATRICIA, GUIA
SANTIAGUINA
Un soneto me
manda hacer mi amigo
del Camino que a
Santiago me acompaña
recorriendo de
este a oeste toda España;
fue Patricia
quien me dijo ¡ven conmigo!
Navarra,
Roncesavalles, su montaña
Pamplona y su
viñedo hasta Logroño
maravilla causa
verlos en otoño
apoyados en un
báculo o una caña.
En Palencia
vimos “Campos”; son sus “Pampas”
que no nombran
en ninguno de sus mapas.
Conjuntados con
la sombra sempiterna
terminamos esta
etapa en León, la eterna.
Más de un tercio
nos queda todavía
para llegar a
Santiago con mi guía.
Nota
aclaratoria: Desde Virgen del Camino hasta Hospital de Órbigo el Camino discurre a la
vera de la Nacional 120 careciendo de motivos de atracción. Como nos enteramos
de un camino alternativo – interior- tiempo después decidimos transitarlo.
Fuimos un día de verano en autobús hasta Virgen del Camino donde comienza la
bifurcación, casi en horas del mediodía. Si me permiten la conocida expresión,
“sudamos la gota gorda” haciendo kilómetros bajo un sol abrasador sin un solo
árbol que nos permitiera un descanso cobijados por su benefactora sombra, con 5
poblaciones intermedias (Fresno del Camino, Oncina de la Valdoncina, Chozas de
Abajo y Villar de Mazarife) y calles a puro campo. Pero merece la pena esta
derivación para pasar por la última población muy cerca ya de Hospital de
Órbigo, Villavante, y conocer el Molino Galochas ubicado sobre el canal de la
Presa Cerrajera, molino harinero que fue reconvertido en Casa Rural. Es un
sitio muy acogedor y sus dueños, Máximo y Mercedes, dos personas encantadoras
con las que da gusto platicar.
©César J. Tamborini Duca,
poeta y escritor argentino
MIEMBRO
HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
Un precioso paseo César Tamborini Duca,para quienes lo conocemos por mentas de los que lo han frecuentado.....El valor de lo tuyo,es el detalle, las precisiones, lo poético y anecdótico del mismo.Es para leerlo varias veces y gozarlo!!!!!
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