CADENAS
Sin hablar, me miras
cuando quema esa pupila, me desarmas.
Como puedo, me rearmo,
me recompongo.
Quiero hallar fuerzas y decirte:
¡No!
Mis manos y yo temblamos,
como tiemblan los tempranos lirios,
bajo la suave brisa.
A pesar de tus golpes y agravios
que duelen más que los primeros,
me dejo llevar, otra vez, a nuestra casa.
Sé que ella, algún día,
pueda, quizás, ser mi tumba.
Más, no me atrevo a rebelarme.
No puedo romper estas cadenas
que me atan a tus pupilas
que logran quemar,
mi pobre autoestima.
Y ahí voy, hacia mi inexorable destino.
MARA ESTER SORBELLO, poeta y escritora argentina.
MIEMBRO
HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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