“Crónica de una obsesión”, Novela
Fragmento
…Chicos,
la experiencia estética nos sirve de metáfora para que puedan entender mejor
esta definición del deseo: Cuando contemplo un bello cuerpo, mejor si es
femenino, en mi caso, una hermosa pintura, o simplemente un imponente paisaje, estos aparecen en un tiempo y aire
detenidos, entonces surge en mí una deliciosa oposición que no deseo anular. En
realidad no quiero poseerlo, ni comprarlo, solo anhelo que su sola presencia
continúe seduciendo mi mirada. Porque aunque en ese instante no podamos
pensarlo, la contemplación de lo bello nos reconcilia con nosotros mismos, nos sorprende, pero nos instaura una paz
semejante a la eternidad.
Usted
giró hacia mí. Nuestros ojos se encontraron, le sostuve la mirada por unos
buenos instantes, traían un brillo especial. Hay tranquilidad, percibo en ellos
una profundidad interesante. Luego continuó hablando.
Por
ejemplo, al contemplar unos hermosos ojos, nos hacemos vulnerables a su
seducción. Entramos en una sensibilidad quizás amenazadora y extraña. Sabemos
también que estamos ante el peligro de ese deseo, que obviamente está por
encima de nosotros, al punto de hacernos perder el sentido de la lógica, las ideas, hasta la moral. Porque la belleza
es una fuerza que rivaliza incluso con la más fuerte aspiración espiritual.
Fascinados por ella podemos perder la razón. Se apodera de nosotros un extraño
poder que nos lleva a satisfacer nuestra
vida más profunda, despertando nuestro inconsciente. Nos fascina, porque
durante el tiempo de la experiencia estética, devela y vela, se muestra y se
esconde. Nos muestra la paz y nos
esconde bajo esas hermosas formas una
vida satisfecha, violenta e inconsciente.
Así,
los humanos aprendemos a seducirnos. Entonces la fantasía inventa, recrea
anticipaciones. Para los más creativos, ustedes, espero que futuros escritores,
antelaciones fantásticas. La palabra como conductora del anhelo. La expresión
refinada, hasta espiritual, de nuestra energía libidinal.
Todo
el salón quedo en silencio, su discurso
fue tan seductor, claro y preciso. El tono de su voz, su seguridad y sus
movimientos nos dejaron sin palabras. Alguna vez escuché que un profesor frente
a una clase tiene mucho que ver con la actuación en el teatro. Está allí,
frente a todos expuesto. Usted maestro, sabe captar la atención como un actor
manejar los tonos expresivos, puede mirarnos con seguridad y convencimiento.
Sus desplazamientos son los justos. Es un ser misterioso e inalcanzable y yo
solo quiero traspasar esa barrera…
…………………………………………………………………………………………………………………
© VICTORIA DE HOYOS RODRÍGUEZ
, Bogotá, Colombia.
MIEMBRO
HONORÍFICO de ASOLAPO ARGENTINA
No hay comentarios:
Publicar un comentario