Mapudungu: breves nociones de su gramática y
vocabulario
8 agosto, 2018 Cronopio 2 comentarios Augusto Guinnard, Coliqueo, Federico Barbará, Félix de Azara, José M. Beauvoir, Juan Manuel de Rosas, Juan Mariano Larsen, Lucien Abeille, Manuel Namuncurá, Mariano Rosas, Omar
Lobos, Pascual Fernandez, Pichi
Malen, Sociedad Geográfica Argentina
LENGUA
MAPUCHE
Vamos a ver
consideraciones básicas para comprender lo que se expone. En http://pampeandoytangueando.com/pampeando/lenguaje-y-numeros-de-lospampas/ había
expuesto algunas nociones, que ahora serán más amplias. Ya mencioné en otras
ocasiones que “MAPU” significa tierra en el sentido de territorio,
nación. Y “CHE” significa gente. MAPUCHE es
-entonces- gente de la tierra.
¿Con qué palabra
designamos su idioma?: “MAPUDUNGU” porque dungu significa lengua, es la lengua de la tierra. Fácil ¿verdad? Así
al menos lo afirmaba Larsen. Juan Mariano Larsen fue profesor y periodista de
origen francés que escribía para la Revista de la Sociedad Geográfica
Argentina, para la que cubrió la llegada a Buenos Aires del Cacique y Coronel
de la Nación Manuel Namuncurá luego de su rendición en el Fortín Ñorquín.
Según Larsen “el mapudungu parece una lengua de conquistadores.
Su carácter eminentemente aglutinativo, su fonología tan libre de complicación,
su flexibilidad y aptitud para formar compuestos, la situación fija de sus
partículas, y la asombrosa fecundidad de sus raíces, que se trasladan
inalterables en cualquier función que desempeñen en la gramática, hacen del
mapudungu un idioma singular entre todos por su extraordinaria facilidad”. Asimismo
Félix de Azara manifestaba que la manera de hablar de esta gente era muy suave,
excepto cuando exponían “razones” en sus parlamentos en donde se expresaban con
mayor énfasis y al término de cada oración prolongaban la sílaba final.
Volviendo al tema,
si queremos expresar “HABLAR MAPUCHE” simplemente agregamos la letra “n” a “dungu” porque la “n” final verbaliza; entonces dungun significa hablar y “mapudungun” es hablar la lengua de la tierra… o hablar mapuche.
Debemos comprender
que a la inversa del español, el adjetivo se antepone al sustantivo, como
ocurre en los idiomas germánicos, las lenguas anglosajonas, donde por ejemplo
para decir caballo rojo se dice “red horse” (rojo caballo) y en mapudungu si
queremos decir piedra (“cura”) azul (“calfu”) decimos “calfu curá” (azul piedra).
Veamos otro ejemplo de adjetivo anteponiéndose
al sustantivo: cume = bueno (adjetivo)
– huentrú = hombre
(sustantivo)
Cume
huentrú: hombre bueno
Si queremos
pluralizar tengamos en cuenta que para pasar del singular al plural se agrega
la partícula “EGUN”, entonces
“hombres buenos” quedaría así: cume
huentrú egun.
En cuanto a la pronunciación de
algunas letras, si bien como dijimos antes el idioma es fácil, no ocurre lo
mismo con la fonética. Veamos lo que ocurre con algunas letras:
La “h” (que no tiene valor ortográfico) es
difícil pronunciarla después de “t”
(th) en la manera que hacen los indios, para que la pronunciación sea más
parecida conviene reemplazarla por la “r”, p.ej.:
hombre, que ya vimos antes, es huenthú, pero lo pronunciamos huentrú; primavera es thipantú, pero lo pronunciamos tripantú
(Muchas veces se utiliza “che” en
lugar de “t”, de “th” y de “tre”)
En algunas palabras
la “h” se antepone a las
letras “a”, “e”, “u”, como “huanque” (ñandú), “hue” (lugar), “huapí” (isla).
La letra ü tiene un sonido similar a la u francesa o la ü alemana.
La “g” se pronuncia como si la voz saliese
de las fosas nasales, guturalmente, semi abriendo la boca y apoyando la punta
de la lengua en las encías de los dientes inferiores, p.ej. en “pagi” = león.
La “gh” seguida de las vocales a, o, u se pronuncia como en
castellano ga, go, gu; con las
vocales e, i se pronuncia
como en italiano ghe, ghi.
Letra “j”: no se emplea ja, jo, ju ni el ge, gi castellano; sin embargo se usa
en pagi (león) pero suave,
gutural como dijimos antes, como si dijéramos “pagui”.
La “b” no se usa.
Con respecto a
la “v” hay que tener en
cuenta que es labio dental, al pronunciarla se articula el labio inferior con
los incisivos supriores, por eso si p.ej. queremos decir “currú-leuvú” puede sonar
como “f” ya que esta letra
articula de la misma manera, se confunden, de ahí que la notación gráfica suele
ser indistinta: “currú-leuvú” o “currú-leufú”. Otro ejemplo: “Vucha lavquen” o “Fucha lafquen” (laguna grande). Si
observan lo que comentamos antes se darán cuenta que Vucha (=grande) es el
adjetivo.
La misma confusión
ocurre con la “n” y la “y” que se usan indistintamente al tener
el mismo significado. Como ejemplo tenemos MAY = MAN (significan “sí”, afirmación). Tanto en la “n” como en la “l” se arrima la punta de la lengua a los
dientes.
La “r” independientemente que esté al
inicio, al final o al medio de la palabra se pronuncia suave: rau-co (agua gredosa, arcillosa) p.ej. no se
pronuncia rrau-co sino con una suavidad
que confunde con arau-co. Y esto tuvo una
gran significación porque ahí surgió la confusión de la zona llamada rau-co con arau-co, derivando posteriormente en “araucano” para llamar los españoles a la gente
que vivía en esa zona; pero ellos se denominaban “mapuches”.
La “z” se pronuncia fuerte cuando está al inicio en
un sustantivo (y se utiliza a veces en lugar de “d”) p.ej. “zugú” (palabra, cosa o motivo); si está en
el medio se pronuncia suave, p.ej. “huezá” (malo, cosa que no
sirve).
SUFIJOS: el sufijo “tun” (o “thruz”) es una terminación
verbal y lleva implícita una acción. Por ej. la acción de cazar, se
pospone “tun” a la palabra de lo que se caza: “Pangitun” es “cazar leones”. Otro: “choique laquetun” = “cazar ñandú con
boleadoras” (choique = ñandú; laque = boleadoras).
ACENTOS: por regla general en palabras
polisilábicas que terminan en vocal se acentúa en la penúltima sílaba,
p.ej. leufú-co (arroyo de agua)
que también se escribe leuvú-co y da origen al
nombre de una importante población ranküllche: Leuvuco, donde se encontraba el aduar del
importante lonco Mariano Rosas, cuyo nombre originario (Pangetrhuz-gner) viene muy bien para
retornar al tema de los SUFIJOS: traducido al castellano es “Zorro cazador de leones” puesto que gner significa zorro.
PRONOMBRES. Son los que
se ponen en lugar del nombre:
Inché: yo
Inché
quizú: yo mismo
Inchemo: conmigo
Quizú: el solo (o el
mismo)
Eymi: tu, vos
Ñi: suyo, mío, mi
Teyé: aquel
Fey: ese, esa, él, ella
Pu: los, las
Iney: quién
Iney
rume: cualquiera
Tuá: éste
Inchin,
Inchuí: nosotros
Nguen
(= gen): ser, es, estar, hace
Lihué: vida
Mogen: vivir
CONJUNCIONES. Todas las
conjunciones copulativas y disyuntivas son pospuestas.
1.
DISYUNTIVAS: chey; can
2.
COPULATIVAS:
Cay: quizá, también
Egu, egun: con
May: pues, sí; es afirmación, como en Lonquimay (recordar: man significa
lo mismo)
May también puede ser ADVERBIO cuando va al principio de la oración:
May huinca gey (o gen) significa “ya es cristiano” porque May = ya /
gen = ser, es / huinca = hombre no indio; cristiano
SUSTANTIVOS: todos los nombres sustantivos o
propios, de objetos o seres que los indios no conocían en tiempos de la
conquista, los adaptaron a su lengua con una pronunciación casi igual: chiñora (señora); cahüal (caballo); huacá (vaca); patiru (padre, al sacerdote); ovisa (oveja); chúcar (azúcar); narranca (naranja); egua (yegua); chamisa (camisa); chilla (silla, montura). A
la inversa hubo palabras en mapudungu que fueron españolizadas, p.ej. fochenche (= bochinche)
MISCELÁNEA
Palabras como makuñ (= manta, poncho), si le añadimos el
sufijo tun denota –como vimos-
una acción: makuñtun pasa a significar
“ponerse el poncho”.
MOLL es una partícula que se antepone en
algunas locuciones. Por ejemplo “cinco” es “quechú”. Para decir “cada cinco” se
expresa “moll quechú”.
SOL en quichua (el idioma de los incas)
recibe el nombre INTI, muy similar a la denominación en
mapudungu, “ANTÚ”. Pero “antú”
también significa DIA, AÑO, TIEMPO. Entonces para decir “cada cinco días”
decimos “moll quechú antú”. Algunas
aplicaciones más con la palabra SOL:
Coná antú: ponerse el sol / Tripan antú: salida del sol
/ Lanantú: eclipse de sol (la
partícula la en ocasiones
significa “no”, es negativa como en árabe; coincidencia).
LUNA es “CUYÉN”, y el mes “cuyenes”
Hue
cuyén es luna nueva / pur cuyén es luna llena
/ lan cuyén, eclipse de luna
PUNTOS
CARDINALES: Puel = este / ngullú = oeste / huill = sur / picún = norte.
Algunas
parcialidades de la Nación Mapuche se denominaban según su localización geográfica: Picunche = gente del norte / Huilliche = gente del sur / puelche = gente del este (los puelche, que
también fueron denominados “querandíes” o “sarandíes”, eran los establecidos en
la zona donde Pedro de Mendoza procedió a la primera fundación de Buenos Aires)
DIOS recibe la denominación “NGUENECHEN” (“Gúnechen”). Recordemos
que gen o nguen significa SER. Como che es gente, el nombre de Dios traducido
sería SER GENTE.
Fucha
gen (o Vuta gen) significa “ser
viejo”, puesto que “fucha” significa grande (o viejo)
Particularidades
sobre razas:
Che como vimos significa gente en general
(los oriundos, indígenas sin mezcla de sangre) Mapuche es “gente de la tierra”.
Huincache es el nacido del
mestizaje de español/a con indio/a.
Curuche se llama la gente
negra (curu = negro)
Coluche: gente colorada (Coluche es aglutinamiento de coluqueo-mapoche). Llaman así a los alemanes, aunque
había una etnia a los que Augusto Guinnard denominaba “Coluqueo-mapoches”, de
donde deriva el nombre de un famoso lonco del siglo XIX, Coliqueo, cuya tataranieta Beatríz Pichi Malen
es una figura importantísima como cantautora en su lengua y conferencista de
sus aspectos culturales como pudieron comprobar los españoles de León cuando
nos visitó hace unos años; lo mismo que los pampeanos, cuando me acompañó
en la presentación de mi libro “Pasión y Muerte de Nuestro Señor de las
Pampas”.
Hueche significa “joven”
(literalmente “gente nueva”, porque “hue” = nuevo).
Caleidoscopio
de palabras al azar:
1.
Es un término derivado del mapudungu para
mencionar el “andar en el barro”. En español está CHAPOTEAR para indicar “andar
en el agua”, pero no existía un término para el barro. Es un sustantivo que deriva de “chapad” que en mapudungu significa “barro” (es
onomatopéyico). Habrán visto cuando un cuadrúpedo va andando en un terreno
fangoso, hunde sus patas en el barro y al retirarla se produce una especie de
ventosa con un sonido característico que gráficamente es “chapad”; así
alternativamente en todas sus patas va produciendo “chapad, chapad, chapad…”
Entonces los indios llamaron chapad al barro. Los argentinos le agregamos el sufijo
latino “ar” y quedó transformado en el verbo “CHAPALEAR” (que significa “andar en el barro”).
2.
CACHILLA significa “trigo”, siendo
una palabra castellana, mapuchizada. Al ser un cereal proveniente de “Castilla”
querían llamarlo así y, por deformación fonética, se transformó en
“cachilla”. Cachilla-hue literalmente
sería “lugar de trigo”, es decir, trigal. Menciono de
paso que hue significa tanto nuevo
como lugar.
3.
HUINCA o WINCA hay quienes opinan que
es contracción de “PU INCA” (muchos incas) y se aplica en general a todos los
extranjeros; posiblemente los primeros extranjeros que vieron los mapuche
fueron los INCAS que quisieron conquistarlos (aproximadamente en 1470), de modo
que los veían como hombres que les querían robar, apropiarse de sus tierras y
ganados. Por eso ellos a “HUINCA” le dieron el significado de robo; “huincun” es hurtar, robar bestias o ganados
(recordar que la “n” final verbaliza el
sustantivo). Por extensión aplicaron también “HUINCA” a los españoles y a los
extranjeros en general.
4.
GUALIO o HUALIO es el rayo, y de esta palabra deriva “GUALICHU” O “HUALICHU” (espíritu
del mal). ¿Dónde surge la creencia de “gualichu” personificado
en “el maligno”? Existe una cueva cerca de Valcheta (provincia de Río Negro),
la “cueva del gualichu”, sitio donde los mapuches creían
que moraba el diablo. Esta cueva fue producida por un meteorito que vieron caer
en tiempo inmemorial como si fuese un rayo (“gualio”), quedando así instalada
la leyenda y el nombre.
5.
CURANTO es un conjunto de piedras; es
el nombre del guiso típico mapuche, que se prepara haciendo un pozo en la
tierra donde se colocan piedras calentadas al fuego, y allí se cuecen juntos
mariscos, carne, papas, habas, arvejas, queso, etc.
Macun
leufú es el río Agrio, en la provincia de Neuquén.
Huihuy leufú es el verdadero
nombre del río Bío-Bío, en Chile; desde este río hasta el lago Nahuel Huapí (en
Argentina) habitaban los PEHUENCHES (“gente de los pinares”).
Poñi es papa (patatas) – poñitun es comer papas – poñin cosechar papas – poñihue: lugar donde crecen papas.
Lonco significa cabeza en todo sentido,
puede ser la espiga de una gramínea, la cabeza de una persona, la cabeza
pensante o estratega de la tribu (lonco = cacique). Loncotun es tirar a alguien de los pelos,
mientras que “loncotear” se refiere a una
lucha, un juego, tirándose de los pelos.
Pifilca es un instrumento
de viento similar a la flauta / Kultrun es el tambor
ceremonial
Laque es la
boleadora. Laquetun es la acción de
salir a bolear
Voro (o Foro) es el hueso, también los dientes,
la dentadura. Entuvorove es el dentista, el
“saca muelas”.
Chravuun: significa beso.
Yapa es lo que se da sin obligación, se
regala / Huitral es el telar
tradicional mapuche / Catri significa cortado,
quebrada / Co es agua / lo es médano / lavque o lafque: laguna / leufú: río / malal: corral
Bibliografía
Como no soy filólogo es probable que
haya cometido algunos errores que ruego sepan disculpar. Fundamentalmente tuve
en cuenta la obra de 3 autores: Juan Manuel de Rosas, Lucien Abeille y Federico
Barbará.
No voy a extenderme en la enumeración
de los méritos de la extraordinaria figura de Juan Manuel de Rosas que llenó
una etapa de al menos 25 años en nuestro país, pero sí cabe mencionar que había
concluido su tratado en 1825, que había estado en manos de Ernesto Renan para
prologarlo y que se lo consideraba perdido hasta que fue encontrado por los
investigadores Oscar R. Suárez Caviglia y Enrique Stieben (miembros del “Centro
de Estudios Pampeanos”), quienes lo editaron en 1947, con el título “Gramática
y Diccionario de la lengua pampa”.
Lucien Abeille era un filólogo
francés y miembro de la Sociedad Lingüística de París, que enseñaba lenguas en
la Argentina: fue profesor de latín en la Escuela Superior de Guerra, y de
francés en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Su excelente libro “El idioma
nacional de los argentinos” para comprender el idioma dialectal (o coloquial)
argentino había caído en el olvido, hasta que fue reeditado en la “Colección
Los Raros” de la Biblioteca Nacional en el año 2005.
En cuanto a Federico Barbará,
participó en varias contiendas en las luchas del siglo XIX alcanzando el grado
de Teniente Coronel, formando parte en 1855 del Ejército de Operaciones del Sur
cuya función era frenar las invasiones de los pampas; en 1879 dio a conocer su “Manual
o Vocabulario de la lengua pampa”.
Otros autores de cuya lectura pude entresacar enseñanzas fueron los
siguientes:
“Viajes
por la América Meridional”, de Félix de Azara
“Diccionario
mapuche”. Textos de María Expósito. Ed. Guadal
“Viaje
por el Virreinato del Río de la Plata”, de Tadeo Haenke
“Diccionario Tehuelche”, de José María
Beauvoir
Es mi deseo dedicar este artículo como homenaje al
quehacer de dos personalidades pampeanas que tanto hacen por la reivindicación
de la cultura mapuche. Una de ellas es el Director de Cultura
de Uriburu (La Pampa), D. Pascual Fernández, por su ímproba y meritoria tarea
en la recuperación de las tradiciones culturales de los “pampas”, aborígenes
que poblaron las extensas llanuras pampeanas; tiene en proceso avanzado de
realización un Museo Antropológico. El otro, el Profesor Omar Lobos cuyo
libro “Juan Calfucurá. Correspondencia 1854-1873” absorbí con avidez lectora de quien percibe la
historia contada con meticulosidad, honestidad y base científica proporcionada
en la búsqueda de información en archivos genuinos.
©César J. Tamborini
Duca, poeta y escritor argentino
Miembro Honorífico
de Asolapo Argentina
Cronopio
Odontólogo de
profesión y escritor tardío, César
J. Tamborini Duca nació en Pehuajó, en el centro de la llanura pampeana (Argentina)
en abril de 1943. La trayectoria literaria es breve pero rica en matices
culturales; artículos suyos fueron publicados en la Revista Raíz Argentina (Madrid), en
el Diario de León, en Imagen Argentina (New Jersey, EE.UU.) y en
la Revista Argentinos de León (de la cual
fue su fundador y Director hasta el número publicado en febrero de este año),
entre otros.
Finalista en el
Concurso Literario del Diario de León con “La Extraña Paradoja de un Reloj sin Tiempo” (XXIII Premio
de Relatos Breves) y “El día que murió
Borges” (XXIV Premio de Relatos Breves) publicados ambos en “Filandón”, suplemento literario de dicho
periódico.
Su inclinación
hacia la filología hispano-argentina lo motivaron para escribir su primer libro, “CHE (lunfardiadas)”con el que
pretendió hacer conocer una serie de términos y giros idiomáticos utilizados en
su país de origen para servir de guía a los españoles que decidan “saltar el
charco” y como fuente de consulta a tantos argentinos que emigraron a la Madre
Patria.
En su obra poética
destacamos las poesías “De Gesell a
Udaondo” publicada en 2001 en el libro de poesías MAÑANA LUMINOSA y “Tiempo de Amor” en 2002 en el libro PENUMBRA Y AMANECER.
Suele firmar
algunos de sus artículos con el pseudónimo cronopio como un
homenaje a uno de sus autores preferidos, Julio Cortázar.
Como homenaje al
Bicentenario de la Revolución que en Mayo de 1810 dió comienzo a la
emancipación de su tierra, decidió publicar “Pasión y Muerte de Nuestro Señor de las Pampas”, rindiendo tributo
de admiración al pueblo Mapuche, poderoso imperio que con sus distintas tribus
se extendían desde el Atlántico hasta el Pacífico abarcando el sur de las
provincias de Santa Fe, San Luis, Córdoba, Mendoza y la totalidad de las
provincias de Buenos Aires, La Pampa y Neuquén, y las correspondientes
provincias chilenas; y Río Negro hacia el sur, extendiéndose hasta donde lo
permitía su densidad demográfica.
El mestizaje producido entre
indígenas y españoles, antes de las grandes migraciones de los siglos XIX y XX
que dieron lugar al cosmopolitismo argentino, fueron el germen de la
nacionalidad argentina.
El blog incluye varios de los
artículos mencionados con el agregado de otros inéditos para la divulgación de
los valores argentinos, fundamentalmente referidos a la llanura pampeana y al
tango.
Se permite la reproducción citando la
fuente: www.pampeandoytangueando.com
César
José Tamborini Duca
Fundador
y 1er. Director de la Revista "Argentinos de León" (León, España)
Académico Correspondiente
en León, España, de la Academia Porteña del Lunfardo
Co-fundador
y Director de "Academia Virtual del Lunfardo y el Tango"
Miembro
Honorífico de ASOLAPO ARGENTINA
(Asociación
Latinoamericana de Poetas, Escritores y Artistas)
Declarado
"Ciudadano Ilustre" de la localidad de Uriburu, La Pampa (Resolución
nº 08/17)
Libros
editados:
"CHE
(Lunfardiadas)"
"Pasión
y Muerte de Nuestro Señor de las Pampas" (de "Interés
Legislativo" por la Cámara de Diputados de la Provincia de La Pampa)
Ensayo
"Toponimia histórica de Lonquimay".
P.S. Sitio para adquirir mis libros:
*en
Argentina se
encuentran en la Librería Anticuaria "Helena de Buenos Aires", calle Esmeralda 882, Tel. 4311-1491
*en
León en
"La Trastienda Libros S.L.", calle Mariano Berrueta 11, Tel 987 87 62 22
*en
Veguellina de Órbigo:
"Librería
Códice", c/Pío de Cela s/n, Tel 987 37 48 23
"Papelibro", Avda. La Bañeza, 1 Tel 987 37 63 40 (papelibro2016@gmail.com)
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