PEDRO
El patio era pequeño y cubierto de plantas, en medio una puerta ancha y bajita, había que inclinar un poco la cabeza para poder entrar. En cambio el color de la madera era brillante. Pensé que las dos mujeres que compartían la vivienda eran muy hacendosas.
.-Compra el pan y la leche y yo me acerco a ver a Eulalia y a Amanda -me dijo mi hermana- mientras desaparecía inclinando la cabeza por la puerta de madera luminosa, yo entré por la puerta de la panadería que quedaba a la izquierda.
Esperé largo tiempo, sólo era una pequeña visita y ya estaba tardando mucho. Cogí un pedazo de pan y me lo fui comiendo, mientras miraba la ventana por ver si alguien aparecía. En cierto momento vi que se movía la cortina, pero no vi a nadie
La ventana de la vivienda de las hermanas Eulalia y Amanda, daba al patio y desde allí las dos amigas de mi hermana, observaban a toda persona que entraba a la panadería, ya que la gran puerta de acceso al patio daba entrada a la panadería y a la vivienda de las dos mujeres. Dos lugares que quedaban al fondo del pequeño patio.
Todavía esperé por lo menos media hora, cuando empezaba a desesperar apareció mi hermana cerrando la puerta de la vivienda de sus amigas y mirándome me dijo:
.- ¡Vamos que se nos ha hecho muy tarde!
.- ¡Será a ti, yo llevo más me media hora esperándote!, casi me como todo el pan.
Cuando levanté la vista, ya saliendo por la puerta de acceso a la carretera, Amanda nos observaba desde la ventana. Levantó la mano y nos dio un “adiós” con gesto doloroso. Yo me detuve y la observé, estaba tremendamente triste, su gesto me desconcertó.
.- ¡Vamos ya!- repuso mi hermana y nos dirigimos al coche aparcado en el arcén.
Mi hermana tampoco estaba muy contenta, me pareció desconcertada.
.- ¿Qué ha pasado? ¿De que habéis hablado que te has retrasado tanto?
.- Amanda esta cuidando a su cuñado Pedro
.- ¿Y qué tiene Pedro para que lo cuide su cuñada y no su mujer?
.- Eulalia se ha marchado.
.- ¿Cómo qué se ha marchado?- le dije a mi hermana llena de sorpresa.
.- Se ha marchado del pueblo- me dijo mi hermana.
.- ¡Cómo que se ha ido del pueblo! ¿y ha dejado a su marido enfermo?.
Mi hermana hizo un gesto dubitativo,
.- ¡Qué drama, es increíble!
.- ¿Qué es lo increíble? ¿Anda explícate !
.-Eulalia lleva muchos años cuidando de su marido y un buen día conoció a un mecánico que vino para montar unas piezas de la trituradora de la Cooperativa agrícola, y se enamoraron y ni corta ni perezosa se fue con él
¿Con él? ¿con el mecánico?
.-Pues si. Y claro le ha dejado el “mochuelo” a su hermana. Ahora Amanda tiene que cuidarlo, porque sino ¿qué hace?
.- ¡Pobre Pedro!
.-Menos pobre Pedro, ¡Podre Amanda! Pedro hizo toda la vida de las “suyas” hasta que tuvo el accidente que lo dejo en cama.
Pedro “había hecho de las suyas”, Eulalia se había largado con su amante y sí, pobre Amanda que cargaba con el inválido Pedro. A veces me pregunto quien es víctima, quien es el verdugo, quien hiere, quien es herido, quien defrauda y quien acoge y carga en sus espaldas la maldad, las torpezas y los errores, que muchas veces son horrores de los demás, y además no se descomponen ni se desesperan.
Toda una lección para reflexionar.
SALOMÉ MOLTÓ, Poeta y escritora de Alcoy, Alicante, España
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sábado, 8 de septiembre de 2012
PEDRO
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