GRANDES
POETAS Y ESCRITORES
PANAMÁ
PAISAJE
Apenas si se advierte la
plantilla
flotando sobre la onda. Es
oro puro
que a ras del mar, de un
esmeralda oscuro,
como una cinta luminosa
brilla.
Y sobre ese retazo de la
orilla
que sin rumbo parece e
inseguro,
tienden al viento su
penacho duro
diez palmas, desplegadas en
guerrillas.
Tal como una encendida
fortaleza
el ocaso se vuelve una
pavesa
entre humo, sangre, y oro,
y seda, y raso;
y parecen las épicas
palmeras
un tropel victorioso de
banderas
en marcha, sobre el mar,
hacia el ocaso.
Ricardo Miró, nació en Panamá el
5 de noviembre de 1883 y murió en Panamá el 12 de marzo de 1940.
Parte
de su obra:
Preludios, 1908. Los Segundos Preludios, 1916. La
Leyenda del Pacífico, 1919, Versos patrióticos y recitaciones
escolares, 1925. Caminos Silenciosos, 1929. El Poema
de la Reencarnación, 1929. Antología Poética (1907-1937). Antología poética, Guatemala, 1951. Antología poética, Panamá, 1976. Poesía Selecta, Prólogo de Elsie Alvarado de Ricord, Editado
por La Academia Panameña de la Lengua 1984.
Dos novelas
cortas corta: Las Noches de Babel. Flor
de María.
Rogelio Sinán
EL HIJO PRÓDIGO
Lamiendo tierra, arena,
raíces y bozafias,
tumbo a tumbo el origen
precipítase el río.
Los oros del poniente
despilfarró en cabriolas
de ondulante premura por
liquidar su opimo
caudal de margaritas y alas
de mariposa.
Vuelve enjuto, lodoso,
pordiosero de estío,
y, añorando caricias de
paternales alas,
arrójase en el seno del
Mar, arrepentido.
Rogelio Sinán nació en la Isla de Taboga el 25 de abril de 1902.su
nombre verdadero es Bernardo Domínguez Alba, fue conocido por el seudónimo:
Rogelio Sinán. Falleció en la Ciudad de Panamá el 4 de octubre de 1994.
Parte de su
obra:
Poesía:
Onda, Incendio, Semana Santa en la Niebla, Saloma sin salomar y Poesía Completa
de Rogelio Sinán.
Cuentos:
A
la Orilla de las Estatuas Maduras, Todo un conflicto de sangre, Dos aventuras en el lejano Oriente, La
Boina Roja y cinco cuentos, Los Pájaros del sueño, Cuna
Común, Cuentos de Rogelio Sinán, Homenaje a Rogelio Sinán Poesía y Cuento,
El
Candelabro de los malos ofidios y otros cuentos. Novela: Plenilunio
y La Isla Mágica. Teatro Infantil: La Cucarachita Mandinga, Chi
Quilanga, Lobo go home. Ensayo: Los valores humanos en lírica de Maples Arce.
Darío Herrera
CAMPESTRES
I
Campo.
La primavera. El sol levante.
Clámide
de la noche peregrina
Cual
tejido de magia, la neblina
Se
deshace en la atmósfera radiante.
Cortando
el horizonte, que distante
Describe
su parábola azulina,
Ondula
en la planicie la colina
Como
plasmado lomo de elefante.
Allí
la casa y el bobino hato
Del
labrador robusto, que al empeño
De
su labranza se apercibe grato;
Y
que esquivando el amoroso sueño,
Al
verde campo se dirige al rato
De
arado y bueyes conductor risueño…
II
La
tarde se adormece en la llanura;
rojizo
el horizonte se destaca
bajo
la luz crepuscular, ya opaca
en
cada agrupación de la verdura.
La
vespertina claridad perdura,
Fingiendo
una labor de fina laca,
En
el espacio cóncavo, que es placa
Donde
pintan las formas su hermosura.
La
noche se condensa en el contorno
Del
silencioso campo. De retorno
Hacia
la casa van con lento paso
El
labrador y sus pacientes bueyes;
Y
son, yunta y el hombre, únicos reyes
De
aquellas soledades del ocaso…
Darío Herrera, Panamá, 18 de julio de 1870 –
Valparaiso, Chile junio de 1914
Parte de su
obra:
Horas Lejanas, publicada en los primeros meses de 1903 en
Argentina, “Lejanías”, en 1971, Publicación póstuma. En Buenos Aires,
en La Nación, El Mercurio de América y El
Diario; en Méjico, en El Imparcial y El Mundo
Ilustrado, en Méjico se destacó Horas
Lejanas, Baja la lluvia; en Cuba, en La Habana Elegante y El
Fígaro; en El Salvador, La Quincena dedicó uno de sus
números a la publicación de sus versos y de retazos de su prosa; y en otros
países como Chile, Perú y Guatemala colaboró en diferentes diarios y revistas.
En Panamá, su participación fue continua en la prensa y revistas periódicas
como Nuevos Ritos y El Heraldo del Istmo.
Amelia Denis de Icaza
AL
CERRO ANCÓN
Ya no
guardas las huellas de mis pasos,
ya no eres mío, idolatrado Ancón.
Que ya el destino desató los lazos
que en tu falda formó mi corazón.
ya no eres mío, idolatrado Ancón.
Que ya el destino desató los lazos
que en tu falda formó mi corazón.
Cual
centinela solitario y triste
un árbol en tu cima conocí:
allí grabé mi nombre, ¿qué lo hiciste?,
¿por qué no eres el mismo para mí?
un árbol en tu cima conocí:
allí grabé mi nombre, ¿qué lo hiciste?,
¿por qué no eres el mismo para mí?
¿Qué has
hecho de tu espléndida belleza,
de tu hermosura agreste que admiré?
¿Del manto que con recia gentileza
en tus faldas de libre contemplé?
de tu hermosura agreste que admiré?
¿Del manto que con recia gentileza
en tus faldas de libre contemplé?
¿Qué se hizo
tu chorrillo? ¿Su corriente
al pisarla un extraño se secó?
Su cristalina, bienhechora fuente
en el abismo del no ser se hundió.
al pisarla un extraño se secó?
Su cristalina, bienhechora fuente
en el abismo del no ser se hundió.
¿Qué has
hecho de tus árboles y flores,
mudo atalaya del tranquilo mar?
¡Mis suspiros, mis ansias, mis dolores,
te llevarán las brisas al pasar!
mudo atalaya del tranquilo mar?
¡Mis suspiros, mis ansias, mis dolores,
te llevarán las brisas al pasar!
Tras tu cima
ocultábase el lucero
que mi frente de niña iluminó:
la lira que he pulsado, tú el primero
a mis vírgenes manos la entregó.
que mi frente de niña iluminó:
la lira que he pulsado, tú el primero
a mis vírgenes manos la entregó.
Tus pájaros
me dieron sus canciones,
con sus notas dulcísimas canté,
y mis sueños de amor, mis ilusiones,
a tu brisa y tus árboles confié.
con sus notas dulcísimas canté,
y mis sueños de amor, mis ilusiones,
a tu brisa y tus árboles confié.
Más tarde,
con mi lira enlutecida,
en mis pesares siempre te llamé;
buscaba en ti la fuente bendecida
que en mis años primeros encontré.
en mis pesares siempre te llamé;
buscaba en ti la fuente bendecida
que en mis años primeros encontré.
¡Cuántos
años de incógnitos pesares,
mi espíritu buscaba más allá
a mi hermosa sultana de dos mares,
la reina de dos mundos, Panamá!
mi espíritu buscaba más allá
a mi hermosa sultana de dos mares,
la reina de dos mundos, Panamá!
Soñaba yo
con mi regreso un día,
de rodillas mi tierra saludar:
contarle mi nostalgia, mi agonía,
y a su sombra tranquila descansar.
de rodillas mi tierra saludar:
contarle mi nostalgia, mi agonía,
y a su sombra tranquila descansar.
Sé que no
eres el mismo; quiero verte
y de lejos tu cima contemplar;
me queda el corazón para quererte,
ya que no puedo junto a ti llorar.
y de lejos tu cima contemplar;
me queda el corazón para quererte,
ya que no puedo junto a ti llorar.
Centinela
avanzado, por tu duelo
lleva mi lira un lazo de crespón;
tu ángel custodio remontose al cielo...
¡ya no eres mío, idolatrado Ancón!
lleva mi lira un lazo de crespón;
tu ángel custodio remontose al cielo...
¡ya no eres mío, idolatrado Ancón!
Amelia Denis de Icaza, nace en Panamá en noviembre de
1828 y muere en Nicaragua el 16 de julio de 1911.
Parte de su
obra:
Su poema
"Al Cerro Ancón", en un libro póstumo, Hojas secas, se reflejan: "El
crimen social", "Por fin fui rico", "El
trabajo" y otros. En 1879 escribe "A la estatua de Colón".
"A la muerte de Victoriano Lorenzo", "A
Panamá”, "Patria" (1902, y "A
Chile y Perú" (1880.
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